Capítulo 120
Solo era su segundo día y ya circulaban rumores sobre ella y Matías. Definitivamente necesitaba mantener más distancia en el trabajo.A pesar de pensar esto, apenas se había sentado con su bandeja en la mesa cuando una sombra apareció a su lado.

Marisela giró la cabeza. ¿Quién más podría ser sino Matías?

—No te importa si compartimos mesa, ¿verdad? —sonrió Matías, aunque ya se había sentado.

Marisela se desplazó silenciosamente, mientras sus dos compañeras de enfrente, con buen olfato para las situaciones, se preparaban para levantarse.

—Quedémonos todos juntos. Sería incómodo si solo fuéramos Marisela y yo —dijo Matías con naturalidad.

Las compañeras volvieron a sentarse, lanzando miradas furtivas al señor Orellana y luego a Marisela.

Marisela no dijo ni una palabra durante toda la comida, comiendo en silencio. Matías tampoco habló, como si realmente solo hubiera venido a compartir mesa.

Al terminar, Marisela se despidió cortésmente y se fue con sus compañeras. Matías observó su siluet
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