Irina Bykow.
- “Decididamente, Malcon McDonald estaba totalmente loco.”- pensé mientras miraba a las afueras del Castillo de los McDonald, miles de clanes se apostaban, a la espera de asaltarlo para cobrarse su botín.
Pronto se corrió el rumor de que Malcon se quería saltar todas las indicaciones que había dado la diosa luna para las lobas como yo, las lobas Gamma. Pensabas que, si yo aceptaba casarme con él, automáticamente la diosa luna lo aceptaría como mi mate, proporcionándole el poder de que yo lo obedeciera como mi pareja. Lo que no entendía el idiota escoces, era que como todas las parejas establecidas por la diosa luna, tenía que darse desde un inicio la atracción que nos unía, en eso yo no era diferente a todas las demás mujeres licántropos.
- “Esto se convertirá en un río de sangre, ¿lo sabes verdad?”- me dijo Bella, desde mi interior.
Mi fuerte loba había intentado protegerme en infinidad de ocasiones, de lo que hacía el deseo por el poder, o simplemente la locura que proporcionaba, que una loba Gamma perteneciera a tu clan. Por el contrario, muchos Alfa, habían decidido que sí querían comprobarlo. Haciendo que de esta forma todos los clanes del viejo continente se volvieran locos, por conseguirme.
Iba a contestarle a mi loba cuando unos toques en la puerta me distrajeron.
- “Adelante”- le dije a quién estaba detrás de la puerta, supuse que no era el Alfa Malcon, ya que se estúpido nunca se molestaba en tocar antes de entrar, simplemente asumía que, como todo en ese castillo, yo también le pertenecía.
No me sorprendió que la persona que tocaba la puerta fuera Ava McDonald, la medio hermana del Alfa, hija de la amante de su padre, el antiguo Alfa. Solo por eso y por ser una omega, todos en las manadas, solían abusar de esta preciosa y débil loba, que desde que llegué al castillo tomé bajo mi protección, alegando que necesitaba un asistente, si me iba a convertir en la nueva Luna, esto le había proporcionado a Ava, que los acosos y torturas que le daban desde su hermano, a cada uno de los miembros de la manada, cesarán automáticamente.
- “Futura Luna, la situación está empeorando, ha habido varias incursiones de nuestros enemigos por varias partes del Castillo, así que el Alfa para evitar que lleguen aquí y puedan secuestrarte, ha decidido que el matrimonio se hará en dos horas de manera rápida y definitiva.”- por un segundo me quedé paralizada.
Pensé que tenía más tiempo para evitar esta boda, pero ahora que iba a ocurrir estaba totalmente aterrorizada, y no solo yo, sentía que Ava, también estaba muerta de miedo.
- “Luna no deberías casarte con mi hermano, es un ser despreciable, ha tenido varias parejas y todas han desparecido en extrañas circunstancias, sé que contigo hasta ahora no ha podido, el hecho que eres una gamma, pero una vez marcada serás como el resto de las mujeres debes someterte a la Unión de pareja.”- me dijo Ava con preocupación.
La verdad, planteada de la manera en que lo hacía Ava, menos ganas tenía de dar el paso, pero ¿qué podía hacer?, estaba encerrada en ese castillo con hordas de enemigos alrededor, y yo como trofeo. Si conseguía escapar, la matanza entre los diferentes clanes que había fuera, sería lo más atroz que hubiera visto nunca.
-“Si estás dispuesta y me llevas contigo, tengo una forma de que salgamos del Castillo en que nadie se entere, ni siquiera las personas que están fuera, verás llevo tanto tiempo en este castillo y he oído tanto de las torturas de los miembros que hay dentro, solo por ser la hija de una amante, y una omega, que pronto encontré la manera de escaparme de algunas de las atrocidades que me hacían, abajo en el los calabozos, bajo un tapiz de pared, hay una puerta que conduce a un pasadizo secreto, que te adentra en el bosque lejos de la vista de los clanes que nos tienen sitiados.”- me dijo la ilusionada Ava.
- “Sabes que si te llevo conmigo tendrás que romper tu lazo con la manada, y desde ya te digo que es algo muy doloroso, de repente te sientes sola, dejas de oír en la voz de todos aquellos que llevas oyendo desde que eras pequeña, y la sensación de vacío en tu interior es enorme.”- le dije explicándole lo que yo había sentido cuando tomé la decisión de alejarme de mi familia tras el rechazo del Alfa de mi manada.
- “Lo sé, pero es mejor estar sola, y a merced de lo que te puedan hacer los pícaros que están en los bosques, que quedarme aquí y ver como tu propia familia y gente te trata como si fueras basura.”- me dijo ella con tristeza, que sentí como propia.
- “Pues bien está decidido tenemos que irnos antes de una hora, ¿cómo lo tienes planificado?”- le pregunté a Ava, decidida a huir de allí.
