MarthaMe sentía inexplicablemente vacía, como si tuviera un hoyo negro en medio de mi pecho que no puede llenarse con nada ¿era eso científicamente probable?Estoy pensando todo lo que me ha tocado vivir, me siento completamente hueca, tratando de aferrarme a un recuerdo o a algún momento para no sentir que me falta lo más importante de mi vida ¿será eso realmente posible?La comida no me sabía a nada, todo se veía más apagado, no escuchaba lo que me decía las mujeres a mi alrededor y a veces me sentía paranoica como vigilada por los nuevos hombres que llegaron como nuevos guardias, pero sacudía la cabeza…, era tonto, ellos no me conocen, así que lo pase por alto. Ellos están aquí para vigilar a todas las reclusas y eso me incluía así yo no fuera nadie.—Esto debe terminar — escuché decir a Isolda, sin embargo, determinada a ignorarla, poco tiempo después se fue molesta.La escuché pisotear mientras se iba de la celda, parecía un muerto viviente, como uno de esos zombis lentos y sin
GIORegresé hace unos días de Italia cuando dejé todo listo y tranquilo en mi tierra natal, me traje a las familias que querían estar cerca de mis empleados, tengo varios inmuebles comprados y la mejor manera es meterlos a todos en un edificio pequeño de cuatro pisos, tiene tres apartamentos por piso y será más que suficiente para ellos.—Aquí pueden estar tranquilos, tendrán guardias y los días libres vendrán sus familiares, por ahora están trabajando, les llené el refrigerador y la alacena está llena, no les falta nada, la Nonna de encargo de eso —les dije a todos mientras les mostraban sus departamentos.—Muchas gracias, mi señor es usted muy bondadoso con nosotros. Con rescatarlos bastaba— asegura el hombre.—No, quiero que mis empleados trabajen mejor y más tranquilos, esto no es nada. El edificio estaba desocupado— me encogí de hombros.Besaron mis manos y me mandaron comida para una semana a la casa, estaban muy agradecidos a pesar de que sabían que estábamos en guerra y sus fa
MIGUEL 6 meses atrás Estoy en mi trabajo como todos los días, aburrido… me di cuenta desde el inicio que esta empresa es una tapadera para lavado de dinero y distribuidor exclusivo de drogas, hablé con mi jefe que quería un aumento y así lo hizo asustado de que pudiera demandarlo, todo iba bien, sin embargo quise más, era el encargado de hacer los traspasos de cheques gordos, pagar alquiler y muchas otras cosas más sin importancia, por lo que mover cien millones de dólares a una cuenta en una isla privada no es algo extraño, lo extraño es cuando noten que no eran a las cuentas comunes del señor Santori, sino una privada donde no pueden recuperar el monto a menos de que yo haga la transferencia. Decidí arriesgarme, en todos estos años que tengo trabajando aquí no he conocido nunca al señor Santori, cuando se dé cuenta estaré muy lejos y supuestamente muerto así que todo saldrá bien. —Todo está listo, nena— llegué a la casa de mi amante muriendo de ganas de contarle. —¿Estás seguro
MARTHAIsolda tenía razón, enfocarse en algo en específico me hizo drenar un poco la rabia que tenía acumulada en mi interior, de Gio no sabía absolutamente nada, era como si hubiera desaparecido, como si nunca existió en mi vida, como un fantasma, un sueño que tuve o un ente imaginario que mi mente creo para poder lidiar con todo esto que me acontecía.Tal vez era así, quien sabe.Comencé a estudiar, dos veces a la semana veía clases de arte y la verdad me gustaban mucho, mi profesor me decía que tenía talento innato y eso me animaba a seguir, iba casi todos los días a terapia, ella logró que me abriera y que pudiera empezar a canalizar la pérdida de mi hijo, pero mi rabia no se iba del todo, mi rabia estaba latente, sin embargo, estaba dormida con pulso bajo y tranquilo casi como si estuviera esperando algo... ¿qué? No sé y así se lo hacía saber a mi doctora, ella insistía en que era normal, que lo que he sufrido es muy fuerte para definir en dos meses y sobre todo muy poco tiempo p
