Salió un poco largo
GIO SANTORI.Horas antes del cementerio…Los golpes y lloriqueos resuenan en la habitación mohosa, levantó dos dedos para pedir que paren y automáticamente mi orden es cumplida.—¿Vas hablar? —pregunté cortésmente, aunque era más una orden. No necesitaba gritar para infundir miedo, la máscara de furia en mi rostro era suficiente.—Juro que no sé nada —decía débilmente el hombre.—¿No sabes dónde está mi dinero? —pregunté de manera retorica.—Lo juro, señor Santori —el hombre se veía asustado y eso es seguro, empezó hablar luego del tercer golpe, pero los demás fueron diversión— no sé qué es de ese hombre.—¿De qué me sirves si no sabes dónde está lo que quiero? —pregunté tocando mi mentón.—¡Oh por dios, no! —comenzó a temblar mientras el olor a orina invadía mis fosas nasales— le averiguare lo que haga falta.—Vamos, Luca. No sabes ni dónde estás parado ¿de verdad vas a conseguir mis 100 millones? —me burle de él cruelmente. Era un muerto viviente así no lo supiera.—Yo no me di cuen
MarthaLos días habían pasado más rápido de lo que yo pensaba, en un abrir y cerrar de ojos los días habían pasado muy rápido, había ayudado la visita que le pude hacer a Diego a pesar del asesino que llegó disparando en el cementerio.Cuatro días pasaron como arena entre mis dedos, estaba ansiosa por saber lo que decidiría el juez, estuve cuatro días pensando en unos ojos oscuros tan fríos como el hielo que no me dejaban dormir.¿Tiene razón el extraño que llegó en el cementerio?¿Me mintió Miguel?¿Está vivo?¿Creía que no podría entenderlo?«Es mi esposo, trataría de entender que le robo a un hombre peligroso y que ahora nos quiere matar a todos»No sé si sería capaz de amar esa versión de Miguel, esas mentiras que me hizo creer. ¿Lloro a un hombre perdido en el mar y odio todo lo que estoy descubriendo?Hoy comienza mi juicio y lo que se siente como mi fin, no me permitieron cambiarme. Así que tengo el mono naranja puesto para el momento de llegar al edificio donde se hará el juic
GIO SANTORIEsta reunión es una maldita perdida de tiempo, pero es trabajo y debo hacerlo, nadie puede zafarse de la reunión que yo mismo convoque, aunque me dé pereza asistir.—Capo — me saluda y besa la mano donde está mi anillo de plata con el centro de ónix y una U tallada en el frente.—Rocco —saludé secamente con un corto sentimiento de cabeza y nos sentamos en la mesa.—El Don de la Cosa Nostra llega en dos días para reunirse con usted y me mandó a mi primero para arreglar todo, añade el hombre como si yo le hubiera preguntado.—No hay nada que arreglar, sabe que debe presentarse ante mi cada año— señale la con un dedo a la mesa, sabía por qué no había venido, es un maldito cobarde.—Claro que sí, Capo— em da la razón y vuelve a sentarse.—Vamos al grano, ¿qué quiere el Don? —pregunté impaciente.El hombre se veía un tanto nervioso, pero por encima de su Don está la lealtad hacia mí y eso nada iba a cambiarlo.—Quiere que le baje los impuestos impartidos por usted hace seis mes
Gio Los entes gubernamentales no soy piadosos con ella, al día siguiente pensé que todo mejoraría al enseñar las pruebas que su abogado logró reunir, pero al fiscal le fue fácil desestimar todos y cada uno de los argumentos y pruebas enseñadas, no importaba si el testigo en el estrado estaba de su lado, el fiscal siempre logró dar la vuelta y que ella se viera como la villana. El jurado se fue a deliberar y poco tiempo después llegaron a un acuerdo y se lo hicieron saber al juez y los abogados, así que todos volvimos a la sala. —Pónganse de pie para recibir al honorable, juez Carter— habla en voz alta y clara un oficial del juzgado. Se ve callada y retraída como sabiendo lo que van a dictaminar en su contra, pienso por un momento en el hijo que dijo que tenía, no lo vi por ningún lugar y me parece que es mejor así, ningún hijo quiere ver como hunden a su madre, que al parecer es inocente, algo me dice que lo es y pienso en las palabras de Filippo tal vez debí ayudarla. —Buenos tar
