Diana

Dana se metió a la celda de Owen sintiendo el putrefacto aroma mortecino.

Asling había muerto allí y había olvidado enviar a sacar el cuerpo.

Dana hizo una mueca antes de dirigir sus ojos al lugar donde debería estar Owen pero no estaba ahí.

Siempre había admitirado su astucia.

Él gruñó en forma de lobo queriéndola atacar pero ella ahora era más rápida y en definitiva, más fuerte que él.

Dana se hizo a un lado esquivándolo.

—Recuerdo que te obsesionaban los lobos rojos, ¿Quién iba a decirte que morirías a causa de uno? Ya no me importas en lo más mínimo Owen, no sirves para nada.

Dana se transformó en lobo después de que él intentara atacarla otra vez y desgarró su garganta en medio del ataque.

La tortura más cruel que le había dado Dana era ver morir a su hija. Justo lo que quería hacerle vivir a ella. Porque él solo había tomado Kieran para usarlo y después iba a matarlo frente a ella.

Dana podía perdonar casi todo, excepto que intentaran lastimar a sus cachorros.

Había matado a
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