26- MarthaSe reanudó el caso al día siguiente como se tenía previsto y mi condena fue dictaminada por un puñado de extraños que jamás volvería a ver.Culpable.Culpable.Me declararon culpable.—20 años en prisión, los primeros 2 años sin apelación —habla el juez.Mis oídos emitían un pitido que no me dejaban pensar. Todos dicen que me desmayé y luego cuando recobré la conciencia me volví loca, comencé a gritar palabras incoherentes y puntos negros aparecieron en mi visión.Me tuvieron que sedar y acostar en una de las salas, unos ojos oscuros preocupados aparecieron en mi visión, pero mi conciencia iba y venía y no sabía si lo estaba inventando mi mente o no, sentía que me tomaban la mano y me arreglaban en un lugar cómodo, podía sentir unos labios besar mi frente y me volví a desvanecer abrazando la oscuridad, sabía muy en el fondo que está calma no iba a ser para siempre, dos horas después me sacaron de los juzgados y por más que intentaron ser discretos los reporteros se enteraro
—Lo piensan, pero directamente no te afecta en nada, ahora ya no importa en lo que crean los demás, ahora enfócate en sobrevivir a este lugar.—Es difícil, me siento tan perdida.—Te entiendo, necesitas un cierre.—Intenta darle un cierre y no pude, un hombre armado llegó disparando al aire.—¿Qué? —preguntó anonadada —eso no sale en tu informe.—No deje que lo pusieran, no quería verme más culpable, toda esta situación es una montaña rusa.—¿Quién era el hombre? —preguntó tranquilamente.—Aún no se su nombre, llegó exigiendo 100 millones de dólares que mi esposo robo.—¡Por Dios! —la mujer dejó de escribir —puede que esto que te voy a decir sea poco profesional, pero niña ¿porque reportas te eso? Te hubieran absuelto.—Me hunde más, doctora si ya pensaban que lo paté por 20 millones imagínese por los 100, eso me hubiera hundido más.—¿No sabes nada de ese dinero? — cuestionó.Y la entendía, todo el mundo cuestionaría tal cosa, pero no, no sabía nada de ese mugroso dinero que tanto me
GIOLuego de matar a Adriano y que Flavio desapareciera de la organización estaba buscando reemplazo para ese par de traidores, Flavio creía que se me había escapado, pero solo era cuestión de tiempo para que supiera su paradero y me las pagaría todas.—Nonna, dejé eso —le advertí en italiano en cuanto la vi subida a unas escaleras en cuanto bajé a la sala —alguien te puede ayudar.—Yo no soy una inútil, hijo— me regaño en italiano también, era su idioma y se negaba a hablar en inglés o español así lo entendiera— puedo hacerlo sola.—Mientras tu cuchucheas allí yo te sostengo la escalera. No pienso correr a emergencias— le regañé.—¿Es que acaso no piensas llevarme a emergencias? —pregunta medio asombrada, medio en broma.—Lo haré y luego me largare de allí— replique mordaz.La anciana frente a mí, era más fuerte que cualquier otro solado, pero me gustaba picarla. Cuando ya había cambiado el bombillo y se estaba bajando sonó el timbre, si mis hombres lo dejaron pasar sea quien sea deb
Volteamos a ver que hacían ese par de idiotas, momentáneamente los disparos se habían pausado.—¡Ahora! —dije apretando el acelerador.Filippo bajo lo suficiente el vidrio del auto para pasar el arma por mi ventana y comenzar a disparar mientras los tiradores trataban de emparejarnos acelerando al máximo que era lo que yo quería, estaban tan enfocados en alcanzarnos que de pleno se les olvidó disparar, bajé más el vidrio y disparé a los neumáticos, iban a alta velocidad y no pudieron evitar derrapar, frené mi coche mientras veía como ellos derrapaban y giraban chocando con una tienda de donas.Nos bajamos luego de guardar las armas y fuimos hasta donde ellos se encontraban, me fui al lado del piloto y Filippo del lado del copiloto, verificamos si seguían con vida.—Game over —grita Filippo enderezándose.Saca su teléfono y comienza hablar en italiano.—Vivo — dije en cuanto colgó.En menos de dos minutos salieron dos camionetas del edificio Wonderland, podía ver la entrada desde aquí,