Gio GIO SANTORI Esta casa era una réplica de la mía en Sicilia así que me sentí cómodo en cuanto la tuvieron lista para mí, los apartamentos no son lo mío, me fui al sótano y revisé mi colección de vino, elegí uno tinto y subí de regreso a mi despacho. Me serví mi vino en una copa grande y me senté cómodamente detrás de mi escritorio y comencé a redactar una carta para la viuda. La guardé en un sobre cuando la tuve lista y me le quedé viendo durante mucho tiempo, apagué las luces luego de unas horas pensativo y me fui a mi cuarto, ya en mi habitación me desnudez y me di una ducha, salí enrollando una toalla alrededor de mi cadera y me vi en el espejo, me afeite mientras observaba mis fríos ojos oscuros, mi curtida piel tenía tatuajes y algunas cicatrices de guerras anteriores en mi país, la peor está en el pecho y la cubrí con un tatuaje ocultando la verdad, pero cuando pasaba la mano por mi pecho se podía sentir las irregularidades. Sino hubiera sido por Filippo esa noche habría mu
26- MarthaSe reanudó el caso al día siguiente como se tenía previsto y mi condena fue dictaminada por un puñado de extraños que jamás volvería a ver.Culpable.Culpable.Me declararon culpable.—20 años en prisión, los primeros 2 años sin apelación —habla el juez.Mis oídos emitían un pitido que no me dejaban pensar. Todos dicen que me desmayé y luego cuando recobré la conciencia me volví loca, comencé a gritar palabras incoherentes y puntos negros aparecieron en mi visión.Me tuvieron que sedar y acostar en una de las salas, unos ojos oscuros preocupados aparecieron en mi visión, pero mi conciencia iba y venía y no sabía si lo estaba inventando mi mente o no, sentía que me tomaban la mano y me arreglaban en un lugar cómodo, podía sentir unos labios besar mi frente y me volví a desvanecer abrazando la oscuridad, sabía muy en el fondo que está calma no iba a ser para siempre, dos horas después me sacaron de los juzgados y por más que intentaron ser discretos los reporteros se enteraro
—Lo piensan, pero directamente no te afecta en nada, ahora ya no importa en lo que crean los demás, ahora enfócate en sobrevivir a este lugar.—Es difícil, me siento tan perdida.—Te entiendo, necesitas un cierre.—Intenta darle un cierre y no pude, un hombre armado llegó disparando al aire.—¿Qué? —preguntó anonadada —eso no sale en tu informe.—No deje que lo pusieran, no quería verme más culpable, toda esta situación es una montaña rusa.—¿Quién era el hombre? —preguntó tranquilamente.—Aún no se su nombre, llegó exigiendo 100 millones de dólares que mi esposo robo.—¡Por Dios! —la mujer dejó de escribir —puede que esto que te voy a decir sea poco profesional, pero niña ¿porque reportas te eso? Te hubieran absuelto.—Me hunde más, doctora si ya pensaban que lo paté por 20 millones imagínese por los 100, eso me hubiera hundido más.—¿No sabes nada de ese dinero? — cuestionó.Y la entendía, todo el mundo cuestionaría tal cosa, pero no, no sabía nada de ese mugroso dinero que tanto me
GIOLuego de matar a Adriano y que Flavio desapareciera de la organización estaba buscando reemplazo para ese par de traidores, Flavio creía que se me había escapado, pero solo era cuestión de tiempo para que supiera su paradero y me las pagaría todas.—Nonna, dejé eso —le advertí en italiano en cuanto la vi subida a unas escaleras en cuanto bajé a la sala —alguien te puede ayudar.—Yo no soy una inútil, hijo— me regaño en italiano también, era su idioma y se negaba a hablar en inglés o español así lo entendiera— puedo hacerlo sola.—Mientras tu cuchucheas allí yo te sostengo la escalera. No pienso correr a emergencias— le regañé.—¿Es que acaso no piensas llevarme a emergencias? —pregunta medio asombrada, medio en broma.—Lo haré y luego me largare de allí— replique mordaz.La anciana frente a mí, era más fuerte que cualquier otro solado, pero me gustaba picarla. Cuando ya había cambiado el bombillo y se estaba bajando sonó el timbre, si mis hombres lo dejaron pasar sea quien sea deb