GIOFilippo se puso enseguida a buscar a los culpables y me quemaba no decirle la verdad a mi hermano, pero no sabía si aún teníamos espías, no porque crea que es él, el infiltrado.—He estado hablando con algunas de las presas, pero simplemente no consigo quien las mató, como si esas mujeres nunca hubieran entrado al recinto— se queja.—¿Cómo es eso? —arrugue el ceño fingiendo estar confundido —. No entiendo.—Si alguien las mató dentro del recinto ¿dónde están? Pero nadie tenía problemas con ellas luego de que la tal Sam apareciera en su celda ahorcada— me dice sus elucubraciones.—La mujer de la que te ibas a encargar...—Y de la que no pude hacer nada, porque cuando llegó Sandra hacer el trabajo la mujer ya estaba muerta en su celda, con una sabana alrededor de su cuello.—No me habías dicho eso — lo mire incrédulo.—¿Para qué decirte? Lo que querías ya estaba hecho por tu mano o la suya propia ya eso no importa—Tienes razón, aunque es raro— le dije meditando el asunto.—¿Va a re
Martha—Es que no piensan decirme donde estamos o a donde vamos— me queje con Isolda, era la única que me hablaba, los demás me ignoraban.—No me gusta la charla trivial — respondió la reina y entendía que era una manera de decirme que cerrará el pico.Mi mente estaba revoltosa, bajar del avión en un campo abierto no me decía nada, mi única tranquilidad era tener a Isolda a mi lado, aun así, su parsimonia me molestaba en cantidades industriales.—Quédate quieta — me susurro Isolda mientras caminábamos a Dios sabe dónde — La reina fue contratada para sacarte de la cárcel si hubiera sido para matarte ya estarías muerta.—Pero... No entiendo muchas cosas y quiero respuestas, ahora toda la policía de Washington debe estar a buscándome por haberme escapado— un temblor de miedo recorrió mi cuerpo.—No creo que estemos en Estados Unidos, volamos por más de 5 horas estuviste inconsciente casi todo el viaje.—¡Ay, Dios! Mi hijo Isolda, debo buscar a mi hijo, no puedo estar fuera del país, debo
Gio—Esa cachetada debió doler— se burla la Nonna en italiano mientras entramos — nunca había visto alguien tan enojado contigo y que se atreviera a levantarte la mano nada menos.Si, mucho menos frente a mi gente, la cara de todos era de molestia y absoluto terror pensando que la mataría allí mismo sin remordimiento, sin embargo, no hice nada, deje que sacará su frustración, pero íbamos en mal camino puesto que todos la vieron agredirme y para mi gente es imperdonable.—Ya, Nonna— le pedí con dientes apretados mientras llegamos a la cocina.Isolda me seguía de cerca de manera preventiva por si quería arremeter contra su amiga, quien se dio media vuelta y huyó escaleras arriba. Ya arreglaré cuentas con ella más tarde.—Pero hijo... No me dijiste que era de armas tomar— exclama la Nonna.—Te dije que era... Diferente— hablé despacio mientras la esquina de mi boca se rizaba hacia arriba mientras pensaba en Martha, no estaba molesto con ella, pero lo que acarraba su arrebato, eso sí no m
MARTHAAnalizar lo que me sucede con Gio Santori es complicado, la verdad es que me siento cobarde sólo de pensar por qué me tomo esa clase de atribuciones con él, pensando en una perspectiva más calmada y fría es que soy una grandísima abusadora, es cierto que la manera en la que nos conocimos no fue la ideal, sé cuál son sus planes para mí, quiere que recupere su dinero y eso debe impulsar muchas de sus decisiones para conmigo o eso quiero creer.Luego de llorar como una loca y que pacientemente esperará a que yo estuviera más calmada, para devolverme a la cama y fue cuando me di cuenta con gran horror y calor en mis mejillas que estaba en su regazo todo este tiempo, por eso su calor se sentía tan reconfortante, sentí mis mejillas tornarse más rojas de la vergüenza que sentía quemando mi pecho.—Lamento tanto lo que te hice cuando llegamos y estar llorando de esta manera ahora, seguro tu familia me odia— me sentía horrorizada con mis actos, no es propio de mí.—Mi familia es mi Nonn
