¿En qué te has entretenido? – le preguntó aquella grave y serena voz a la muerte cuando volvió a su deber, él ya lo sabía todo pero quería escucharlo de propia voz de la muerte – ¿cuál es el motivo de tus retrasos? Nunca en toda tu larga existencia te habías retrasado, siempre exacta y sin expresiones.
- He encontrado a alguien que ha llamado mi atención – le respondió, sabía que no tenía caso ocultarle algo, lo veía todo.- Me sorprende viniendo de ti, sólo espero no cometas algo que vaya contra lo establecido – le advirtió.Aquel ser sabía todo, pero no le reprendio por sus retrasos, se lo dejo pasar pues nunca se había tomado pausas en sus largos días y noches en que debía pescar vidas, ella era la más fría, triste, callada y solitaria que vagaba por el mundo día tras día sin tener descanso alguno, pero ahora sorprendía con esos momentos de ajenamiento a su trabajo, lo interesada que parecía en aquella joven mujer, en como su mirada cambiaba y parecía estar más receptiva a los sentimientos de la persona en quién la muerte había posado sus ojos.
La muerte tras unos días de estarlo pensando demasiado y de ver el dolor de Rebeca cada día y cada noche decidió hacerce visible y palpable, quería hablar con ella, cruzar algunas palabras y saber cómo se sentía, aunque pensar en esto le ponía nerviosa ya que jamás había hablado con alguien y temía hacer algo mal, por eso días antes de presentarse ante Rebeca en la librería dónde ya la había visto estar atendiendo a los clientes en compañía de un chico, se paseó algunas veces frente a la cera de enfrente de la librería para ver cómo se miraba entre los pocos transeúntes de allí y para observar a Rebeca desde la distancia por si reparaba en algún momento en el joven, alto y delgado que le miraba desde fuera, pero Rebeca nunca se fijó en él y sin más remedio tuvo que entrar a la librería.De nuevo tomó la figura de un hombre de complexión delgada, cabello rizado, ojos negros, tez blanca y alto, tomando la misma versión masculina de los días pasados entró a la librería en donde ya se encontraba Rebeca y a la cual ya había visto con anticipación antes de personificarse. A penas entrar la miró a los ojos sin poder evitarlo, quería mirar ésos ojos de cerca, pero esta acción sólo intimidó a Rebeca haciendo que se escondiera, fingiendo buscar algo debajo del mostrador, la muerte un tanto desanimada fingió seguir mirando libros de los cuales ninguno le interesaba, eligiendo uno al azar y lo llevo a donde Rebeca y el empleado, allí volvió a mirarle pero Rebeca rehuyo su mirada de nuevo, ese plan fallo, al igual que las otras dos veces en que se convirtió en hombre para poder conseguir cruzar unas pocas palabras con ella, pero Rebeca no pareció mostrarse interesada en ninguno de aquellos jóvenes en los que la muerte se personifico, además de que Rebeca se mostraba cohibida por su aspecto, sólo huía de la situación y de la librería al ver que era observada, por esa razón la muerte nunca pudo cruzar palabra con ella.Pero la muerte no se dio por vencida, haría un último intento, está vez sería ella misma, se presentaría con el sexo con el que más se identificaba, el fenino, así que sólo se dejó ser visible como mujer, entró a la librería por cuarta ocasión pero se sentía insegura y nerviosa más que las otras veces, este era su último intento y tenía miedo volver a fracasar, por primera vez la muerte estaba sintiendo miedo y el no poder cruzar palabra con Rebeca sería terrible, su esperanza estaba terminando y se tendría que conformar con seguir mirándola en la penumbra, en el silencio de su habitación mientras dormía, sin poder tocarla, sin poder ver sus ojos grises y lo más tristes sin ser jamás escuchada. El rostro de la muerte reflejaba miedo y nerviosa comenzó a mirar los libros en las estanterías, pero en está ocasión tenía un punto a su favor, Rebeca le había mirado por unos instantes y de nuevo se cohibió fingiendo buscar algo, la muerte dio un suspiro (un gesto que jamás había hecho) y bajo la cabeza dándose por vencida, sólo se había hecho ilusiones, aquello de cruzar unas palabras con una persona era más difícil de lo que pensó y planeo.Nunca había deseado acercarse a nadie como quería hacerlo con Rebeca, haberse hecho visible, nunca lo hizo y jamás tuvo contacto con las personas fingiendo ser un humano, el único acercamiento que tenía con ellos era cuando iba a por sus vidas. Acercarse a alguien era su primera vez, tenía miedo y