-“ Primero Ponte esta capa, y cubre tu pelo sé que huele horrible, pero es la única forma de disimular nuestro olor y de que no nos encuentren, además debes colocarte tus zapatos que también he impregnado con ese olor tan desagradable, para conseguir así disfrazar nuestras huellas, es importante que no toques nada mientras nos trasladamos por el bosque para que no dejes ninguna marca de tu olor, si no nos podrán rastrear.”- me sorprendió el nivel de inteligencia que había en Ava, y así se lo hice saber.
- “¿Cómo sabes todo esto? Es muy inteligente por tu parte.”- le dije colocándome la apestosa capa sobre mi cuerpo, y cambiando los zapatos. Hasta Bella protestó por el desagradable olor.
- “Se llama supervivencia, y de eso te digo que en mis veintidós años de vida he aprendido mucho.”- no conocía exactamente las atrocidades que había soportado esta atractiva loba, pero sí conocía el sentimiento de rencor y odio que tenía dentro, pero sobre todo de terror, un terror infinito.
Con cuidado bajamos por las escaleras de servicio, sabíamos que casi todos los hombres de la manada estaban ocupados en controlar que los muros del Castillo no fueran escalados ni invadidos por ninguno de los hombres que se encontraban por fuera del Castillo apostado, según había confirmado Ava, ya había habido varias incursiones, así que, desde luego la tensión de todos los guerreros de La Manada, estaban más centradas en las almenas, y en la puerta del Castillo que en sus catacumbas.
No fue difícil llegar hasta los calabozos, y como dijo mi inteligente amiga, pronto localizamos el tapiz, donde se encontraba la puerta que llevaba al pasadizo que nos alejaba del Castillo. Mientras caminábamos por el pasadizo, la humedad y el olor de la capa que llevábamos se hacía completamente insoportable, Bella, se quejó varias veces en mi interior de que el olor anulaba su capacidad olfativa.
- “Tranquila mimosa Loba, debemos alejarnos lo más posible, una vez suficientemente lejos te prometo que con capa y todo me meteré en el primer lago que vea para quitarme este maldito olor.”- le dije.
El trayecto por el bosque lo hicimos a bastante velocidad ocultándonos entre las sombras de los árboles, ya llevamos caminando varios kilómetros, cuando un fuerte estruendo procedente del Castillo, nos hizo temer lo inevitable, como pudimos subimos a la Loma más alta que había en el bosque desde donde se divisaba el castillo, y como si fuera una película, vimos como todo el edificio se encontraba en llamas, al parecer las manadas que estaban en el exterior, habían conseguido penetrar en él, y ahora mismo la matanza que debía haber dentro, era inimaginable.
Miré a Ava, que miraba la escena con tristeza, le puse una mano sobre el hombro en señal de consuelo, y ella me miró.
En el fondo de sus ojos verdes, el dolor se mezclaba con otros sentimientos que pronto, por mi habilidad empática sentí como si fueran mío. La maltratada omega, por un lado, lamentaba la pérdida de sus raíces, del lugar donde se había criado, pero por otro se alegraba de que todos aquellos que le habían hecho sufrir tuvieran su merecido, y no porque hubiera ocurrido por su mano, sino por su gran egoísmo, el egoísmo de un Alfaque no sabía perdonar, pero sí hacer daño a los demás.
- “¿Sabes la de veces que desee que ese castillo prendiera como está haciendo ahora?”- dijo mientras dejaba que sus lágrimas corrieran por los pobres las mejillas.
- “Tranquila no sé lo que nos deparará el futuro, pero te aseguro que no permitiré que nadie te vuelva a hacer daño.”- le dije abrazándola.
Después de ese momento lo único que tuvimos que hacer fue recorrer lo que nos quedaba hasta llegar al primer gran lago que encontramos, y sin pensarlo nos arrojamos a él con ropa y todo, para que el olor que había en ella desapareciera, ya que no teníamos más ropa que ponernos. Y tampoco podíamos ir todo el rato transformado la loba porque así podríamos ser rápidamente detectadas.
Mientras nos bañábamos, en un momento me llegó un olor dulzón, y excitante como a canela, y brisa Marina, haciéndome estremecer. Sentí como Bella, se ponía nerviosa en mi interior, así que decidí salir del lago para ver qué era lo que estaba pasando, ni siquiera me había dado cuenta de que Ava, en un momento, había salido del lago como impulsada por una fuerza que desconocía.
- “¿Qué ocurre Bella?”- le dije.
Pero no pudo contestarme porque sentir que desde atrás alguien me abrazó fuertemente atrayéndome hacía un cuerpo enorme y macizo, como un enorme bloque de hierro, me empujó hacia un gran árbol. acorralándome en él. El olor a canela y briza marina se hizo intenso, tan intenso quien me mareo, y me éxito, a la vez, era un maldito olor delicioso, intoxicante y atrayente.
- “¡Eres mía!”- una profunda, voz ronca que me hizo temblar, coincidió con un grito excitado y enloquecido de Bella en mi interior.
- “Mate, es nuestro mate”- y mi temblor se intensifico hasta que perdí la fuerza en mis pies, sólo sus brazos fuertes me sostenían, mientras olía profundamente mi cuello, era presa de un hombre lobo que ni había visto, y que ya me había atrapado.