149. Pies hinchados

Martha

Nos dieron el alta al mismo tiempo y nos fuimos directo a la nueva casa, la Nonna me había dicho que no era una de las casas de seguridad, está la compró ella.

En cuanto llegamos a casa y vi que Diego salió corriendo a recibirnos, en especial a Gio; sentí que un poquito de mi corazón se alegraba y el resto se entristecía porque sabía que Gio estaba fingiendo. Cuando la verdad es que no lo reconocía, sin embargo, lo abrazo cálidamente y me sentí un poco más tranquila.

Gio le siguió con la pantomima un rato más. Así que sí, con miedo y una loca idea de que Diego nunca se diera cuenta que Gio no lo recuerda.

—Bueno mi amor, Gio va a tener que descansar— no quería que pasará mucho tiempo y se diera cuenta.

—¿Te sientes bien? —le pregunta mi pequeño —cuando yo me enfermo mami me hace una rica sopa.

—Estaría encantado de probar la sopa de mami— respondió este y sabía que era mentira, pero no puedo evitar que mi corazón latiera más rápido por eso.

—Mañana puedo hacerla —me ofrecí cuan
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