El aeropuerto de Francia estaba sumido en la actividad habitual de un día laborable, con los pasajeros que se apresuraban para llegar a sus puertas de embarque, mientras que los empleados del aeropuerto se movían con eficiencia para asegurarse de que todo funcionara sin problemas.Pero en medio de la tranquilidad cotidiana, un grupo de reporteros y fotógrafos se reunieron en la zona de llegadas, sus ojos fijos en la pantalla que mostraba los vuelos en tiempo real y no era para menos, ya que habían recibido un mensaje anónima sobre la llegada de un pasajero muy especial, alguien que siempre estaba en el centro de la atención y ese no era otro que Richard Ryder, el empresario de las finanzas, dueño de Goldman RR, el empresario reconocido y más buscado por los periodistas, estaba a punto de llegar al aeropuerto de Francia en su avión privado, pero lo que realmente había generado el interés de los reporteros era la noticia de que no viajaba solo, se decía que su enigmática esposa lo acomp
Andrea le dio cuatro pasos de ventajas a su víctima, e hizo resonar sus tacones al compas de los de la pelirroja, la siguió como su sombra, si es que hubiese luz, para provocar alguna, la vio girar y avanzar en un callejón, y cuando se percató que doblaría una vez más, para poder regresar al bar, supo que Melisa la había descubierto.— No te creí tan miedosa. — susurro y la densa noche se volvió un poco más terrorífica, al menos para Melisa.— ¿Andrea? — indago casi a grito, aunque más que pregunta sonó a sorpresa. — ¿En verdad eres tú? — bien, queria jugar a la agente buena y la agente mala, como siempre Andrea estaba segura de que ahora también le queria dar el puesto de agente mala, pero Melisa estaba muy mal, si pensaba que, en esos años, ella no había aprendido de su gatito, si la pelirroja esperaba un enfrentamiento, estaba muy equivocada.— Lo soy amiga, estoy viva Meli. — le regalo una sonrisa tan grande que para cualquiera le parecería natural.— ¡Oh, por dios! Si eres tú. —
Mientras tanto, en otro lugar del mundo, Estrella Bach tomo el teléfono, e intento salir de la cama, pero un grueso brazo se lo impidió.— Regresa a la cama, no has descansado bien, te sentí moverte toda la noche. — la castaña mordió su labio inferior, recorriendo con deseo el cuerpo desnudo de Juan José y evitando reír por solo verlo hundir la cara entre l almohada, se notaba que el más cansado era él, como no lo estaría, si le hizo el amor toda la noche, o la mayor parte, luego de sacar el cuerpo de Luis de la mansión, al igual que su ropa y cada una de sus pertenencias, incluso arrojo a la basura, cada cosa que el imbécil había comprado para el que creía era su hijo, decir que el colombiano era territorial, era quedarse cortos.— No me tientes fantasma, que aún no me he saciado de ti, no fuiste el único en estar meses en celibato, yo tuve que fingir que mis hormonas no me afectaban, aunque era mejor masturbarme pensando en ti, que dejar que él se siguiera riendo de mí. — el mayor a
Los desayunos siempre le gustaron a la familia en general, era el único momento del día, donde todos estaban juntos, era su tradición más preciada, en un mundo de mafiosos, negocios, nada claros y la traición latente de incluso el empleado más leal, el desayuno era la forma de guardar un último recuerdo si las cosas se torcían, si alguno de ellos no regresaba ese día; sin embargo, en esta ocasión Renzo odio el desayuno, nunca había sido bueno para esperar, pues era un Bach, y como tal había sido criado para que todo fuese a su manera, lo queria lo tenía, nada de esperas, pero aun así, se abstuvo de decir ni media palabra, porque Huang estaba haciendo su mejor esfuerzo para levantar el ánimo de su hijo Suh-Hee, además de cargar con la inquietud de que Harú tampoco estaba allí.— Deja de intentarlo papá. — soltó en medio de un bufido el líder del clan. — Este hijo tuyo solo sonreirá cuando su esposa regrese… si es que no me abandona. — un rastro de desolación paso por los ojos de Suh-He