28- MarthaNo sé si sea buena idea o no responderle la carta, sin embargo, me tomo tres intentos fallidos hacerlo, no veía que mis palabras estuvieran bien así que las repetía una y otra vez.—Pienso que es una pérdida de tiempo, dice que no es obligatorio — espeté enojada botando otro papel arrugado a la basura.—Quieres hacerlo y por eso llevas dos horas sentada allí— replica no refute eso porque era cierto.Aunque aún no sabía si era buen idea, hice una nueva carta, la releí por lo menos unas 5 veces antes de dársela a Isolda, la leyó y estuvo satisfecha con mi respuesta así que la guardé en un sobre que me dio la carcelera y sellé, esperé por la guardia a ver si la volvía a ver, ya había pasado casi un día de que me dio la dichosa carta.—¿Le harás caso? —preguntó de repente cerrando su libro.—¿Qué? — caí en cuenta de lo que preguntaba —ah... No sé, igual ya me ejercitaba, pero era para pasar el tiempo.—El tiempo a veces parece el peor enemigo de todos— dice Isolda metida en sus
—¡Hey! —sentí unas cálidas manos en mi rostro, enfoque mi vista parpadeando varias veces —hola, no te duermas —Isolda tenía una cara muy diferente ahora. Su rostro estaba retorcido en una total mueca de preocupación ocupando todo su rostro mientras estaba agachada acompañándome. —Creo que la protección no funcionó bien —murmuré solo para ella. Sonrió de manera tranquilizadora mientras quitaba mechones mojados de cabello de mi cara, que estaban pegadas a causa del agua. —Funcionó, ella salió corriendo avisarme a nuestra celda —me informó hablando bajito. —¿Ya-ya sabes quién es? — sentía mis dientes castañear. Asintió con la cabeza y ya no pudimos hablar, cuando sentí que levantaban mi cuerpo y me arrojaban algo encima de mi cuerpo y el frío se fue, pero eso no mejoró mi estado, con el frío fuera de la ecuación sentí el terrible dolor que me negaba a reconocer y grité abrumada, lágrimas caían sin mi permiso por mi cara. —No te desmayes, muchacha—dijo una voz que no reconocí —¡guar
GIOSu letra era una hermosa caligrafía estilizada, duré con la carta en mis manos sin abrirla al menos diez minutos pensando por qué estaba tan ansioso por saber algo de esta mujer, las palabras de Filippo vinieron a mí mente y las descarte enseguida, solo me parece fascinante lo que sé, que puede llegar a ser, si ahora cautiva con esas pequeñas llamas no me quiero imaginar cuando le ponga el combustible necesario para que el mundo ardiera bajo sus pies.Agarré de nuevo la carta entre mis dedos, la había dejado encima del escritorio y las letras se burlaban de mí en una clara insinuación, me llamaban y me hacían querer leerla con ansias.Así que la abrí.Querido Señor Santori,El cómo nos conocimos pierde color en comparación a la magnitud de lo que tengo en mi presente, no se preocupe, siempre buscamos nuestros intereses por encima de los demás, es el comportamiento humano más predecible desde hace siglos y siglos atrás.No sé qué se refiere a la venganza, en lo personal no tengo ga
Gio Hundió el ceño confundido hasta que el bombillo se iluminó en su pequeño cerebro, eso es lo que tiene ser tonto de manual. —¿La señora viuda? —indaga. —Martha, se llama Martha —La corregí. —Sí, la señora Martha fue herida hoy y el doctor de guardia está haciendo lo que puede— se encoge de hombros como si no le importara y sé que no le importa ni un pepino la vida de las mujeres dentro de la instalación. —Quiero que la trasladen a una clínica y no cualquier clínica sino la que yo le indique, en unos minutos va a llegar un helicóptero buscando a la señora Martha— le indique sin más preguntas, era una orden que debía cumplirse. —No puedo autorizar el traslado, ella está bien— se interpone en mi camino antes de poder salir del lugar, me devolví a mi lugar tranquilamente. — Eso no lo decide usted, señora Ivana— le avise inexpresivamente. —No puedo hacer nada por usted— trato de ser tajante, pero la vi temb