“(...) pretendes adquirir lo que verdaderamente es bello a cambio de lo que lo es sólo en apariencia, y de hecho te propones intercambiar «oro por bronce»” (Sócrates, “El discurso de Alcibíades”, p.758.—¿Me estás jodiendo?—Adara se alejó de ese cuerpo masculino del pecado y lo apuntó con un dedo—. ¡Deja de bromear! ¡No es divertido!Alexei con todo el tiempo del mundo la miró, solo estuvo ahí unos segundos en silencio, mirándola hasta que tocaron a la puerta, sin decir nada fue hasta allí y abrió.Escuchó como hablaron ahí y él se hizo a un lado para dejar pasar a unas muy emocionadas doncellas.—¡Señora!—gritó Meredith, con una sonrisa de oreja a oreja!—. ¡Aleluya por las buenas noticias!Clara vino directamente a abrazarla por lo que estuvo con dos pares de brazos a su alrededor, no podía respirar. Vio como el mafioso comenzaba a irse por la puerta.—¡Espera, Alexei!—se detuvo, ella no supo que decir.El rubio miró por encima de su hombro a una mujer casi en pánico. Rio para sus ad
“(...) vuelto a ese mar de lo bello y contemplándolo, engendrará muchos bellos y magníficos discursos y pensamientos en ilimitado amor por la sabiduría” (Diotima, “El discurso de Diotima”, p.748.Alexei estaba pasmado contemplando a la preciosa Adara caminar hacia él por el altar. Y no solo por su belleza, gracia o sensualidad: estaba muy seguro de que escaparía, después de ver su pánico al enterarse de la muy apurada boda. Las probabilidades eran de cien contra uno.Si antes, en esa tienda para mujeres no tenía la intención de escapar, ahora probablemente sí.No había estado tranquilo ni un segundo en esas dos horas y alguito de minutos. Ella no habría salido por la puerta de su dormitorio, de eso estaba seguro. Habría pensado en una forma más ingeniosa de escapar, es preciosa pero inteligente, además de que sus criadas o una de dos, se lo iban a comunicar de inmediato o ellas mismas la iban a detener.Pero sea cual sea el plan que había o no estado preparando los últimos días en la
Se desempeñaba mejor en su trabajo cuando se alejaba, eso le permitía observar las cosas con claridad. Está mortalmente claro, fue criado de esa manera, su madre mejor apodada cómo la Zarina Catalina la Grande, lo había moldeado a base de golpes, fuego y agua congelada, cómo se hace con las mejores espadas. Resistente con un excelente filo. Capaz de resistir lo peor y cortar lo imposible.Así es la mafia, no hay reglas, está prohibido cualquier tipo de sentimiento que te haga débil, la soledad es la mejor compañía, tu arma tu mejor aliada y la sangre que a él tanto le desagrada, es tu agua de todos los días. Bebes de ella, te alimentas de ella, sobrevives de ella.La misericordia ni siquiera entraba en su vocabulario.Es decir, todo lo contrario a lo que había hecho con Adara desde el primer día. Ella solo lo hacía molestar. Se puso en peligro de una forma tan imprudente ese día en la boutique para mujeres o esa vez que la conoció justo en el callejón de la rata y donde más tarde apa
El día en que sea posible para la mujer amar no por debilidad sino por fortaleza, no por escapar de sí misma sino para encontrarse a sí misma, no para humillarse sino para reafirmarse; ese día el amor será para ella, como es para el hombre, una fuente de vida.Simone de BeauvoirChilló como rata cuando él se inclinó depositándola en su cama. En el tiempo que le tomó mirar alrededor de la habitación extraña para ella, él ya se había quitado la camisa y el saco del traje, presionó una rodilla en la cama entre sus piernas. Adara a pesar de la situación no pudo evitar que sus ojos vagaran sobre su pecho desnudo, su mirada se volvió hambrienta, ese hombre estaba verdaderamente hecho un pastel. Yummy yummy. Cuando la mirada de la pelinegra bajó a la tensa erección del mafioso, lentamente él comenzó a desabrocharse los pantalones perfectamente planchados, dejándolos caer al suelo, sin importarle si se ensuciaban o no.Un deslizamiento de la pequeña y rosada lengua sobre los labios de su ah
