¿Qué tipo de magia o más bien brujería hacia Leonel en mí? Era un debate en el cual no podía llegar a una conclusión. Creía que era capaz de contener mis bajos instintos, había sido un ejemplo de ello durante los últimos diez años. Solo lo justo, solo medido, solo aquellas interacciones que yo permitía tras mucho análisis.Sin embargo, estar con Leonel es perder el control de mi propia contención. Se sentía humillante, pero al mismo tiempo, excitante. Así que, un buen resumen de mi visita a esta habitación era que no había resultado como quisiera.Y ese no hubiese resultado como quisiera era un tanto explícito.Después de besarme como se le pegó la gana, Leonel me condujo a su cama, se acostó en ella y me invito a acostarme encima de él. No para que lo besara, sino que me guío para hacerlo dirigiendo mis pies hacia su rostro estando boca abajo.Una posición vergonzosa más a la lista, una que igual para mi martirio estoy gozando. ¿Para qué negar ya que me agrada que masajee mis nalgas
El descaro que sostienen algunos hombres sobre su cabeza es perturbador e irritante. Como el que está mostrando el señor Leonel Brown desde anoche con su actitud de víctima. Resulta que, en todo el camino al aeropuerto, en todo el vuelo de regreso y ahora en casi todo el trayecto en taxi a la mansión, no me ha dirigido la palabra. Considerando que sabía lo que había hecho, él debería ser el último insultado.Deseaba llegar ya para no estar viéndolo a mi lado con su rostro largo y enfocado en su lado de la puerta. Me concentro en mi lado y me trago la irritación.—¿Están molestos o qué? — nos pregunta Sara a los dos.Mi hija complementa su pregunta viéndonos de extremo a extremo, y es que se encontraba sentada en medio de las dos.—¿Por qué crees eso? Tú mamá y yo no estamos molestos — sonríe con amabilidad Leonel a mi niña, luego me mira con dureza a mí — ¿no Clara?Míralo nada más. ¿Qué le pasaba? ¿La idiotez lo había terminado de controlar?—No estamos peleados ni nada así cariño —
¿Quién diría que en los siguientes días la mansión Brown se convertiría en un hospital cualquiera? Esa era la impresión que más o menos me daba con la salud deteriorada de Leonor, enfermeras venían e iban, al igual que algunas veces su doctor. También su habitación se convirtió en un constante sitio al cual visitar por los empleados, no era extraño ver a uno que otro asomándose mientras permanecía despierta para saludarla.No solo que Leonor dejase a los empleados saludarla era una muestra de su carácter, sino también que algunos de ellos salían llorando de la habitación. ¿Tan mal estaba? Ciertos días estaba peor que otros.Había un aura muy extraña sobre este sitio, más de lo que ya era de por sí. Como es de esperarse, me falta garra para escarbar en el pasado de una mujer moribunda, así que, en la última semana me he dedicado a lo de mi negocio y a estar con Leonor cuando es posible.Últimamente está recibiendo tantas visitas, no nada más de los empleados, sino de su amigos, hijos y
Por más que le haya dicho a Leonel que no me importaba que se estuviese revolcando con Victoria, esos comentarios pertenecían a la época anterior a mis bajos instintos desatados. No iba a seguir diciendo la misma burrada con Leonel teniendo sexo activamente conmigo y tras sus supuestas declaraciones de que Victoria era alguien del pasado.Quizás esté actuando como no debería actuar, pero necesitaba de garantías que no obtendría quedándome en un solo sitio. He aquí el flamante motivo de que esté en mi auto frente al edificio de la oficina de Leonel.En lugar de llamarle a él, marco a uno de sus asistentes. Me contesta y no me gusta lo que oigo.—¿Señora Clara cómo puedo ayudarla? — dice sonando nervioso.—¿Dónde está Leonel? No puedo localizarlo — pregunto como ocurría en realidad.No lo podía localizar por más que lo llamase, no atendía el celular.—Es-está en una reunión de trabajo. Le pasaré su-su recado — responde.—¿Con quién? ¿Dónde la tiene? — pregunto analítica.—En el edificio