mucha inseguridad, lo único en que era experta era en recoger vidas y eso lo hacía muy bien, era toda una larga existencia haciéndolo, allí no tenía que cruzar palabras con nadie, ni tratar de ser amigable o de caer bien porque esa era su labor. La muerte por perderse en sus pensamientos sin querer tiro un libro grande y pesado de la estantería, cayendo al suelo estrepitosamente llamando la atención de Rebeca que miró aquel rostro, que se encontraba sumido en pensamientos, con un semblante melancólico difícil de oocultar, la muerte levantó la vista y se encontró con aquellos ojos grises y su semblante cambio, fue como si le hubiesen dado el mejor regalo de toda su vida, como si viera por primera vez el amanecer o el sol salir por el horizonte, la muerte sonrió con tal facilidad que hasta ella misma se sorprendió ya que nunca lo había hecho, pero su cuerpo se había llenado de cierta emoción y adrenalina que le era difícil de controlar, le era tan raro que se sentía extraña.- Lo siento – se disculpó la muerte apenada recogiendo el libro, para poco después acercarse al mostrador para pagar el libro.- No pasa nada – respondió Rebeca sonriéndole un poco – ¿te lo llevarás por que te gusta? O ¿por que lo tiraste y te sientes comprometida? - Bueno me….me llamó la atención – dijo titubeando por los nervios sin dejar de mirarla – se ve interesante – metió la mano dentro del bolsillo de sus jeans y saco un billete para pagar.- Entonces si es así, déjame decirte que lo he leído y me gustó mucho. Yo lo tengo.- ¿Te gusta leer?- Si, me gusta mucho leer y ahora tengo mucho tiempo para hacerlo.- Entonces, cuando terminé de leer este libró, vendré de nuevo para que tú me recomiendes otro.- Si, por supuesto – dijo Rebeca metiendo el libro en una bolsa de papel y también echando un separador – hasta la próxima.-Hasta la próxima.La muerte salió sonriente por haber cruzado por primera vez palabras con Rebeca, una vez fuera de la librería se detuvo a mirar con detalle el libro que compró, era una novela romántica y pensó que si a Rebeca le había gustado seguramente y sin ninguna duda a ella también le gustaría. Ella nunca había leído un libro o algo más que los simples letreros de algunas marquesinas y eso de refilon, pero en su existencia no había hecho más que ir de un lado a otro sin detenerse a nada más que recoger vidas. Por la noche la muerte llegó al cuarto de Rebeca quien ya dormía, se acercó hasta su cama y la miró dormir, sabía que no podía estar tan cerca de Rebeca porque su frío le incomodaría, pero se permitió estar un poco cerca de ella unos momentos, Rebeca le era tan frágil a su vista, que dentro de ella sentía algo especial, tenía emociones y sensaciones, le estaba gustando descubrir sus emociones y sentirte así, mucho. Luego de contemplarla dormir unos momentos la muerte se alejo de ella, se situo cerca de la puerta que daba al baño, de la nada saco el libro que había comprado, lo abrió y comenzó a leerlo en voz alta sólo para Rebeca, sin saber si ella la escucharía dentro de sus sueños.- Jamás nunca nadie me había impresionado tanto como ella, sólo mire sus ojos y me fascinaron – leyó y se sintió identificada.La muerte al ir leyendo se iba interesando cada vez más en el libro, si por ella fuera y pudiera, hubiera leído toda la noche, pero tenía que hacer su deber, pero aún así leyó un poco más y cuando se marchó dejó a Rebeca en un lindo sueño, ni más ni menos ella soñaba con lo que la muerte le había leído, Rebeca se soñaba ella misma enamorada, tomada de la mano de alguien a quien no le miraba el rostro, sólo le lograba ver los brazos y las piernas, su imagen era borrosa pero ella se sentía feliz y cómoda a su lado, porque dentro de ese sueño sabía que lo conocía y tenía una conexión con esa persona. Al día siguiente Rebeca amaneció de buen humor, hasta parecía animada, algo que hacía semanas no ocurría en su estado actual, su familia se dio cuenta de que su semblante era mejor que días pasados y la muerte desde aquella noche regreso a leer aquél libro y de esa manera ambas disfrutaron de la lectura de distintas maneras.La muerte ahora estaba completamente enamorada de Rebeca, aunque ella no sabía definir exactamente ese agradable sentimiento que la recorría por dentro, pero que lo venía descubriendo gracias al libro que leía cada noche, le gustaba sentirse así, sentirse como nunca antes se había sentido. Pensaba a Rebeca todo el tiempo, su mente se había llenado de