-Rebeca ¿y tú?
-Úrsula – respondió de inmediato, pues había pasado días pensando en un nombre para darle a Rebeca y al final decidió dejarse aquél mismo que le dijera aquella noche.-¿Eres de por aquí? – continuó Rebeca – No te había visto por este rumbo, por lo regular conozco de vista a la mayoría de las personas que entran a la librería o pasan por aquí.-Eres muy observadora – le dijo la muerte – acabo de llegar a esta ciudad.-¿Vives por aquí cerca?- No, para nada. Llegue aquí por casualidad cuando solo caminaba para conocer la ciudad.Rebeca se giró de nuevo hacia la estantería llena de llibros, busco por unos instantes entre ellos, tomó uno y se lo mostró a Úrsula, quién no dejo de observarle ni un segundo, le fascinaba ver cada uno de sus movimientos y gestos, hasta la manera de hablar y el sonido de su voz le gustaba.-Toma – dijo dándole el libro – muero por leer este….. pero no he podido adquirirlo.- Pues entonces te lo prestare cuando terminé de leerlo.- ¡No! – dijo tímida – ¿y si no te lo devuelvo?- Entonces vendré cada día hasta que te canses y me lo devuelvas.-Me parece justo.Cuando cayó la noche y Rebeca se durmio tras su fatigado día, la muerte llegó para comenzarle a leer de nuevo, está vez la historia de amor no era un romance convencional entre un hombre y una mujer como en el libro pasado, esté romance era entre dos mujeres y la muerte se interesó mucho más, nunca había reparado en este tipo de romance, de hecho no sabía cómo funcionaba aquello, pero si que le estaba gustando lo que iba leyendo, mientras Rebeca se hundía en un cálido y profundo sueño.
-Me gustas – le dijo la muerte a Rebeca comprendiendo ahora un poco de lo que le pasaba – pero lo que siento va más allá de sólo gustarme, siento algo muy especial por ti Rebeca – y sin poder evitarlo llevo uno de sus gélidos dedos a la mejilla de Rebeca para acariciarle delicadamente, y al hacerlo está abrió los ojos, la muerte se quedó inmóvil sin apartar el dedo de la mejilla, sus miradas se cruzaron de nuevo pero Rebeca parecía seguir aún adormilada, no estaba despierta del todo, así que la muerte aprovechó para acariciarle los cabellos y comenzó a arrullarle hasta que fue cerrando los ojos hasta volver a quedarse dormida.A la mañana siguiente Rebeca despertó pensando en Úrsula, fue en lo primero que pensó al abrir los ojos, ya que había tenido un extraño sueño con Úrsula por la noche, le pareció haberla visto personificada en su cuarto frente a ella observandola dormir, recordó aquellos ojos que la confundían por no saber exactamente de que color eran, por que parecían ser negros y a la vez de un azul oscuro de una intensa mirada profunda, y cuando sonreía mostraba su dentadura perfecta, era una mujer hermosa, parecía sacada de la televisión, era delgada, unos centímetros más alta que ella, además de que le gustaba el sonido de su voz, le resultaba suave y atrayente y apostaba que también era unos años mayor, pero saber que era mayor no le impedía que comenzará a sentirse atraída por Úrsula, sin embargo al mismo tiempo su poca autoestima y sobre todo su aspecto en ese momento la hicieron sentir triste, porqué no cabía la mínima posibilidad de que alguien como Úrsula se fijará en ella.-¡Hola Rebeca! – la saludo Úrsula a penas llegar al mostrador, sorprendiendo a Rebeca y al empleado al aparecer tan de repente y en completo silencio.-¡Hola! – respondió Rebeca sorprendida – No te vi entrar ¿no me digas que vienes por otro libro? ¿ya terminaste de leer el que compraste?