Capítulo 25

El día en que sea posible para la mujer amar no por debilidad sino por fortaleza, no por escapar de sí misma sino para encontrarse a sí misma, no para humillarse sino para reafirmarse; ese día el amor será para ella, como es para el hombre, una fuente de vida.

Simone de Beauvoir

Chilló como rata cuando él se inclinó depositándola en su cama. En el tiempo que le tomó mirar alrededor de la habitación extraña para ella, él ya se había quitado la camisa y el saco del traje, presionó una rodilla en la cama entre sus piernas. Adara a pesar de la situación no pudo evitar que sus ojos vagaran sobre su pecho desnudo, su mirada se volvió hambrienta, ese hombre estaba verdaderamente hecho un pastel.

Yummy yummy.

Cuando la mirada de la pelinegra bajó a la tensa erección del mafioso, lentamente él comenzó a desabrocharse los pantalones perfectamente planchados, dejándolos caer al suelo, sin importarle si se ensuciaban o no.

Un deslizamiento de la pequeña y rosada lengua sobre los labios de su ah
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