―¿Qué haré yo para solucionarlo? ―preguntó Ava con incredulidad, estaba asombrada por la arrogancia de ese hombre. ―. Absolutamente nada, eres tú el que debe dar explicaciones... ―Te la acabo de dar ―respondió encogiéndose de hombros, sabía que la estaba provocando, pero quería darle a entender que no se conformaría con menos que su confianza ciega. ―No, solo me has traído un papel que puede ser falso, me has dicho que te alguien te drogó y nada más, necesito explicaciones, acciones de lo que vas a hacer con tu madre, promesas de fidelidad, cualquier cosa menos que traslades la culpa y la dejes caer sobre mí ―explotó Ava ―Escuché a esa m*****a mujer decir que me quitarías mi compañía, se burló diciendo que me no te sería deshacerte de mí, que yo firmaría cualquier cosa que me pusieras por delante, como si yo fuera tan tonta como antes. ―¿Qué fue lo que yo respondí? ―preguntó el impasible. ―No lo sé, solo escuché un murmullo y te aseguro que después de ver a esa mujer moviéndose enc
Ava se sentía tan confundida y atormentada que se quedó en su empresa todo el tiempo que Ethan permaneció en el hotel con Diana, no fue hasta que Bárbara le envió un mensaje informándole que él se había marchado que se marchó a su hogar provisional. Encontró a su cuñada en el jardín, empujando el columpio de Diana. ―Hola, Bárbara ―saludó Ava a su cuñada. La pequeña al escuchar la voz de su madre se giró en el columpio para mirarla. ―¡Mamá! ―gritó Diana estirando su brazos para que su madre la cargara. ―Hola, mi princesa ―dijo Ava saludando a su hija. Una vez que sacó a su hija del columpio y le dio un beso su niña comenzó a hablar. ―Ethan papa, vino, mamá, lindo, vuelve, extraño, mamá. ―Sí, mi amor, pronto volveremos con Ethan. ―Columpio ―dije Diana al parecer conforme con las palabras de su madre. La pequeña estiró sus brazos para que su mamá la volviera a 6subir al balancín. Ava puso de nuevo a su hija en el columpio y la meció antes de girarse hacia su cuñada que había perm
Ethan había tenido un día complicado en la oficina. Las tensiones en el trabajo parecían multiplicarse con la fusión de las dos empresas, y cada reunión parecía más interminable que la anterior. El personal de alto rango que había regresado a Construcciones Miller estaba haciendo un trabajo minucioso para proteger los intereses de Ava.Durante todo el día, solo había deseado una cosa: terminar de trabajar para pasar por el hotel y ver a Diana, pero su llamada a Bárbara había resultado en la noticia de que habían salido a casa de una amiga de Ava.Al abrir la puerta principal de su casa, Ethan esperaba encontrar el silencio de su hogar vacío, pero lo que encontró en su lugar lo dejó sin palabras. El vestíbulo estaba lleno de maletas y pertenencias, y el bullicio de voces provenía de la sala de estar.Con un sentimiento de inquietud, se dirigió hacia la fuente de la conmoción y se encontró con Ava, Diana y Bárbara. Ava se veía hermosa, a pesar de la mirada desafiante que intercambiaron
Ava se encontraba en la sala de espera de la clínica de obstetricia, nerviosa y ansiosa por su primer ecograma. La sala estaba decorada con tonos suaves y relajantes, con revistas sobre maternidad esparcidas por las mesas auxiliares. Ava hojeó una de ellas, pero apenas podía concentrarse en las palabras. Sus pensamientos se centraban en que Ethan no había llegado.El asistente del médico llamó su nombre, y Ava se levantó con cuidado. En ese momento Ethan atravesó las puertas del centro médico mirando hacia todas partes hasta que la vio.—¡Ava! —dijo caminando hacia ella con rapidez. —Lo lamento fue casi imposible deshacerme de tu equipo directivo para llegar a tiempo.—Está bien, apenas me van llamando, además los conozco a todos y sé cómo se comportan.Siguieron al asistente por un pasillo hasta una pequeña sala de ecografía. Al entrar, Ava vio la máquina de ultrasonido y una pantalla que esperaba mostrar una imagen de su bebé.. —Señora Anderson, ¿cómo se siente? —preguntó el médico