-No, no lo he terminado aún – dijo mostrándole una sonrisa – pero déjame decirte que me está gustando igual. Sólo pase a saludarte y a traerte esto – dijo dándole un vaso de café.- Gracias – sonrió apenada – que detalle, pero no puedo beber café en este momento.-¿Ya has bebido uno?-No, no es por eso. No puedo beber café y otras cosas por mi enfermedad.Hubo un largo silencio, no se sabría decir cual de las dos se puso mas roja, Úrsula quería desaparecer pero no podía, no tenía la menor idea de que Rebeca no podía beber café, ella lo llevo porqué observó que era lo que la mayoría de las personas tomaban día a día, entonces ambas se miraron a los ojos.-Perdóname, no lo sabía – dijo Úrsula aún sonrojada – pensé que te gustaría tomar algo caliente. Yo no quería….- Esta bien, no te preocupes no lo sabías – dijo tratando de quitarle importancia – es muy amable de tu parte.- No sabía que…. Discúlpame.-No pasá nada, las personas con cáncer tenemos prohibido comer y beber ciertas cosas y una de ellas es el café.- No quería incomodar – prosiguió la muerte aún tímida, tanto que Rebeca se sorprendió de ver a aquella mujer tan hermosa en ese estado – No quise hacerte sentir mal, no era mi intención.-Puedes invitarme otra cosa – repuso Rebeca sin pensar, pues por alguna extraña razón Úrsula era la única persona que no había reparado en su aspecto o era muy despistada o es que a los ojos de aquella mujer no parecía enferma o es que era demasiado amable.-¿Qué puedo invitarte? – pregunto enseguida.-Un té o un helado.-De acuerdo.-Acaso no ves que no tengo muy buen aspecto – dijo Rebeca señalándose, no tenía cejas, ni pestañas, ni cabello, se miraba rara y Úrsula no lo notaba.- No. Para nada, te ves muy linda.-Jaja – rio – me lo voy a creer.- Créetelo – le aseguró Úrsula mirándola a los ojos y Rebeca le sostuvo la mirada – ¿Cómo puedo remediar mi gran error?- Umm, déjame pensar – dijo llevándose la mano a la barbilla – invítame a tomar un té ¿Qué te parece?- Por supuesto que si, me parece bien.-¿Qué día te vendría bien?-¿Un sábado?-¿Sábado?-¿Estás ocupada ese día?-No, está bien ese día para mi ¿por la tarde?-Si, por la tarde.-Entonces pasaré por ti – dijo Úrsula ansiosa por qué llegara ese día para estar un poco más a solas con ella.- De acuerdo, pero debo de advertirte que si hace mal tiempo me temo que no podré salir contigo. Dado a qué ahora no tengo muchas defensas, soy propensa a enfermarme y no quiero tener una enfermedad sobre otra. Ultimamente los días están muy cambiados, un día hace frío, calor, llueve o todo junto en un día.- Entendido, si hay mal tiempo ¿puedo traerte tu té aquí? – Rebeca asintió con una sonrisa, feliz de que Úrsula no parecía encontrar obstáculo para dejar de verla – a lo que recuerdo nada es como antes, el clima, la gente, nada es como tiempo atrás – dijo Úrsula como si fuera una anciana.-¡Vaya que sonaste melancólica! como si fueses una anciana – Úrsula le sonrió cariñosamente a Rebeca pues sólo ella ejercía ese poder de hacerla sonreír con facilidad, si tan solo Rebeca supiera lo vieja que era, seguramente nunca sentiría el interés de hablar con ella. Úrsula era una anciana con el aspecto de una mujer joven.-Quizás lo sea y no lo aparente – dijo Úrsula con voz misteriosa – ¿Cuántos años tienes?- Veintitrés ¿y tu?- Veintiséis. Creó que si soy algo mayor que tú.