Por más que le haya dicho a Leonel que no me importaba que se estuviese revolcando con Victoria, esos comentarios pertenecían a la época anterior a mis bajos instintos desatados. No iba a seguir diciendo la misma burrada con Leonel teniendo sexo activamente conmigo y tras sus supuestas declaraciones de que Victoria era alguien del pasado.Quizás esté actuando como no debería actuar, pero necesitaba de garantías que no obtendría quedándome en un solo sitio. He aquí el flamante motivo de que esté en mi auto frente al edificio de la oficina de Leonel.En lugar de llamarle a él, marco a uno de sus asistentes. Me contesta y no me gusta lo que oigo.—¿Señora Clara cómo puedo ayudarla? — dice sonando nervioso.—¿Dónde está Leonel? No puedo localizarlo — pregunto como ocurría en realidad.No lo podía localizar por más que lo llamase, no atendía el celular.—Es-está en una reunión de trabajo. Le pasaré su-su recado — responde.—¿Con quién? ¿Dónde la tiene? — pregunto analítica.—En el edificio
Me cuesta encontrar sentido en lo que Leonel me está diciendo. Es como si sí lo hubiese oído, pero tardo en procesar el impacto de lo que está afirmando, no cuestionando. Su mirada me penetra y mis piernas reaccionan primero que mi boca, intento soltarme jalando del brazo que tiene sostenido.Leonel no me lo permite, aumenta su presión en mi brazo y ahora me está sosteniendo de ambos con sus dedos hundidos en mi carne. Ya que la huida es físicamente imposible, voy cayendo en cuenta de que… de alguna forma, el momento que tanto temí había llegado sin tener oportunidad de prepararme.—Me odias y desprecias por el daño que llegué a hacerte, pero ¿guardas esos mismos sentimientos hacia tu hija? — reclama él.—¡Mi hija es la vida para mí! ¿cómo eres capaz de creer que le haría daño a propósito? — me defiendo.—¿No es eso lo que le has hecho al ocultarle la verdad de su origen? ¿Qué tiene un padre que no sabía de su existencia? ¿Eres consciente del daño que le hiciste y sigues haciendo al m
El desgaste emocional de mi encuentro con Leonel es de tal magnitud que todavía me tiene débil. Estamos en nuestra habitación, él buscando en el closet ropa para dormir y yo solo acostada con la misma ropa que he llevado todo el día. Después de nuestra pelea me pidió que nos marcháramos del edificio, y llegamos a la casa de los Brown.—¿Te ducharás primero tú? — me cuestiona sacando la pijama que él se pondrá.No tenía ganas de ducharme, ni de levantarme, a duras penas me había quitado los zapatos para no ensuciar la cama. Me remuevo en esta y abrazo una de las almohadas.—Quiero dormir así — digo bajamente.—¿No vas a cenar?Niego con mi cabeza, ni le hablo en realidad.—Es temprano… — aporta este.No le contesto otra vez, no por molestia o resentimiento, habíamos hecho un trato. Era solo que estaba agotada y sin energías, lo único que tenía era ganas de que este día se acabara. Leonel no está en mi misma sintonía, lo escucho abrir y cerrar puertas con compulsión, pasar un rato de si
Leonel no estaba cumpliendo con un punto fundamental de nuestro trato, ese era la confrontación con Leonor. Pero tampoco me correspondía achacarle la culpa completa a este, puesto que quién no estaba colaborando era la mismísima Leonor. Esta señora no se ha quedado sola ni un momento desde que regresé a la mansión Brown tras esa plática en la terraza sobre nuestro futuro. La excusa de Leonor era más disparatada de lo que pudiese procesar, andaba de aquí a allá en su silla de ruedas preparando los detalles de mi boda en el jardín con su nieto. Para quienes se preocupasen por su condición de salud, este día en particular a Leonor no le dolía nada y la asistencia de sus empleados lo era todo. Víctor, uno de sus nuevos enfermeros, le guiaba la silla y ese hombre, ese hombre se había ganado su sueldo a base de sudor y ejercicio físico. Era increíble que en lo que quisiera apartar un tiempo con ella, se excusase con que tenía que aprobar las flores o la comida, y que al estar tan atareada