GioSalí del cuarto de Martha por segunda vez consecutiva aturdido y empalmado como un quinceañero, no necesitaba estas cosas, Isolda se asomó por la puerta de su habitación.—¿Todo bien? — preguntó cuando pasé por el frente de su puerta.Di un corto asentimiento apenas perceptible y seguí a mi habitación, venía de la cocina cuando escuché el grito de Martha, lo menos que había pensado era que estuviera tocándose, todo el maldito cuarto olía a sexo, a su sexo. Sólo recordarlo me dan ganas de devolverme y culminar lo que empezamos y lo que tontamente Jimmy interrumpió.—¿En que lío me ando metiendo? —me pregunté a mí mismo en la soledad de mi habitación.Trate de dormir, sin embargo, fue en vano, seguía con una erección de campeonato, fui al baño privado de mi habitación y me di un regaderazo más frío de la historia y funcionó, mi erección era pasado, más tranquilo me recosté de mi cama y trate de descansar un poco.Al día siguiente no estaba de mejor humor, no suelo andar quedándome c
Martha¿Mi mejor amiga?Mi amiga y mi esposo, la única familia que tengo aparte de Diego me han traicionado de la manera más baja y más ruin que pueda imaginar.Gio me da en mis manos las pruebas de las más bajas de las traiciones y es tan cliché que cae en lo estúpido y duele más, porque la creí mi hermana, se suponía que era mi maldita familia y se acuesta con mi marido y cría a mi hijo como si fuera suyo, pasé tanto tiempo sentada y quieta viendo las imágenes que me sentía entumecida hasta que me levanté de repente furiosa, me sentía mal, como si tuviera rocas en mi estómago, esto no me podía estar pasando a mí.—¿Sabes quiénes son? —pregunté y respiré hondo tratando de calmarme, porque sospechaba la respuesta.—Sí — contestó con una sólo palabra y la sentí como una bala, una traición directa hacia mí.—¿Desde cuándo lo sabes? — en mi interior bullía la rabia y el dolor y sabía que quería desquitarme con alguien sin importar si era o no culpable.Me sentía más traicionada por Gio q
GioPensé que había tomado bien la noticia, hasta que fue a moverse y se cayó de culo, por lo que tuve que recogerla y caminar con ella cargada, James uno de mi más fieles y antiguos trabajadores vio muy mal a Martha y ofreció su ayuda por lo que me negué y decliné de ir a trabajar y eso... Eso era la primera vez que pasaba, dejar de ir a trabajar a causa de alguien más.—Bienvenido a todo lo nuevo— murmuré.Me pareció especialmente difícil llevarla y no porque pesará cosa que no era cierta, era como andar con una pluma, Martha se refugió en el hueco de mi cuello y su aliento me hacía cosquillas, apreté mi agarre en su cuerpo para tratar de evitar cometer alguna locura.Esta mujer me afectaba en más niveles de los que yo quería permitir, simplemente se coló en mi vida sin poder evitarlo, Martha se hacía querer de manera sutil y cuando te dabas cuenta era demasiado tarde, ya formaba parte de tu vida y hacías lo posible por protegerla, mi sentido de protección hacia Martha creció de un
GioTocar a Martha se convirtió en una necesidad física supe que tenía un inconveniente demasiado grande para ser manejado y preferí retirarme, ella no estaba lista aún para entregarse a mí, se acababa de enterar que el idiota que tiene por esposo la engañó con su mejor amiga, esas cosas no son fáciles de digerir, tengo que tener más paciencia, así que fui a mi despacho en cuanto terminé mi café y preferí irme antes de cometer una locura. Sabía que quería a Martha para mí, que era mía, aun así sé que ella no lo sabe aún, al menos no lo reconoce puesto que su cuerpo reacciona a mí, al más mínimo detalle.Pase el día entero metido entre papeles, necesitaba arreglar una disputa entre dos familia italianas que peleaban un terreno, no sólo era el Capo para ellos, contaban conmigo para muchas cosas y aunque de esto se encarga Filippo, él ahora no está.En la noche tocaron la puerta de mi despacho y estuve tentado a no responder, sin embargo, todos sabían que estaba aquí dentro.—¿Sí? — preg