tonos grises como los ojos de Rebeca y a la vez de otros colores, ya no era solo negro, ahora sentía que podía mirar cada detalle de los lugares que iba y sobre todo sentir que su existencia no era tan triste y solitaria como la había sentido desde siempre.Terminó de leerle el libro a Rebeca y está vez la muerte no dudo en ir de nuevo a la librería para comprar otro, pero en esta ocasión el pequeño lugar parecía casi lleno con las personas que se encontraban allí mirando los libros, trató de entrar sin llamar mucho la atención, no quería la mirada de todos sobre de ella, pero fue imposible de que no la notarán, tenía un aura demasiado misteriosa, su belleza parecía ser fuera del mundo terrenal y la forma sigilosa en que se movía era aún más llamativa y la muerte sólo quería la mirada de una sola persona y esa era la de Rebeca, pero cuando se acercó al mostrador no estaba, sólo se encontraba el empleado atendiendo a unos clientes y la muerte sintió cierta desilusión.-¡Hola! – le saludo una dulce voz a la muerte por detrás de la espalda y se giró para mirar a la persona que siempre ansiaba ver.-¡Hola! – le respondió mostrándole una sonrisa sincera y sin esfuerzo, feliz por verla y tenerla tan de frente.Rebeca sintió empatía y confianza con aquella mujer que no conocía, solo habían bastado unas cuantas palabras para que sintiera su amabilidad, también podía ver que su mirada era franca y no mostraba compasión hacia ella como algunas otras personas que le miraban, ella le miraba diferente, casi podía jurar que había cierta fascinación en su mirada cada que la veía.-¿Ya terminaste de leer el libro? ¿Qué tal te pareció? – le preguntó Rebeca con entusiasmo.- Ya lo terminé y me gustó mucho. He venido por otro, quizás tu puedas recomendarme uno.-¡Por supuesto que si! – y se encaminó hacia uno de los estantes que estaban a la izquierda – ¿qué buscas? ¿Algo parecido?- Cre… Cre… creo que si – tartamudeo un poco – o tal vez uno que te guste a ti, que te llame la atención – Rebeca le sonrió y la muerte no pudo evitar preguntarle su nombre aunque ya lo supiera – ¿Cómo te llamas?-Rebeca ¿y tú?-Úrsula – respondió de inmediato, pues había pasado días pensando en un nombre para darle a Rebeca y al final decidió dejarse aquél mismo que le dijera aquella noche.-¿Eres de por aquí? – continuó Rebeca – No te había visto por este rumbo, por lo regular conozco de vista a la mayoría de las personas que entran a la librería o pasan por aquí.-Eres muy observadora – le dijo la muerte – acabo de llegar a esta ciudad.-¿Vives por aquí cerca?- No, para nada. Llegue aquí por casualidad cuando solo caminaba para conocer la ciudad.Rebeca se giró de nuevo hacia la estantería llena de llibros, busco por unos instantes entre ellos, tomó uno y se lo mostró a Úrsula, quién no dejo de observarle ni un segundo, le fascinaba ver cada uno de sus movimientos
-¡A mí! ¿a mí me han traído rosas? – preguntó extrañada tomando las rosas que le entregaba su madre y que llevaban una nota dentro.-¿Quién te las ha mandado? – preguntó su madre tan llena de emoción como Rebeca.-Son de Úrsula – dijo Rebeca sonriendo – se está disculpado conmigo por no poder venir el día de hoy, es debido a su trabajó.-Parece que el universo a conspirado a tu favor, no querías que te viera así ¿no es cierto?- Si y no, es algo muy raro. En verdad quería verla, pero no me siento bien como para atenderla – y sonrió – Creo que es mejor que sea mañana. Quizás me sienta menos agobiada.-¿A qué se dedica tu amiga?- No lo sé, no le he preguntado aún, sólo se que acaba de llegar a esta ciudad.Cuando Rebeca d
- Si, me ha gustado mucho y cuando me pongo a leer no quiero dejar de hacerlo, me atrapa. Si mañana tengo tiempo te lo llevo.- Me encantaría eso. Gracias ¿no tienes miedo de que no te lo regrese?- No, no tengo miedo. Yo se que me lo regresaras, confío en tí – dijo mirándola a los ojos.-¿De qué color son tus ojos? – le preguntó de repente Rebeca mirándo fijamente con curiosidad los ojos de Úrsula que se quedó pensativa y un tanto preocupada ante la pregunta.-¿De qué color los miras tú? – le preguntó tanteando el terreno, la verdad es que ni ella misma sabía de que color eran sus ojos pues nunca se había reflejado en algo, mucho menos mirando en un espejo, le daba miedo saber que vería de si misma, por eso quería escuchar de los labios de Rebeca de que color los miraba ella.-Son muy confusos, p
