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Dennis Franco llevó a Anya hasta su casa, la cargó y la llevó a su habitación. Vivía solo, y ella estaba demasiado drogada y sumisa para poder evitarlo. Jamás creyó que su plan resultara perfecto, pero ahora estaba ahí. La cargó en sus brazos, y la recostó en la cama, admiró su figura, recordó aquella vez, cuando la mujer estuvo a su mereced y pudo tenerla. Pero, en aquel momento, pensó que si esperaba, ella se divorciaría y se enamoraría de èl, nada más lejos de la realidad. Dennis no tenía esperanzas del amor de Anya. —Inclusive si no me amas por las buenas, me amarás por las malas. El hombre abrió su vestido, y lo deslizó, hasta dejarla en ropa interior, sonrió al verla, su corazón latió, tomó su teléfono, tomó varias fotografías, se acercò a ella, besó sus labios y fotografía ese momento. Se alejó, intentó tocar su virilidad, pero descubrió con horror lo apagado que estaba. Luchó frenéticamente por despertar a su hombría; era inútil. Dennis se maldijo entre dientes, sus ojo
Emerson esperó un poco, hasta que, al fin, ese mensaje llegó. Sabía que llegaría. «Anya, ¿¿dónde estás? Harás que envíe las fotografías a Emerson, ¿quieres que ese hombre vuelva a ser un esposo traicionado? Estaré feliz de destruirlo, pero ¿quieres eso?» Emerson sintió que ardía de rabia al leer ese mensaje, pero se calmó. Siempre solía actuar de forma abrupta y por impulsos. Esta vez, si quería proteger a su esposa e hija, deba ser más listo, no podría ser arrastrado por su odio. Respiró profundo. Escribió un mensaje. «Tú me drogaste, Dennis, intentaste abusar de mí, me secuestraste, ahora me chantajeas con que filtrarás imágenes íntimas mías que tomaste sin mi consentimiento gracias al secuestro, ¿y crees que por miedo lo haré? No lo haré» Emerson esperaba que èl aceptara su culpa. «Anya, sì, hice todo eso, lo hice porque yo te amo. Emerson, nunca te amará como yo, así que no me hagas enviar esas fotografías. ¡Juro que haré lo que sea para tenerte a mi lado! Emerson no escrib
Anya fue dada de alta horas después. Emerson apareció. Ella le mirò con ojos severos. Denver los dejó a solas. —¿Por qué me dejaste sola? —exclamó. Él se acercó y acarició su rostro. —Lo lamento, amor, tuve que ir a encargarme de que Dennis Franco nunca pueda volver a herirte. Anya abrió ojos gigantes. —Emerson, ¿qué hiciste? —exclamó con angustia. Él se acercò, acunó su rostro, besó sus labios. —No hice nada, fue èl quien selló su destino. La gente mala es así, Anya, hoy lo entendí. Los que obran mal, tarde o temprano cosecharán su siembra, y serán arrastrados por las consecuencias de su maldad. —Lo sé, pero… dime, ¿qué pasó? —Lo denuncié, de inmediato giraron una orden de arresto en su contra. èl pudo aceptar que se equivocó, y que debía pagar por su crimen; en cambio, como un cobarde, decidió huir. Sin embargo, la policía lo detuvo. Dennis era tan idiota. Anya disparó a los policías. Anya abrió ojos enormes. —¿Y qué pasó? —Bueno, está muerto. Anya hizo un gesto de es
El día de la boda religiosa. Betty estaba junto a Anya, la maquillista estaba arreglándola. Ella sonrió cuando por fin terminó y pudo ver a su amiga. —¡Anya! Te ves hermosa, tu sueño se hará realidad, incluso si fue difícil, tienes el amor del hombre que siempre has amado. Anya sonrió, tomó la mano de su amiga. —¡Soy muy feliz, Betty! Tú también lo eres, valió la pena. Podría vivirlo otra vez, si mi resultado fuese esta felicidad. Las amigas estaban a punto de llorar, y Mandy entró, ya arreglada. —Nada de lágrimas, no arruinen su maquillaje. Anya, tu esposo ya te espera en la iglesia, debemos apurarnos. Anya sonrió, estaba ansiosa. Mandy cargó a Sienna, ellos querían que su hija estuviera con ellos, pero luego de la ceremonia, varias niñeras en casa de Betty y Bradley la cuidarían. En la iglesia. Emerson miraba el reloj, Denver se acercó a él, y le dio una suave palmada. —¿No estarás pensando que la novia no llegará? ¿Crees que volverá a escapar de ti? —Muy gracioso, Anya n