-No eres tan vieja.Rebeca se le quedo mirando a los ojos, en su interior se moría de emoción, nervios y de incredulidad ¿Qué a caso esa mujer no miraba su aspecto físico? ¿acaso no parecía evidente su estado de salud? ¿no la miraba fea por la falta de cejas y pestañas? Rebeca y Úrsula se miraron unos segundos en silencio antes de que de repente Rebeca la tomara del brazo y la arrastrara del mostrador hasta quedar justo en medio de la librería, la cual estaba semidesierta aquél día, Rebeca tenía que decirle lo que la había comenzado a quemar por dentro, un sentimiento de miedo y de esperanza a la vez.-Tengo cáncer – le dijo de nuevo mirándola a los ojos, pero el rostro de Úrsula era imperturbable no le importaba su enfermedad o su aspecto – No siempre me siento bien – continuó sin dejar de sostenerle la mirada a Úrsula – hay días en los que no me apetece salir y me quedo en mi cuarto el cuál está a solo unos cuantos pasos de aquí, ya que mi casa está al lado. Hoy te digo que si podría salir contigo, pero mañana o el sábado no te lo puedo asegurar.-¿Mañana podrías? – preguntó Úrsula emocionada.- Mañana no puedo, tengo mi tratamiento. Por eso te dije que el sábado a lo de salir por el té y esto ahora, porque a veces me siento mal y no me apetece salir.-Entiendo y tu salud es primero – le sonrió con dulzura – me tengo que ir a trabajar ¿te molestaría si vengo a visitarte mañana por la tarde luego de tu tratamiento?- No me molesta.- Gracias.Rebeca estaba asombrada por el genuino interés que Úrsula mostraba hacia ella, le emocionaba pensar y creer que Úrsula sentía cierta atracción hacia su persona, Rebeca sonrió y se le iluminó el rostro, la muerte fue testigo de aquello y se sintió feliz, se despidió cortésmente de Rebeca y salió del lugar, sin duda Úrsula tenía cautivada a Rebeca que estaba fascinada por su manera de andar, de vestir y de hablar, parecía un caballero del siglo pasado pero en cuerpo de una hermosa mujer, además de que Úrsula no la trataba o miraba como una mujer enferma, si no que la miraba de otra forma que no podía explicar y esa mirada la hacía sentirse diferente, se sentía bien a pesar de que el color de sus ojos fuera indescriptible.Al día siguiente durante su tratamiento Rebeca le contaba a su madre sobre Úrsula, la mujer que conoció en la librería y que le había invitado a tomar un té, debido a que el día anterior le había llevado un café, pero como le dijo que no podía beberlo, la invitó por un té para el sábado y que por la tarde iría a visitarla, sin antes haberle preguntado si no tenía inconvenientes de que la visitará, su madre la escuchaba atenta y miraba con alegría como su hija contaba sobre aquella mujer que había conocido en la librería.-Entonces espero conocerla esta tarde – dijo su madre.-Si, espero te agrade.-Seguro que si, debe ser alguien muy simpática.-Lo es mamá.La muerte llegó a casa de Rebeca algunas horas después de que esta llegará de su tratamiento, antes de presentarse como Úrsula decidió echar un vistazo a Rebeca en su habitual forma, la encontró vomitando, poco después la miró cansada, agotada y después la miró llorar abrazada de su madre por que no quería que Úrsula la mirará así esa tarde. La muerte se entristeció por no poder hacerse presente esa tarde, pero tampoco quería hacer sentir incomoda a Rebeca, por eso, media hora más tarde, la muerte tocó a la puerta de la casa, está vez haciéndose pasar por un mensajero, le abrieron la puerta pasado unos instantes, Carolina miró con cierta sorpresa a las flores y al mensajero que tenía delante de ella.-¿Qué se le ofrece? – le pregunto.-He traído estas rosas para Rebeca Valverde ¿aquí vive?