-La verdad – dijo mirándola a los ojos – es que a penas estoy empezando a juntar libros, como te dije, me la paso ocupada, antes estaba estudiando y el dinero era poco así que no leía mucho. Ahora he buscado leer porque tengo un poco de tiempo libre.-Ya veo. A noche se me olvidó pedirte tu número celular ¿me lo darías?-No tengo por el momento, se me ha perdido y no he comprado uno, pero en cuanto pueda te daré mi número. -Que extraña eres – le dijo sonriendo – ¿te gusta la música?- No he escuchado mucha – dijo tímida, Rebeca la ponía nerviosa cuándo se le quedaba mirándo fijamente y le gustaba esa sensación de por lo menos a sus ojos ser un humano.-Ven – le dijo Rebeca tirándose a la cama y dando palmadas a su lado para que Úrsula le imitara y se tendiera con ella y &
La muerte le pregunto a la vida ¿porque todo el mundo te quiere y a mi no?La vida le respondió "porque yo soy una hermosa mentira y tú una cruel realidad"Bueno esperó que les guste esta novela, la escribí hace algún tiempo, pero la volví a reescribir, porque me pareció que le faltaban muchos detalles, fue una de las primeras que escribí hace ya algunos años cuando comenzaba a hacerlo y desde entonces no deje hacerlo.Así como me gusta escribir, me gusta leer. Mis libros favoritos son: el lado ciego del amor, tu nombre escrito en el agua y el azul es un color cálido, entre algunos otros que no mencionó por qué me llevaría todo el día.Esperó les guste mi trabajo y disfruten de la lectura, de esta novela que yo disfruté de escribir y le dedique mi tiempo para compartirla con ustedes.
Se estaba acercando la navidad y Rebeca había tenido su última quimioterapia esa mañana, a pesar de sentirse cansada y débil estaba animada, Úrsula le había prometido ir a verla esa tarde para ayudar a ella y a Lucía a decorar el arbol, pero para que la tarde llegara aún faltaba mucho, por eso a penas llegar a casa se fue a su cama a descansar, durmió mucho, tanto que su madre tuvo que ir a despertarla para que fuera a comer un poco si es que le apetecía, Rebeca tardó en desperezarse, sentía mucha pereza, solo quería ver a Úrsula y que le diera un abrazo.Poco después de comer le pidió a su hermana que comenzara a sacar todos los chunches alusivos a la fecha para comenzar con los arreglos navideños, una vez fuera, empezaron por limpiarlos para después comenzar a armar todo, estaban haciendo esto cuando alguien tocó a la puerta, Rebeca no lo pensó dos veces en ir abrir, sólo una persona tocaba a la puerta a la misma hora, abrió de inmediato para toparse con aquel rostro inex
El día de noche buena la muerte llegó a las nueve de la noche con una canasta de frutas, sobre todo las favoritas de Rebeca, entre ellas muchas uvas, sin duda la muerte se iba empapando de lo que los vivos hacían, Rebeca se sintió a penada con Úrsula por no poder darle nada en ese momento, ni en las otras ocasiones en que Úrsula le llevaba detalles, Rebeca no tenía dinero justo en ese momento de su vida, sus ahorros se habían ido agotando y no podia gastarse todo en una sola vez, por ese motivo allá de vez en cuando compraba caramelos de cajeta para Úrsula, quién en un principio cuándo se metió el primer dulce a la boca lo sintió raro y pegajoso, pero después le gustó lo dulce a su paladar y extrañamente su cuerpo lo acepto y no lo devolvió como le sucedía con la comida.Si había algo que Rebeca le estaba dando puro y sincero a Úrsula, era su amor, porque Rebeca para ese momento estaba enamorada de aquella mujer que aun no le había dado un beso en los labios, pero que le ll
- Te amo – le dijo Úrsula en un susurro a Rebeca – mucho te amó – la muerte no tenía ni idea de dónde le habían salido esas palabras pero de qué sentía algo grande muy dentro de ella, lo podía sentir, tanto que creía que podía sentir los latidos de un corazón dentro de su pecho, pero era solo el de Rebeca que se aceleró al oír sus palabras.- Entonces ¿por que no me habías besado?-Porque soy mayor que tu y no quería que pensaras que me aprovechaba de ti, yo te quiero bien, no para llenar mis espacios de soledad.-Yo no hubiera pensado eso de ti, jamás lo pensaría de una persona como tú qué siempre tiene algún detalle para mí. Además yo también creo que te amo.Úrsula sintió que explotaría de felicidad al escuchar aquellas palabras, Rebeca miró como la expresión en su rostro cambiaba y aquello le lleno de ternura y sin poder aplazarlo más se abrazo a Úrsula quien le correspondió, le beso la mejilla pero al hacerlo le tiro el gorro que cubría su cabeza c