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Capítulo 37: Dichas y desgracias

Clara Santos no podía ser encontrada para cualquiera que quisiera criticarla por su dudoso comportamiento de anoche. El buzón de reclamos y sugerencias estaba temporalmente cerrado. Y que lo estuviese por el resto de este domingo. Abro mis ojos siendo abrazada por la luz de la mañana y en una cama vacía.

Sí, me había quedado en la habitación de Leonel. Sí, lo habíamos vuelto a hacer. Sí, fueron varias veces. Y sí, lo disfruté más de lo que hubiese imaginado. No es que haya fantaseado con volver a tener sexo con Leonel, es un decir.

Me duele todo el cuerpo, especialmente las piernas, esas que giraron y se abrieron en más de una posición hace apenas unas pocas horas. Los recuerdos me acaloran, aunque también me genera curiosidad el paradero de Leonel.

No recuerdo que me haya dicho que iba a salir en medio de mi sueño, solo recuerdo cómo me abrazó de cucharita al terminar exhaustos con nuestra rutina de ejercicios.

Pongo mis pies en el suelo y localizo mi vestido de anoche en una silla c
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