¿Puedo abrazarte?

Dana escuchó cada palabra pero estaba centrada únicamente en Kieran. Se detuvo a unos pasos de distancia mirándolo conmovida.

Alzó una mano y la detuvo a unos milímetros de su rostro pero no se atrevió a tocarlo.

—¿Puedo… abrazarte? —le preguntó con voz temblorosa.

Vio la tensión en la mandíbula del cachorro, se parecía tanto a Kian que le dolía el corazón. Sin embargo, su cachorro tenía el corazón puro, él podía verlo, lo sentía. Incluso a pesar de todo lo que le hubiera hecho creer Owen.

Kieran tragó saliva antes de asentir y Dana no lo retrasó más. Se lanzó a los brazos de su cachorro y sollozó en su pecho.

Incluso con la apariencia de un chico de dieciséis, Kieran era más alto que ella.

—Mi cachorro, no sabes cuánto he esperado por este momento —susurró Dana dejando caer las lágrimas que llevaba tiempo controlando.

¿Cómo podía aguantarlo si desde que Kieran había nacido jamás lo había tenido en sus brazos?

Dana necesitaba capturar su aroma aunque este claramente estaba bloqueado p
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