Cara a cara con Leonor me encontraba y no dejaría pasar esta oportunidad por más dolorosa que fuese la conversación que tendríamos. Del dolor Leonor pasa a mostrarnos una sonrisa triste, toma la agenda y la guarda en su escritorio.—Esta es una historia muy amarga para conocerla en medio de la felicidad que nos trae su boda. Para otro día será mejor abordarlo — propone la matriarca.—No Leonor. Si no me das explicaciones, se cancela la boda — amenazo.A Leonor le asusta mi amenaza, y Leonel aprovecha para darme una mirada de advertencia.—¿Tan relevante es relatar mi tragedia con otras palabras que las que leíste aquí? — habla ella.—Si fuese solo tu tragedia entendería cómo mi petición es egoísta, pero también escribiste sobre la mía. No lo niegues más Leonor, tú sabes lo que ocurrió con mis padres — me duele esto.Mientras que el conflicto por charlar de Leonor es notorio, algo más es notorio en este despacho. El silencio de Leonel dando el espacio para que dé el primer pasó. Como n
Tal vez con veinte regaños encima de la estilista mientras me maquillaba, estoy preparada para la ceremonia con Leonel. Me miro esta vez frente al espejo luciendo lo opuesto a cómo lucía aquella vez hace más de diez años. En ese entonces tenía un vestido digno de princesa, mucho volumen, muchas joyas, un maquillaje muy pesado y peinado muy elaborado, por el contrario, cómo luzco en el presente, soy irreconocible.Esta vez mi vestido es más simple, modesto, pegado a mi cuerpo y apenas llevo joyas. Una cadena delgada, y mi tocado del lado izquierdo de mi cabeza, si es que a eso se le puede considerar como joya. Llevaba incluso mis dedos libres de anillos, estos serían vueltos a colocar en mi mano en la celebración.Acaricio mi cabello que cae suelto en ondas del lado derecho, y aprecio el poco maquillaje que llevo puesto. Si bien la Clara de todos esos años atrás sería la envidia de algunas novias, la Clara que puedo apreciar en el presente, se siente cómoda en su propia piel.—¡Qué bon
Del 100% de la boda, podría decir que un 50% de esta había resultado exitosa. La otra mitad dependería de qué tan bien se desarrollaba este banquete más cerca de la mansión Brown, y como es de esperarse, la decoración sobre pasa al número de invitados. Esta vez tenemos una mesa larga de madera con estética rústica, los platos y copas, en compañía de varios arreglos naturales que le daban el mismo toque natural que la ceremonia tuvo. Aunque el mismo problema se repetía, los esposos, Sara, Celia, Selena, Leonor, Lemuel y el sacerdote que había sido invitado al ser amigo de la matriarca, eran pocas personas para todos estos puestos. No digo nada con respecto a eso mientras ocupamos nuestros asientos. Leonel y yo nos sentamos a la cabeza, y al lado de cada quien nuestros respectivos invitados. Sara queda entre Celia y yo, porque esta no la quería soltar, tenía mucho tiempo sin verla, y mi pequeña, tenía mucho que contar sobre cómo organizó esta boda con su abuela como para soltarla. Los
Los Brown merecían un premio a la familia del año, y yo a la metida del año por caer en su juego. Nada bueno podía derivarse de haber hecho desmayar a la pobre Leonor con semejante pelea. Y nada bueno derivó de ese pandemónium a excepción de que parase de agarrarme por los cabellos con Leah.En lo que Leonor perdió el conocimiento, a todos se nos bajó la presión en sincronización perfecta, Luciano tomó en brazos a su abuela, el resto de los primos, tíos y yo salimos corriendo detrás de este. Su enfermero Víctor pudo hacerla volver una vez en su habitación. Al pedir explicaciones de su estado, bueno, una cosa de lo más rara ocurrió, nos gritó. A todos. Qué cómo íbamos a alterar a Leonor con nuestras peleas, que si éramos unos desconsiderados, que deberíamos avergonzarnos, que pudo ser peor.Para que la situación fuese más rara, ni la bruja de Leah o el ogro de Liam dijeron pío, tampoco el trío de primos o Lemuel aferrado a la cama con su madre. Con los rabos entre las piernas se queda