Qué hombre más aterrador y más hábil. Adara se mojó los labios con anticipación y algo de ilusión. El tan temido líder de la mafia rusa, de la Bratva, le acababa de dar un orgasmo casi literalmente de fuera de este mundo, y ahora también necesitaba cuidar de él, no por obligación o compromiso, sino porque a ella le nacía hacerlo. Ella lo deseaba. Porque él aún no se había venido. O al menos creía que no lo había hecho.Con sus manos ahora ya libres por fin, se sujetó de sus musculosos hombros y se hizo cargo, moliendo y golpeando contra su increíble miembro. Empujando sus caderas hacia adelante y hacia atrás con sus manos, se inclinó hacia adelante, era su turno de lamer, saborear y chupar los botones de su nuevo esposo con su boca. Al parecer él había dejado libre a su bestia porque su boca comenzó a vibrar ligeramente con los gruñidos de satisfacción que salían de su pecho. Adara ya podía sentir un espiral en su núcleo tensándose de nuevo, preparándose de nuevo ante la inminente ba
Cuando no tienes amor, le pides al otro que te lo dé. Eres un mendigo. Y el otro te está pidiendo que se lo des a él o a ella. Dos mendigos extendiendo sus manos uno al otro y ambos con la esperanza de que el otro tenga amor para dar… Naturalmente, ambos se sienten derrotados y engañados. Esta es la paradoja: aquellos que se enamoran no tienen amor, por eso se enamoran.Osho—Почему ты даешь мне это?{¿Por qué me estás dando ésto?}El hijo mayor movió los dedos para que el anillo Jade girara entre ellos. El color blanquecino del anillo que una vez su madre había usado en el día de su propia boda y que lo siguió usando cuando Alexei era pequeño, le trajo muchos recuerdos. Algunos deseados, algunos no tantos.No quiere recordar la paliza que su madre le regaló cuando robó un dulce de la cocina para su hermano menor, Alek, quien estaba muy mal enfermo. Tuvo la espalda sangrando por cinco días, no pudo decirle nada a su padre, sino sería considerado indigno como futuro líder de Bratva, per
Buscamos la felicidad pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa sabiendo que tienen una.François Marie Arouet Voltaire.De alguna manera había logrado esconder el tiempo suficiente su mano de sus doncellas y en algún momento dado, cuando le pidió a Clara que le trajese su "zapato alto gris" y a Meredith le pidió su vestido azul rey, pudo colocar un poco de base en su mano y esparcirla uniformemente en poco tiempo.Al volver, ella estaba fingiendo maquillarse.—¿Es este, señora?—Meredith trajo un vestido azul muy bonito que no había visto en su vida. Asintió fingiendo conocerlo.También apareció Clara con unos zapatos altos blancos, ya traía una nota en la mano.—Lo siento, señora. No hay ninguno de color gris, lo único parecido es este—leyó.Adara aplaudió una vez.—¡Es este! Lo siento, me habré confundido de color por las luces el otro días. Gracias Clara—Miró a la otra mujer por encima del hombro, que ya estaba en su espalda, comenzando a ponerle el vestido azul—. Y a
La belleza seduce a la carne con el fin de obtener permiso para pasar al alma.Simone Weil.Adara se desliza con la espalda apoyada en la puerta de su dormitorio del hotel y descansa su cabeza en sus manos, apretándose, luchando con su mente que quiere encontrarse en cualquier otra parte, los dedos masajeando sus sienes para mermar ese dolor palpitante. Todo se fue al carajo en un santiamén.Por primera vez está agradecida de que el mafioso que tiene por esposo la haya dejado a cargo de la llave inteligente para abrir su cuarto. ¿Cómo haría él para poder ingresar al dormitorio? No le interesa. Dios sabe, que ese hombre tiene el dinero suficiente para darse la opción de comprar otra habitación por una noche. No le hará falta en la que ella se encuentra ahora.En su interior estaba decaída y se sentía más como una niña engañada por su padre adulto que como una adulta hecha y derecha, pero más que tristeza o decepción, la pelinegra sentía una increíble molestia clavada en su corazón.¿Có