Harú recibió el mensaje de Andrea en su teléfono móvil, y una sonrisa se dibujó en su rostro, valió la pena todo el espectáculo mediático del aeropuerto.— Ya tengo mi equipaje en orden. — decía el mensaje, haciendo referencia a Melisa. — Como lo pactamos, me iré en el avión privado de Richard. Tú y tu esposo deberán regresar en el avión privado de los Zhao.Harú se levantó de su asiento y se dirigió a su esposo, Richard, que estaba sentado en un sofá, leyendo un libro.— Cariño. — canturrio la castaña y Richard la vio de inmediato. — Andrea esta de camino a casa, creo que es hora de regresar, extraño a nuestro pequeño. — dijo con un mohín en los labios y Richard no se resistió y la beso.— Lo que desees pequeña, sabes que siempre es lo que tú quieres. — aseguro el mayor. — Pero ¿Y qué hay de los agentes que están ocultos en el bar 'Le Coq Rouge'? incluso si nos marchamos ahora, ellos sabrán que estuviste aquí, serás un blanco fácil, cuando noten la ausencia de esa agente. — eso la ha
Mia corría por el bosque, la vegetación producía sombras y luces, gracias a los rayos de sol que atravesaban las copas de los árboles, detrás de ella un cachorro lanudo y de gran tamaño ladraba, tratando de morder el dobles de su falda, una risilla de nervios escapo de ella y acelero aún más su trote.— Conejito, se supone que el cachorro es para que cuide a nuestra princesa, no para que corra todo el día tras de ti, para eso estoy yo.La voz de Takashi la detuvo, ¿nuestra princesa? Se dijo aun sorprendida, y sin importar que el cachorro masticara su falda, siguió la voz de Takashi, o mejor dicho su risa, y la de alguien más, una vocecita que era muy dulce, infantil e inocente, y cuando al fin salió del bosque los vio, Takashi tenía en voladas a una pequeña rubia, de ojos negros que reía porque el mayor giraba sin descanso.— ¿Takashi? — lo llamo sin comprender nada.— Mira, hasta que al fin mamá decide jugar con nosotros.— Mami, Mami. — grito con jubiló la pequeña, y el corazón de M
Melisa se descubrió atada en un asilla, pero su cerebro no le permitió pensar en ello o en que Andrea la había engañado, el miedo era mucho mayor y su cabeza solo pensaba en lo que sus ojos le mostraban.— Tu. — dijo como si con esa misera palabra se le fuera el alma. — Es imposible, estas muerto. — aseguro temblando, aunque la soga estaba tan apretada a su alrededor que poco pudo moverse su cuerpo.— Eso… — dijo Yong mostrando una sonrisa casi siniestra. — Creo que tu mejor que nadie sabe que siempre se puede declarar muerta a una persona, aun si no hay cuerpo, es lo que hiciste con mi cuñada ¿no? — las palabras de Yong chocaron el entendimiento en Melisa, y la última conversación que tuvo con Andrea en el avión llego a ella.— No, esto no puede ser. — murmuró casi perdiendo la cordura ante su realidad, bajo la atenta mirada del jefe del clan, quien la veía como sí fuese mierda.— Mi esposa. — dijo Suh-Hee, solo para que le quedara claro a esa mujer que tanto la había cagado. — Realm
La oscuridad de la habitación parecía cerrarse sobre Melisa como una trampa mortal, la luz de la luna se filtraba a través de las pequeñas ventanas, pero solo servía para iluminar la desesperación que se reflejaba en su rostro, estaba sola, estaba tras las líneas enemigas, estaba en el mismo lugar donde tiempo atrás había dejado a Andrea.— Andrea por favor, tu no eres así. – dijo con la voz estrangulada, y su examiga solo la vio con una ceja en alto.— ¿No lo soy? — indago con despreocupación.— Brisa no querría esto, a tu hermana no le gustaría nada esto.— Es curioso que traigas a mi hermana a colación, cuando sabes que ella murió por basuras como tú.— ¿De qué hablas? ¿Qué te han hecho en este lugar? Andrea mírame, soy yo, Melisa, tu mejor amiga, recuerda Brisa y como cuidaba de nosotras. — las manos de Andrea se hicieron puños, y Naoki le dio una mirada a Akira, quien solo negó con la cabeza, su cuñada necesitaba dejar el pasado atrás, para poder avanzar y ellas les darían la opo