La procesión de la novia, era un desfile de ensueño, que se desplegaba ante los ojos de los presentes, como un tapiz de seda, decorando el reciente anochecer, Mia, estaba tan radiante como la luna, Haru era testigo de ellos, pues desde la seguridad del bosque seguía el recorrido que sus hermanos estaban dando, tenía una misión al igual que sus dos hermanas, estaban en alerta y el informar de ello a los varones de la familia, solo traería más problemas que soluciones, aun así, Harú veía más allá, del vestido rojo bordado en oro y jade.La mente de Harú, seguía mostrando a Mia, al desnudo, frente a ella, quien tuvo que usar toda su fuerza de voluntad, para hacer de cuenta que nada veía, que nada notaba, aunque… no era el caso. El torso de Mia era algo que no se podía ignorar, era un paisaje de sombras y luces, un territorio de dolor y resistencia, las cicatrices se entrelazaban como ramas de un árbol antiguo, mientras que las quemaduras parecían estrellas oscuras en un cielo nocturno. C
Takashi:Mientras espero en el altar, puedo sentir mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho, me siento nervioso, como si estuviera a punto de saltar desde un precipicio sin saber qué hay abajo, pero no es miedo, es anticipación, es la sensación de que mi vida está a punto de cambiar para siempre, porque en el momento que Mia se convierta en mi esposa, ya no la dejare ir, formare mi propia familia, y tendremos al menos un tigre y una conejita, y seremos felices, por siempre, para siempre… dioses, ya me puse cursi, pero no lo puedo evitar.Y entonces, la veo. Mia, mi amor, mi razón de ser, ella camina hacia mí con una sonrisa radiante que logro distinguir a través del velo rojo, gracias a mi aguda vista, y puedo jurar sin temor a equivocarme que su rostro, debe estar tan rojo como un tomate maduro, y mi corazón casi se detiene, me siento como si estuviera viendo a una diosa, una criatura celestial que ha descendido a la tierra para estar conmigo.Su vestido es como de un rojo sang
Mia sentía sus manos sudadas, y su rostro emanaba calor de lo roja que estaba por solo saber que Takashi la estaba tomando de su mano, ¿Por qué debía sudar? Nunca le había sudado las manos, ¿Qué pensaría su jefe? Se repetía mientras caminaba a donde se celebraría la pequeña recepción, en medio de la naturaleza, que por lo que había podido observar Mia era lo que más abundaba en las villas Zhao.— ¿Estas nerviosa, Mia? — Mia casi bufa a la pregunta, de su jefe, pero solo pudo verlo, tan imponente como siempre.— Un poco. ¿Y tú? — rebatió aun viéndolo, pues creía que Takashi no la escucharía, ya que hablaban en susurros, y como él ya lo había dicho, su diferencia de tamaño era incluso algo cómico de ver, más se si hablan de esa forma, era complicado.— Lo mismo. — rebatió sonriendo, mientras se agachaba un poco más. — Pero no hay por qué́, estamos juntos en esto. — ¿Por qué le daba la sensación de que no estaba hablando de un matrimonio ficticio y de la mentira que esto causaba? No lo
Takashi tomó el rostro de Mia entre sus manos y la miró con una intensidad que la hizo temblar, sus ojos ardían de pasión, amor y obsesión, y Mia se sintió́ atrapada en su mirada, y sin decir palabra alguna, Takashi se inclinó y presionó sus labios contra los de Mia.El beso fue apasionado y posesivo, como si Takashi quisiera dejar plasmado en Mia la obsesión y el amor que sentía por ella, casi la cubría al completo con su cuerpo y aun así sentía que era poco, necesitaba más, mucho más.Mia se sintió́ envuelta en ese beso, su corazón latiendo con fuerza en su pecho, quería hacerle saber a Takashi que ella sí estaba enamorada de él, pero temía a como fuera a reaccionar su jefe, aun así, tomando el coraje que gracias a Takashi volvía a sentir en ella, deslizo sus delgados brazos por el cuello de Takashi, tratando de tener más fuerza, tanta como su jefe y así obligarlo a que continuará besándola por siempre, sus lenguas se entrelazaron, sus labios se movieron al unísono, y Mia se sin
