Había una vez un chico…
Aquella noche tomé de nuevo el taxi y volví a casa. Le pagué cuando llegué.
A esa hora todavía Christine estaba despierta.
Sus manos me sostuvieron al pasar por la puerta, porque una vez que entré, las piernas me fallaron y las lagrimas comenzaron a salir a borbotones. Tapé mi boca para que mi llanto no despertara a Tom.
Ella me guió hasta la cocina.
— ¿Pero que ha pasado? ¿Por qué viniste en un taxi?
— Christine... — el llanto no me dejaba hablar, pero tenía que desahogarme o la pena me iba a matar. — Jake nunca ha demostrado tener sentimientos hacia mi. ¡Nunca!
— Claro que si. No seas tonta. Nadie hace todo eso por una persona solo por su bue
Cena de Gala A pesar de la tela transparente que cubría mi piel, mis senos seguían estando a la vista. Me coloqué el calzado, bastante alto, aunque lo tenía controlado y Christine me había ayudado a peinarme. Llevaba un recogido de medio lado que lo agarraba una pinza plateada, me había hecho un maquillaje sencillo pero realmente me veía hermosa. El vestido era bello. Solo estaba el inconveniente del escote. — Aquí es donde te presentará como su esposa. Es el momento que has estado esperando. — Christine, hoy también es mi exposición. Eso es un momento igual de importante. Dependo de eso para entrar a la universidad por mi propia cuenta. — No te preocupes, el señor no dejará que llegues tarde a eso. Sabe lo importante que es para ti. — Pero lo
Definitivamente el vestido me quedaba perfecto, pero los ánimos faltaban. Lo único que me impulsaba era que era una oportunidad para intentar redimirme con Jamie. — Como no vas a estar, me llevaré a Tom a casa de Nicol, así Christine puede ir a su casa. — Mañana todavía tiene clases. — Llegaremos temprano, tú no te preocupes. — Está bien. Se suponía que Jamie me pasaría a recoger pero me acaba de llegar un mensaje suyo. “No podré recogerte, ven en taxi o dile a tu esposo que te traiga.” Estaba claro que no estábamos en paz y que Jamie no me pondría las cosas fácil. Llamé un taxi que llegaría en diez minutos. Lo
Jamie no se consideraba el mejor, en nada de lo que hacía. Simplemente disfrutaba de ello sin importarle si era peor o mejor que otros. Nunca consideró que tuviera talento en nada, por eso siempre le molestó que su madre se empeñara en que él desarrollara alguna habilidad que él sabía que no tenía. “Puedes ser mejor, mira a tu hermano. Es un buen ejemplo.” Eran las palabras que escuchaba cada día durante toda su adolescencia. Había practicado boxeo, pero cuando su entrenador le dijo “Eres bueno, puedes llegar lejos.” Simplemente lo dejó. ¡No quería ser bueno! ¡Solo quería hacer algo! La mirada de su madre era algo que había llegad
Las luces de la habitación de Jake todavía estaban encendidas, habían sentido cuando Ana acabada de llegar. — Entonces tu hermano se va a Italia. — Italia le gusta. — ¿Por qué no te defendiste cuando él te golpeó? — En otra ocasión yo lo golpeé y no se defendió. Estamos a mano. Nicol acarició su pecho desnudo mientras él se perdía en la belleza de sus senos. — Quiero estar en esa operación. — Cambió drásticamente de tema ella. — Es algo importante.
Es mi hijo Aquella noche solo pude dormir escuchando la voz de Jamie, las grabaciones de audio que me había hecho me servían de mucho. Pero había llegado el domingo y teníamos que pasarlo junto con Nicol. Sinceramente no tenía ni ganas de hablar. Todo el día pasó como si yo no estuviera presente en él y solo lo veía transcurrir. Cuando llegó la noche, empecé a inquietarme. Jamie no había enviado ningún mensaje para saber si había llegado bien o cualquier cosa y yo no quería ser la primera en escribir. Debía de demostrarle que no tenía dependencia de él, era la única maner
Miró por décima vez la pantalla de su celular. Como si con eso pudiera hacer que entrase una llamada o un mensaje. Pero era algo que no podía evitar. Llevaba todo el día con el celular en las manos. En esos momentos era su tesoro.¿Cuantos mensajes había escrito y borrado sin llegar a enviar ninguno? ¿Cuantas llamadas estuvo a punto de marcar? Sentía que probablemente estaba más desesperado de hablar con Ana que ella con el.Y solo había pasado una semana.— Buenas tardes, Jamie. — la dulce voz de la hermosa joven Alessia interrumpió todas las teorías que se estaban formando en su cabeza con respecto a lo que podría estar haciendo Ana en aquel momento. — He venido para que demos un paseo por el jardín. Mi hermano llega en una hora.— ¿Luca? — preguntó el, no tenía ganas de salir.— No, mi hermano Angelo.— Ah, aún no conozco a tu otro hermano.— Llega en un rato. Suele venir poco pero le he insistido para que se cono
¿Cual era la prenda correcta? Debía de decir “Estoy aqui” o tal vez tenía que decir “Mírame.” Puede que “Mírame” sea la más apropiada. Mi belleza no tenía efecto en el, ser inocente tampoco parecía cautivarle, solo me quedaba ser atrevida. Podía intentarlo. Pero, ¿donde estaba el idiota de mi hermano con Jamie? ¡Ya era muy tarde! Pero daba igual. Tenía que ponerme el babydoll, había elegido el que decía “Mírame” pero con letras mayúsculas. Era sencillo, fácil de quitar y de color rojo, aunque potenciaba todos mis a
Mi pequeña maleta, mi celular y yo. Ya estaba en el aeropuerto después de al fin lograr irme de casa de Alessia. Esta me había visto salir con la maleta y había ido a impedir mi partida entre lágrimas y súplicas. Le aseguré que volvería cuando supiera qué iba hacer y que si tardaba mucho o iba solo jugando con mi trabajo, renunciaría. Cuando estaba frente a la puerta de embarque, dos hombres se acercaron a mi, pertenecían a la seguridad del aeropuerto o eso decían sus uniformes grises. — Buenos días, señor. Acompáñenos, por favor. — dijo uno de ellos con ceño fruncido y expresión seria. — ¿Sucede algo? — pregunté extrañado. — Acompáñenos. — volvió a repetir, colocando ambas manos en su cintura y parándose de forma autoritaria. Tenía que acompañarlos. Caminaba uno frente a mi y otro detrás, llamando la atención de todos. La gente nos miraban y empezaban a murmurar. Y