Seis meses despuésLa casa resonaba con el eco de risas y el sonido de pasos de pies pequeños. Diana corría por el pasillo, radiante de emoción, mientras Ava intentaba mantener el paso con su abultada barriga. Había roto fuente unos minutos antes por lo que había decidido irse de una vez a la maternidad. Le aterraba que su parto fuera rápido y que el médico no pudiera ponerle la epidural.—¡Mamá, mamá! —chilló Diana, corriendo hacia Ava—. ¡Ivette me dijo que el bebé está por llegar!Ava la abrazó con ternura, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Ethan miraba la escena con una sonrisa nerviosa, lleno de anticipación.—Sí, cariño, el bebé está muy ansioso por conocernos a todos —dijo Ava con una sonrisa.Bárbara se acercó, con una expresión de pura alegría en su rostro. —Estoy tan emocionada por ti, Ava. Vas a tener a tu pequeño en brazos muy pronto.Ethan ayudó a Ava a bajar las escaleras y llegar al coche. Diana no podía contener su entusiasmo y corría de un lado a otro, com
Ava quedó sorprendida por el descaro de su suegra, aparecer en el hospital para conocer a su nieto después de que le pusiera un cordel a las escaleras para que ella se cayera y perdiera el bebé, además de la trampa que le montó a su hijo para separarlos. Era inaudito.Durante los meses anteriores había desaparecido, con la única que intentó mantener el contacto fue con Bárbara y su hija se había negado a encontrarse con ella.—No eres bienvenida, madre —informó Ethan mirándola fijamente.Ethan se sorprendió al mirarla, a pesar del maquillaje impecable se veía que tenía ojeras y había perdido peso, su ceño se frunció ligeramente cuando la vio titubear, estaba tensa y apretaba el oso con fuerza.Quitó la mirada de su madre y la dirigió a su esposa que sostenía al bebé con desconfianza, en los ojos de Ava también vio una mirada de desconcierto al ver a Tamara.—Mama, ¿estás bien? —preguntó Bárbara levantándose de su silla, preocupada por la apariencia y la actitud de su madre.—Sí, no qu
Ethan se bajó del coche con prisa y miró el hospital con un poco de inquietud, estaba en su casa leyéndole un cuento a Diana cuando un presentimiento lo hizo dejar el libro a un lado y marcharse al hospital.Corrió hacia la entrada, pero se detuvo al ver varios coches de la policía aparcados en la puerta. ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso habían herido a algún policía en el cumplimiento del deber y sus compañeros esperaban por noticias? No tenía tiempo para averiguarlo, solo quería ver a su esposa y asegurarse de que estaba bien.Cuando se acercó a la puerta, su corazón se paralizó al ver que traían a un hombre esposado. Era Samuel, el exesposo de Ava, el hombre que la había metido a la cárcel y que jurado vengarse de ella cuando se comprobó que era él el culpable. Ethan sintió un escalofrío al reconocerlo. ¿Qué hacía allí ese monstruo? ¿Le había hecho algo a su esposa?Samuel levantó la cabeza y vio a Ethan. Le dirigió una sonrisa perversa y medio desquiciada, como si disfrutara de su sufr
El día del funeral de Tamara Anderson llegó con un cielo encapotado, como si la misma naturaleza compartiera el pesar que envolvía a sus seres queridos. La capilla estaba adornada con lirios blancos, las flores favoritas de Tamara, y una atmósfera de reverencia llenaba el espacio. Ava, vestida en tonos oscuros, se mantenía firme al lado de su esposo, apoyándolo en ese difícil momento. Tamara no había sido una madre amorosa, vivía atormentada por sus propios demonios y su amargura llenó la mayor parte de su vida y de las personas que estaban alrededor. Al otro lado de Ethan, estaba Bárbara, los hermanos compartían un gesto de apoyo silencioso, intercambiando palabras en voz baja sobre los asuntos que requerirían su atención en los próximos días. El sacerdote comenzó la ceremonia con palabras de consuelo, resaltando el acto heroico de Tamara al enfrentar a Samuel para proteger a Ava y a su familia. Las palabras del sacerdote resonaron en el corazón de todos los presentes, ofreciendo un