Renzo se alejó de la celebración de la recepción, no solo porque la ceremonia ya había acabado y los novios se habían retirado, su alejamiento se debía a que estaba siguiendo a su hermana Dalia, quien lo había llamado con un gesto discreto. Ambos pertenecían a la influyente familia Bach, conocida por su capacidad de moverse entre lo legal e ilegal, muchas veces mediando entre clanes, para mantener la paz, pero lo que le concedía tanto poder, era sin lugar a duda, que los Bach, todo lo sabían, entre el cielo y la tierra, para ellos no había secretos. Además Dalia, en particular, era extremadamente minuciosa cuando se trataba de aceptar nuevos miembros en la familia y Renzo lo sabía, por lo que sospechaba que Dalia había descubierto algo sobre Mia, la reciente y flameante esposa falsa de Takashi, y solo rogaba que no fuera eso, lo que su hermana descubriera, porque podía jurar por todo lo sagrado, que si su hermana o Huang se enteraban de la gran idea que le dio a su hijo de desposar a
Los hermanos Bach no daban crédito al comprender que Mia tenia apenas 16 años, cuando comenzó a trabajar con Takashi, y el pedido de su hijo la noche antes de salir de Nueva York, llego a la mente de Renzo, cual rayo iluminando la negrura que las preguntas generaban.— Eso es lo que tiene alterada su documentación, solo la fecha de nacimiento es por ello por lo que paso los controles. — murmuró sonreído Renzo, ¿Por qué alguien cambiaria la fecha de nacimiento? Fácil, era una niña sola ingresando a un país con leyes claras e inflexibles.— ¿ A qué te refieres Renzo y se claro? — había cierta amenaza en la voz de Dalia, los años de matrimonio con Shen le había servido no solo para imponerse mediante su poder de Bach, también era el hecho de que Dalia era tan capaz de imponer un castigo, como su esposo, con el correr de los años, mientras Shen la llamaba Sol, el resto del clan le concedió el apodo, del rugir del tigre, pues pasara lo que pasara, era mejor no hacer enojar a Dalia, o rugir
Mia estaba de rodillas en el piso del baño, se había desmoronado cual castillo de naipes frente a un huracán, y no solo porque el vestido de novia la aprisionara cual serpiente atrapando una presa, no, no era eso, era algo aún peor, algo que en solo unas horas en las que dejo su mente libre y predispuesta a soñar, la habían consumido como la marea carcome un castillo de arena a la orilla del mar, la verdad de sus sentimientos, escaparon de sus labios, como si el alma saliera de ella con esa confesión, como si su energía vital la abandonase, porque malditamente sabía que no era correspondida, nunca lo seria, y la verdad de ello, la estaba matando, aunque ella creyera que había muerto años atrás, a tal punto que solo la palma de su mano, apoyada en la puerta de madera, era su único sostén, para no caer de cara al piso lustrado, demasiado hermoso, como para estropearlo con su atroz figura, se dijo la joven.Mientras Takashi estaba peor que un tigre enjaulado su instinto de lucha y poder,
Takashi sostenía a Mia con firmeza, sus manos grandes y cálidas sobre sus brazos, haciendo que Mia se sintiera amada y protegida, y no era solo las palabras del mayor, era ver el fervor y la devoción en su mirada, como si ella realmente fuese algo único y precioso.— Te amo, Mia — repitió, Takashi con su voz temblando de emoción. — Te he amado desde hace mucho tiempo, pero no sabía cómo decírtelo. — la sorpresa era más que clara en el rostro blanquecino de Mia, se veía tan tierna y Takashi se derretía un poco más frente a ella y cada uno de sus gestos. — Se que me comporté como un idiota, buscando en otras mujeres lo que sabía que solo tú podías darme. — Su voz se quebró y bajó la vista, avergonzado, incapaz de ver el fuego en la mirada de su... esposa, Mia era su esposa y eso no era lo mejor, lo que más le encantaba a Takashi, es que lo amaba y ahora por fin podía comprender esas miradas cargadas de asco y pena que le daba su empleada, cada vez que debía sacar a las mujeres de su hab