-Si, aquí vive.El mensajero entrego las rosas amarillas a la madre de Rebeca y se fue sin decir más o siquiera esperar la firma de recibido, la madre de Rebeca solo se encogió de hombros ante la rareza del joven y entro a la casa con una sonrisa en su rostro y llena de curiosidad por saber quién le había mandado rosas amarillas a su hija.-Rebeca ¡mira lo que te han traído! – le dijo su madre entrando a la habitación de Rebeca con las rosas.-¡A mí! ¿a mí me han traído rosas? – preguntó extrañada tomando las rosas que le entregaba su madre y que llevaban una nota dentro.-¿Quién te las ha mandado? – preguntó su madre tan llena de emoción como Rebeca.-Son de Úrsula – dijo Rebeca sonriendo – se está disculpado conmigo por no poder venir el día de hoy, es debido a su trabajó.-Parece que el universo a conspirado a tu favor, no querías que te viera así ¿no es cierto?- Si y no, es algo muy raro. En verdad quería verla, pero no me siento bien como para atenderla – y sonrió – Creo que es mejor que sea mañana. Quizás me sienta menos agobiada.-¿A qué se dedica tu amiga?- No lo sé, no le he preguntado aún, sólo se que acaba de llegar a esta ciudad.Cuando Rebeca d
- Si, me ha gustado mucho y cuando me pongo a leer no quiero dejar de hacerlo, me atrapa. Si mañana tengo tiempo te lo llevo.- Me encantaría eso. Gracias ¿no tienes miedo de que no te lo regrese?- No, no tengo miedo. Yo se que me lo regresaras, confío en tí – dijo mirándola a los ojos.-¿De qué color son tus ojos? – le preguntó de repente Rebeca mirándo fijamente con curiosidad los ojos de Úrsula que se quedó pensativa y un tanto preocupada ante la pregunta.-¿De qué color los miras tú? – le preguntó tanteando el terreno, la verdad es que ni ella misma sabía de que color eran sus ojos pues nunca se había reflejado en algo, mucho menos mirando en un espejo, le daba miedo saber que vería de si misma, por eso quería escuchar de los labios de Rebeca de que color los miraba ella.-Son muy confusos, p
-La verdad – dijo mirándola a los ojos – es que a penas estoy empezando a juntar libros, como te dije, me la paso ocupada, antes estaba estudiando y el dinero era poco así que no leía mucho. Ahora he buscado leer porque tengo un poco de tiempo libre.-Ya veo. A noche se me olvidó pedirte tu número celular ¿me lo darías?-No tengo por el momento, se me ha perdido y no he comprado uno, pero en cuanto pueda te daré mi número. -Que extraña eres – le dijo sonriendo – ¿te gusta la música?- No he escuchado mucha – dijo tímida, Rebeca la ponía nerviosa cuándo se le quedaba mirándo fijamente y le gustaba esa sensación de por lo menos a sus ojos ser un humano.-Ven – le dijo Rebeca tirándose a la cama y dando palmadas a su lado para que Úrsula le imitara y se tendiera con ella y &
La muerte le pregunto a la vida ¿porque todo el mundo te quiere y a mi no?La vida le respondió "porque yo soy una hermosa mentira y tú una cruel realidad"Bueno esperó que les guste esta novela, la escribí hace algún tiempo, pero la volví a reescribir, porque me pareció que le faltaban muchos detalles, fue una de las primeras que escribí hace ya algunos años cuando comenzaba a hacerlo y desde entonces no deje hacerlo.Así como me gusta escribir, me gusta leer. Mis libros favoritos son: el lado ciego del amor, tu nombre escrito en el agua y el azul es un color cálido, entre algunos otros que no mencionó por qué me llevaría todo el día.Esperó les guste mi trabajo y disfruten de la lectura, de esta novela que yo disfruté de escribir y le dedique mi tiempo para compartirla con ustedes.