GIOLa mujer se acerca deliberadamente a mi persona y sonreí para esperarla, en cuanto llegó la saludé como es debido.—Reina, es una placer verte —salude a la mujer que me veía de manera enigmática inclinando mi torso en señal de respeto, a ella había que temerle, parece una muñeca, pero la realidad es otra. Es tan letal como un escorpión.Su guardián me veía como un halcón esperando cualquier movimiento para acabar conmigo si la vida de su reina estaba en peligro. No era tan idiota como otros. A la reina no le importaba deshacerse de sus enemigos en públicos, nadie la acusaría.—El placer es todo mío, Georgino Santori — dijo mi nombre en una melodía digna de una sirena— me encanta verte aquí rodeado de dignatarios tan respetados— capté su tono burlón.Y es que así era Frejya una puta sirena capaz de llevarte a aguas profundas para matarte... Si lo desea.—Linda gala — alaba la mujer viendo su entorno con apreciación.—No me harían una fiesta si supieran cuáles son mis intenciones —e
GIOFilippo se puso enseguida a buscar a los culpables y me quemaba no decirle la verdad a mi hermano, pero no sabía si aún teníamos espías, no porque crea que es él, el infiltrado.—He estado hablando con algunas de las presas, pero simplemente no consigo quien las mató, como si esas mujeres nunca hubieran entrado al recinto— se queja.—¿Cómo es eso? —arrugue el ceño fingiendo estar confundido —. No entiendo.—Si alguien las mató dentro del recinto ¿dónde están? Pero nadie tenía problemas con ellas luego de que la tal Sam apareciera en su celda ahorcada— me dice sus elucubraciones.—La mujer de la que te ibas a encargar...—Y de la que no pude hacer nada, porque cuando llegó Sandra hacer el trabajo la mujer ya estaba muerta en su celda, con una sabana alrededor de su cuello.—No me habías dicho eso — lo mire incrédulo.—¿Para qué decirte? Lo que querías ya estaba hecho por tu mano o la suya propia ya eso no importa—Tienes razón, aunque es raro— le dije meditando el asunto.—¿Va a re
Martha—Es que no piensan decirme donde estamos o a donde vamos— me queje con Isolda, era la única que me hablaba, los demás me ignoraban.—No me gusta la charla trivial — respondió la reina y entendía que era una manera de decirme que cerrará el pico.Mi mente estaba revoltosa, bajar del avión en un campo abierto no me decía nada, mi única tranquilidad era tener a Isolda a mi lado, aun así, su parsimonia me molestaba en cantidades industriales.—Quédate quieta — me susurro Isolda mientras caminábamos a Dios sabe dónde — La reina fue contratada para sacarte de la cárcel si hubiera sido para matarte ya estarías muerta.—Pero... No entiendo muchas cosas y quiero respuestas, ahora toda la policía de Washington debe estar a buscándome por haberme escapado— un temblor de miedo recorrió mi cuerpo.—No creo que estemos en Estados Unidos, volamos por más de 5 horas estuviste inconsciente casi todo el viaje.—¡Ay, Dios! Mi hijo Isolda, debo buscar a mi hijo, no puedo estar fuera del país, debo
Gio—Esa cachetada debió doler— se burla la Nonna en italiano mientras entramos — nunca había visto alguien tan enojado contigo y que se atreviera a levantarte la mano nada menos.Si, mucho menos frente a mi gente, la cara de todos era de molestia y absoluto terror pensando que la mataría allí mismo sin remordimiento, sin embargo, no hice nada, deje que sacará su frustración, pero íbamos en mal camino puesto que todos la vieron agredirme y para mi gente es imperdonable.—Ya, Nonna— le pedí con dientes apretados mientras llegamos a la cocina.Isolda me seguía de cerca de manera preventiva por si quería arremeter contra su amiga, quien se dio media vuelta y huyó escaleras arriba. Ya arreglaré cuentas con ella más tarde.—Pero hijo... No me dijiste que era de armas tomar— exclama la Nonna.—Te dije que era... Diferente— hablé despacio mientras la esquina de mi boca se rizaba hacia arriba mientras pensaba en Martha, no estaba molesto con ella, pero lo que acarraba su arrebato, eso sí no m