Me cuesta encontrar sentido en lo que Leonel me está diciendo. Es como si sí lo hubiese oído, pero tardo en procesar el impacto de lo que está afirmando, no cuestionando. Su mirada me penetra y mis piernas reaccionan primero que mi boca, intento soltarme jalando del brazo que tiene sostenido.Leonel no me lo permite, aumenta su presión en mi brazo y ahora me está sosteniendo de ambos con sus dedos hundidos en mi carne. Ya que la huida es físicamente imposible, voy cayendo en cuenta de que… de alguna forma, el momento que tanto temí había llegado sin tener oportunidad de prepararme.—Me odias y desprecias por el daño que llegué a hacerte, pero ¿guardas esos mismos sentimientos hacia tu hija? — reclama él.—¡Mi hija es la vida para mí! ¿cómo eres capaz de creer que le haría daño a propósito? — me defiendo.—¿No es eso lo que le has hecho al ocultarle la verdad de su origen? ¿Qué tiene un padre que no sabía de su existencia? ¿Eres consciente del daño que le hiciste y sigues haciendo al m
El desgaste emocional de mi encuentro con Leonel es de tal magnitud que todavía me tiene débil. Estamos en nuestra habitación, él buscando en el closet ropa para dormir y yo solo acostada con la misma ropa que he llevado todo el día. Después de nuestra pelea me pidió que nos marcháramos del edificio, y llegamos a la casa de los Brown.—¿Te ducharás primero tú? — me cuestiona sacando la pijama que él se pondrá.No tenía ganas de ducharme, ni de levantarme, a duras penas me había quitado los zapatos para no ensuciar la cama. Me remuevo en esta y abrazo una de las almohadas.—Quiero dormir así — digo bajamente.—¿No vas a cenar?Niego con mi cabeza, ni le hablo en realidad.—Es temprano… — aporta este.No le contesto otra vez, no por molestia o resentimiento, habíamos hecho un trato. Era solo que estaba agotada y sin energías, lo único que tenía era ganas de que este día se acabara. Leonel no está en mi misma sintonía, lo escucho abrir y cerrar puertas con compulsión, pasar un rato de si
Leonel no estaba cumpliendo con un punto fundamental de nuestro trato, ese era la confrontación con Leonor. Pero tampoco me correspondía achacarle la culpa completa a este, puesto que quién no estaba colaborando era la mismísima Leonor. Esta señora no se ha quedado sola ni un momento desde que regresé a la mansión Brown tras esa plática en la terraza sobre nuestro futuro. La excusa de Leonor era más disparatada de lo que pudiese procesar, andaba de aquí a allá en su silla de ruedas preparando los detalles de mi boda en el jardín con su nieto. Para quienes se preocupasen por su condición de salud, este día en particular a Leonor no le dolía nada y la asistencia de sus empleados lo era todo. Víctor, uno de sus nuevos enfermeros, le guiaba la silla y ese hombre, ese hombre se había ganado su sueldo a base de sudor y ejercicio físico. Era increíble que en lo que quisiera apartar un tiempo con ella, se excusase con que tenía que aprobar las flores o la comida, y que al estar tan atareada
Cara a cara con Leonor me encontraba y no dejaría pasar esta oportunidad por más dolorosa que fuese la conversación que tendríamos. Del dolor Leonor pasa a mostrarnos una sonrisa triste, toma la agenda y la guarda en su escritorio.—Esta es una historia muy amarga para conocerla en medio de la felicidad que nos trae su boda. Para otro día será mejor abordarlo — propone la matriarca.—No Leonor. Si no me das explicaciones, se cancela la boda — amenazo.A Leonor le asusta mi amenaza, y Leonel aprovecha para darme una mirada de advertencia.—¿Tan relevante es relatar mi tragedia con otras palabras que las que leíste aquí? — habla ella.—Si fuese solo tu tragedia entendería cómo mi petición es egoísta, pero también escribiste sobre la mía. No lo niegues más Leonor, tú sabes lo que ocurrió con mis padres — me duele esto.Mientras que el conflicto por charlar de Leonor es notorio, algo más es notorio en este despacho. El silencio de Leonel dando el espacio para que dé el primer pasó. Como n