Se estaba acercando la navidad y Rebeca había tenido su última quimioterapia esa mañana, a pesar de sentirse cansada y débil estaba animada, Úrsula le había prometido ir a verla esa tarde para ayudar a ella y a Lucía a decorar el arbol, pero para que la tarde llegara aún faltaba mucho, por eso a penas llegar a casa se fue a su cama a descansar, durmió mucho, tanto que su madre tuvo que ir a despertarla para que fuera a comer un poco si es que le apetecía, Rebeca tardó en desperezarse, sentía mucha pereza, solo quería ver a Úrsula y que le diera un abrazo.Poco después de comer le pidió a su hermana que comenzara a sacar todos los chunches alusivos a la fecha para comenzar con los arreglos navideños, una vez fuera, empezaron por limpiarlos para después comenzar a armar todo, estaban haciendo esto cuando alguien tocó a la puerta, Rebeca no lo pensó dos veces en ir abrir, sólo una persona tocaba a la puerta a la misma hora, abrió de inmediato para toparse con aquel rostro inex
El día de noche buena la muerte llegó a las nueve de la noche con una canasta de frutas, sobre todo las favoritas de Rebeca, entre ellas muchas uvas, sin duda la muerte se iba empapando de lo que los vivos hacían, Rebeca se sintió a penada con Úrsula por no poder darle nada en ese momento, ni en las otras ocasiones en que Úrsula le llevaba detalles, Rebeca no tenía dinero justo en ese momento de su vida, sus ahorros se habían ido agotando y no podia gastarse todo en una sola vez, por ese motivo allá de vez en cuando compraba caramelos de cajeta para Úrsula, quién en un principio cuándo se metió el primer dulce a la boca lo sintió raro y pegajoso, pero después le gustó lo dulce a su paladar y extrañamente su cuerpo lo acepto y no lo devolvió como le sucedía con la comida.Si había algo que Rebeca le estaba dando puro y sincero a Úrsula, era su amor, porque Rebeca para ese momento estaba enamorada de aquella mujer que aun no le había dado un beso en los labios, pero que le ll
- Te amo – le dijo Úrsula en un susurro a Rebeca – mucho te amó – la muerte no tenía ni idea de dónde le habían salido esas palabras pero de qué sentía algo grande muy dentro de ella, lo podía sentir, tanto que creía que podía sentir los latidos de un corazón dentro de su pecho, pero era solo el de Rebeca que se aceleró al oír sus palabras.- Entonces ¿por que no me habías besado?-Porque soy mayor que tu y no quería que pensaras que me aprovechaba de ti, yo te quiero bien, no para llenar mis espacios de soledad.-Yo no hubiera pensado eso de ti, jamás lo pensaría de una persona como tú qué siempre tiene algún detalle para mí. Además yo también creo que te amo.Úrsula sintió que explotaría de felicidad al escuchar aquellas palabras, Rebeca miró como la expresión en su rostro cambiaba y aquello le lleno de ternura y sin poder aplazarlo más se abrazo a Úrsula quien le correspondió, le beso la mejilla pero al hacerlo le tiro el gorro que cubría su cabeza c
Sus padres tenían mucha curiosidad por saber exactamente que tipo de relación había entre ellas realmente, se presentaron como amigas en un principio, pero una mujer que le manda rosas rojas a otra mujer como si fuesen enamorados era muy raro, siempre tenía un detalle en sus manos para Rebeca o en ocasiones para todos, Úrsula era más bien parecido a un enamorado y pretendiente de su hija, pero no le preguntaron nada y la dejaron estar tranquila sin acosarle con preguntas, esperarían a ver que ocurría más adelanté entre ellas.Úrsula entró a la librería el 30 de diciembre con una rosa roja detrás de su espalda. Durante esos días de ausencia trato de alejarse de Rebeca, por el bien de ambas pero sobre todo del de Rebeca, pero le fue imposible hacerlo, no verla era tan doloroso, en el fondo sabía que estaba mal relacionarse con ella, porque ella era una mujer humana de carne y hueso, mientras que Úrsula era una mentira, ella era el ángel de la muerte con disfraz de ser humano