CAFETERÍA

—Estoy bien, gracias—le agradecí sin despegar mis ojos de su cabellera blanca.

—En verdad espero que estés bien—me dijo con una ligera sonrisa que apenas se podía apreciar.

Ella tomo asiento en la butaca enfrente de mí, así que pude admirar y examinar todo su cabello tratando de encontrar su raíz para verificar si ese era su color natural o si se lo había teñido, pero al parecer era natural. Este le llegaba hasta  la mitad de su espalda y al observarlo se notaba que lo cuidaba demasiado, ya que era brilloso, bien cepillado y con las puntas a la misma altura, después de verlo unos minutos caí en cuenta que esta chica era el estudiante transferido y no un hombre como habían dicho Karina y sus amigas.

Sin quitar la mirada de su hermoso cabello blanco, le toque el hombro para decir las palabras más tontas que jamás pude haber dicho.

—Lo siento, al parecer eres tú el estudiante que iban a transferir, decían que sería un chico pero veo que no— le sonreí tontamente.

—Al parecer has prestado atención detalladamente desde que el profesor me presento que te has dado cuenta de lo más obvio. Sí, soy la que acaban de transferir— me dijo en voz baja, sin voltearme a mirar y en su voz se le notaba algo de molestia.

“Tonto, me oí como un completo tonto” dije entre mí. “Como había dicho el profesor que se llamaba, de donde venía, diablos, no lo recuerdo, solo por estar pensando tonterías, ¿tonterías?, en serio era una tontería pensar que la chica que me gusta tenga novio.

Esa palabra hizo que me pusiera a reflexionar en si en verdad era necesario tomarle tanta importancia a que Karina tuviera un novio, además era algo que podía pasar, ella solo me quería en la “friendzone” y nunca me vería como yo quería, creo que era tiempo de aceptarlo y esforzarme para mí mismo.

Me sorprendí por lo que mi mente me decía, “¿porque ahora?, acaso fue demasiado saber que prefirió a alguien más, ¿eso habrá sido lo que haya hecho que yo me diera cuenta?” en mi trance olvide que mientras pensaba todo esto yo seguía viendo el cabello de la chica nueva.

De repente sentí un pequeño jalón de mi chamarra. Era mi amigo Miguel que me decía con voz muy baja para que no se diera cuenta el profesor.

—Hey Dan, ya deja de mirarla como tonto.

Ahí me di cuenta que ya llevaba buen rato viéndola y que desde que empezó la clase ni siquiera había sacado la libreta y ni sabía de qué iba la clase.

—Bueno muchachos, eso es todo, recuerden que la próxima clase que tengamos haremos un examen. Estudien. No sean perezosos y, señor Daniel espero que haya puesto atención a la clase y en el examen no me conteste en todas las preguntas solo el nombre de su nueva compañera.

Todos los de la clase se rieron y el profesor se retiró con una sonrisa, al parecer había hecho su buena acción del día con esa broma, apenas se retiró el profesor, la chica de cabello blanco se levantó del asiento, recogió sus cosas de la paleta y abandono rápido el salón.

Teníamos 2 horas libres para la próxima clase, así que podíamos salir al patio, ir a desayunar o lo que quisiéramos durante ese tiempo.

 Miguel se acercó a mi cuando termino la clase.

—Al parecer te agrado la chica nueva, es muy linda, ¿no crees? Aunque su tono de piel y su cabello no van muy de la mano, ¿crees que se lo pinte? Como sea, yo que tú no me fijaría en una chica tan linda como ella, no eres su tipo, ya ves ni Karina te hace caso— lo menciono con una risa burlona.

—Cálmate galanazo, tú ni las moscas te quieren, pero, tal vez, tengas razón, aunque no me lo vas a creer, no le vi su cara ni su tono de piel, solo su cabello, es algo intrigante e hipnotizante, ¿no lo crees?

Con un tono de sorpresa en su voz me dijo.

— ¿Cómo que no le viste el rostro? O sea, la tuviste cara a cara y, ¿no le viste su cara? En serio, estas mal, está muy linda, la haría mi novia pero no es para mí—dijo bromistamente

—ja ja, perdón, la neta estaba pensando en otra cosa, Karina me volvió a batear y me dijo que tiene novio y pues estaba sacado de onda.

—No ma-mes, que mala onda, pero, ya te lo había dicho, jamás será tu novia, tu que no mas andas ahí detrás de ella como perrito, pero ni pedo ya habrá alguien más, animo, vamos a desayunar, que ya me rugue la tripa.

—Sí, vamos, igual ya tengo hambre, no desayune, solo el atole que me trajiste en la mañana.

Ya en la cafetería que se encontraba al lado de las canchas de baloncesto, nos formamos en la fila para pedir algo que desayunar, mientras esperábamos mi amigo se empezó a poner algo nervioso.

—oye no vayas a voltear. Karina y su vato, están en una de las mesas, si quieres nos pedimos algo y nos vamos a las banquitas de afuera—me dijo.

—No, aquí está bien, chinga no voy a estar yéndome siempre que lo vea con él. Tienes razón, a darle vuelta a la página—le mencione decidido.

— ¿Seguro?—dijo viéndome fijamente, como tratando de averiguar en realidad que pensaba o andaba sintiendo.

—Que sí, avánzale, la fila ya avanzo y tu aquí detenido—le dije sonriendo

  • ¿Qué van a querer chicos?— nos preguntaba una señora de alrededor de unos 45 años que llevaba una cofia blanca y una bata del mismo color.

— A mí deme 3 hotdogs sin cebolla ni picante y un chocolate caliente— dijo Miguel.

—Buenos días, igualado—decía mientras Miguel se ruborizaba un poco— a mí deme 2 sincronizadas y un café, por favor— dije tiritando un poco.

—Ok, serian $64 pesos en un momento les hablamos para que los recojan, tomen asiento muchachos—nos decía mientras nos señalaba hacia las mesas.

—Aquí tiene señora, muchas gracias—le pagaba mientras nos daba el recibo.

—Ten lo mío— me decía Miguel mientras me daba un billete-

—Así déjalo, cuando yo no traiga dinero tú me invitas. Mejor vamos a sentarnos porque hace un buen de frio, yo no sé cómo tú estas como si nada con ese suéter que se ve bien delgado, a veces eres medio raro le comente mientras le tocaba su suéter para comprobar lo que le había dicho.

Tomamos la mesa más lejana que estuviera de Karina para que no me sintiera incomodo, aunque ya sentados, los dos los veíamos como sonreían y se besaban sin ninguna pena ante las personas que estaban ahí. Miguel sintió que el ambiente se volvía algo tenso para mí y rompió el silencio.

— ¿Crees que este suéter es delgado?—preguntaba con un tono sarcástico—Al parecer, si es cierto lo que decías.

— ