Tremenda celebración habíamos tenido Leonel y yo, una digna para el recuerdo. Rememorando tantas bendiciones en este día, estoy retirando el tocador de mi cabello. De alguna forma este se mantuvo en su sitio, y sale con sencillez. Lo que no me salen con sencillez son las palabras adecuadas para hablar con Leonel tras el altercado. Este se encuentra sentado en nuestra cama, me está dando la espalda. Lo miro por encima de mi hombro, se había quitado la chaqueta, pero era como si se hubiese congelado en el tiempo. No se mueve ni un poco. Me quito los tacones, y arrodillo en la cama, así gateo hasta llegar a este. Poso mis brazos por su pecho y me aferro a este. Pongo mi barbilla en su hombro, y amoldo mis piernas a su espalda justamente. —¿Estás bien? Te ves perdido en tus pensamientos — comento. —¿Cómo no estarlo? Acaban de arruinarlo todo, de nuevo — responde decaído. —Me habrán abducido y convertido en otra mujer, pero tú no hiciste mal ahí. Aquí en la intimidad de nuestra habitac
Una vez llegué a la mansión Brown, mi plan era más o menos, guerra más guerra. Sería una combatiente que no descansaría hasta lograr su cometido, sobrevivir a esta familia y obtener la recompensa monetaria acordada con Leonel. Sin embargo, mi plan había tenido un vuelco asombroso, mi enemigo se había convertido en mi amante temporal, y estaba trabajando para convertirse en mi amante permanente.Desde nuestra renovación de votos, los meses han pasado y me cuesta admitir que ya son casi ocho meses desde que estoy conviviendo como la esposa de Leo. La Clara de hace un año no se reconocería, cómo hacerlo llamando a Leonel como Leo, compartiendo una misma cama y haciendo el amor cada vez que se podía.En estos últimos meses la suerte nos había acompañado como matrimonio. Estábamos funcionando como uno sano, y lo que más me hacía ilusión, Sara era feliz. He de confesar, que la noto más feliz que antes de la aparición de su padre en nuestra vida. Quizás sea la comodidad económica que vivimos
Mi cabeza da vueltas sin mi consentimiento y mi cuerpo se sigue sintiendo pesado aun reposando en mi cama. Debía comenzar a ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío, por lo tanto, debía acotar que la inquietante presencia de Lemuel nos había dejado a Leo y a mí a solas.—Bebe de este té, te hará bien — ofrece mi esposo sentado a mi lado con una taza humeante de algo que ciertamente no quiero beber.—Estoy bien así. Si meto algo más a mi estómago dudo que permanezca allí por mucho tiempo — me quejo exhausta y cerrando mis ojos.Escucho el suspiro de paciencia de mi compañero.—La manzanilla y el hinojo calmarán tu estómago, no lo agitarán. Bébelo antes de que se enfrié. Vamos — me pide.Algo para calmar mi malestar sería bueno. Saco la bandera blanca y me siento en la cama. Leonel me pasa la taza y bebo de esta, su sabor es de hierbas, pero además de la manzanilla y el hinojo, siento más sabores.—Sabe mentolado. ¿Qué más tiene esto?—Menta y albahaca. Penélope lo hizo, dice que
Una mejor mañana era la que me esperaba este lunes o esa era la idea que trataba de implantar en mi mente. El fin de semana la pasé mal, y eso provocaba el cansancio considerable que estaba teniendo durante mis labores como emprendedora. Eran las 10 AM apenas, pero ya sentía como si hubiese hecho un maratón. Quizás me estaba sobre exigiendo mucho dadas las circunstancias, tenía que entregar en una hora el primer pedido considerable de mi emprendimiento.Con este propósito en mente, estoy enfocada en terminar el pastel de chocolate vegano, lo cubro con mi betún especial y estoy usando una espátula para darle la apariencia que deseo.—Encontré algo que puede serte de interés Clara…Quien me hablaba era Leandro, este se aproxima al mesón de la cocina donde estoy enfocada en mi obra. No le miro, sigo concentrada en dar los retoques necesarios a mi postre.—Dilo de una vez — pido.Me percato de reojo que Leandro tarda en hablar por andar revisando los alrededores. Esperaba que no saliera c
Nuestra investigación nos lleva toda la tarde y en consecuencia un almuerzo saltado, curiosamente no tengo el gran apetito. Tenía más bien apetito a descubrir el paradero de la mamá de Leonel, eso sí que sería delicioso.—Muero de hambre. ¿Habías comido pesado antes de salir? Nunca me habían hecho esperar tanto por cualquier trámite, ni tratado tan mal. ¿Qué le pasaba a esa gente? — se queja Leandro estacionándose en la casa ya.—Bienvenido al mundo estándar de la clase trabajadora — bromeo.—Hablas cómo si yo tampoco trabajara — su ceño se frunce.—Trabajar siendo un Brown es diferente a trabajar siendo un cualquiera — argumento.La cuestión es que en el hospital no le dimos nuestros nombres a la gruñona, y en la policía o a Lucía, la que dejó su contacto e identidad fui yo. A base de mentiras aparte, porque Lucía cree que Leandro es hijo de Amerie, y al policía inventé la tontería de que era una sobrina lejana de ella. No usar el apellido Brown como tal, creo que es lo mejor por los
¿Una noche de pesadillas y poco sueño es la receta perfecta para lucir cómo luzco esta mañana no? Me veía como basura y me sentía cómo basura. No importa cuánto limpie mi cara con agua del lavamanos de mi baño, seguía con las mismas ojeras y labios resecos. Mi sed, es poderosa e incomprensible para mí. Para completar el cuadro, me duele el estómago, y ni las dos veces que he hecho del número dos me ha calmado. Es decir, estoy mal por todas las partes de mi cuerpo.Oigo toques a la puerta.—Clara llevas casi una hora dentro. ¿Te encuentras bien? — eso me lo pregunta Leonel.Le abro la puerta para descartar sus preocupaciones. Pero creo que lo asusto más que aliviarlo, me mira temeroso.—Estoy bien es que amanecí con dolor estomacal y… debo descansar — digo desganada.—Descansar nada. Vamos a la clínica ya — me impone.Quiero contradecirlo, sin embargo, considerando cómo me había ido estos últimos días no lo haré.—¿No tienes trabajo? Puedo ir sola en mi… auto, o el tuyo, dame un aventó
El proceso de recuperación de mi condición va rápido desde que me diagnosticaron. También el reposo al que fui forzada a disfrutar por Leonel, me ha servido en su propósito. Aun así, esta mañana sé que no podré dormir hasta tan tarde como me estaba acostumbrando. Llevo escuchando pasos de aquí a allá, y a mi hija tratando sin mucho éxito eso de “trabajar” en silencio. Abro los ojos acurrucada en mi cama todavía para comprobar más o menos lo que esperaba. Sara estaba sentada en el piso de mi habitación junto con su padre. Los dos estaban enfocados en las manualidades del acto cultural pendiente, un acto del que había perdido pista porque tenía días sin llevar a mi hija al colegio, de eso se encargaba su padre. Los veo muy concentrados en su tarea. Sara coloreaba una gran lámina que abarcaba su propia estatura, la imagen que presentaba era la de un escenario espacial, había cráteres de Luna en la parte inferior, la Tierra a la distancia y el espacio lleno de estrellas. Y desde aquí era
Ya sabía que no sería sencillo revelarle a Sara que Leonel era su padre, y aun pasando varios minutos después de esa revelación el ambiente continua melancólico. Padre e hija siguen unidos en un abrazo que no parece romperse, no han hablado más desde las palabras de Leo.Me corresponde entonces intervenir en la situación. Me aproximo a ellos y me siento en la cama para darle el frente a estos. Toco la pierna de mi hija, pero ella la aleja.—No me toques — pide sin fuerza.Duele lo que me dice, sin embargo, debía mantener la calma.—Cariño… — susurro.Esta se encoge más y esconde su rostro en el pecho de Leonel. Él me mira sin saber qué hacer y cansado, muy cansado. Sus ojos siguen rojos, aunque se hayan secado ya.—Comprendo que estés molesta conmigo, pero lo que hice… fue por lo que creía lo mejor para las dos en ese momento. Aprendí que me equivoqué, y quisiera que lo entendieses. Lo arrepentida que estoy — confieso.—Tenía a un papá que me quería y no me lo dijiste, eres mala y ego