POV Emerson. Ha pasado un mes de nuestra boda. Suena el despertador, es sábado, veo a mi esposa durmiendo justo a mi lado. Sonrió, besó su mejilla. Aún es muy temprano para que mi pequeña princesa despierte. Me apuro para bañarme y vestirme. Hoy es día de descanso en la empresa, pero debo ir al aeropuerto. Prometí ir a despedir a mi hermano, que se va a Mayrit, por lo menos conseguí que se quedara un mes más. Pronto emprenderá una empresa aquí, pero primero debe arreglar su pasado allá. Quisiera que se quedara para siempre cerca de mí. Nunca tuve un hermano, en realidad, mi infancia fue solitaria, hasta que llegó Anya, pero, ahora es evidente, nunca la vi como mi hermana, solo era una falsa idea. Pensar en ella, era prohibido para mi tormentoso corazón, pero ahora, pensar en ella es como el aire que necesito para respirar. Una vez listo, salgo a la habitación de mi Sienna, amo verla dormir. Escucho unos pasos detrás. Anya me abraza. —¿Qué guapo? ¿A dónde vas? —Debo despedir a m
SINOPSIS Abigaíl Alwyn fue engañada en el pasado por quien creyó que la amaba, y eso la llevó a cometer su peor error: dejar plantado en el altar al hombre que más la amó. El tiempo ha pasado y la mujer pagó su error, convirtiéndose en la moneda de cambio de su familia cruel. Ahora que su padre está muriendo por el cáncer, y sin dinero para pagar el tratamiento, Abigaíl tendrá que verse la cara con el hombre al que lastimó. Suplicar por dinero podría ser la tarea más difícil de su vida. Lo que no espera es que Denver quiera algo más que verla de rodillas suplicando perdón, tal vez él quiera acabar con su dignidad. Denver está repleto de rencor, fue humillado por la familia que lo crio, pero al descubrir que de verdad es un hombre rico, está dispuesto a ejercer el poder que se le negó. Ahora volverá con los que lo despreciaron y les hará sentir su odio. Hará que la mujer que lo destrozó en el pasado pague por su error, sin importarle las circunstancias que la llevaron hasta ahí;
«Podía recordarlo todo muy bien. Él estaba de pie ante el altar, con los nervios consumiéndolo, y una ilusión en su corazón. Ese día, la mujer que adoraba sería suya; Abigail Alwyn sería su esposa ante Dios y ante la ley. De pronto, las campanas resonaron, la puerta se abrió y sonó la marcha nupcial. Denver miró a su abuelo y sonrió, pero su sonrisa se volvió dudosa, al ver que era Vania quien entraba. Caminó, levantando su largo vestido para llegar más rápido a él. —Ella no vendrá, Denver, esta es su última carta. Denver sintió un dolor que golpeaba su corazón, tomó la carta en sus manos temblorosas. La abrió con rapidez y leyó. «No te amo, Denver, nunca te amé. No sé nada sobre este juego, pero no puedo casarme con alguien a quien no amo. Si quieres llamarme una traidora, infiel, o lo que sea, puedes hacerlo, pero el amor no miente, el amor no es sacrificio. Amo a Matty, él y yo escaparemos, vamos a lograr nuestro amor, así que, si tienes dignidad, olvídate de mí, busca
Mandy corrió hasta el mar, observó al hombre, no dudó en sujetarlo, hasta que vio a unas personas venir a ella, gritó por auxilio. Los hombres corrieron y sacaron tanto a ella, como al hombre, arrastrándolos fuera del agua. Mandy respiró asustada. Vio al hombre sobre la arena, las personas le dieron primeros auxilio. Cuando vio cómo ese desconocido expulsaba agua por la boca, y volvía en sí, Mandy sintió alivio. Se intentó levantar, los hombres quisieron negarse, le dijeron que llamarían a una ambulancia. —¡No! Estoy bien —dijo el hombre con voz severa, ni siquiera les dijo gracias. Los sujetos asintieron, lo dejaron ahí. Mandy observó al hombre. —No te ves bien, mi hotel está ahí, ven conmigo, ahí llamaré a un médico y pediré que sequen tu ropa. —¿Quién eres? ¿Por qué me salvaste? —exclamó con amargura —¿Querías morir? —ella observó su rostro, supo que sí, y sintió compasión—. Me llamo Mandy ¿Y tú? —Matt, me llamo Matt, gracias por salvarme —dijo con voz débil —Entonces…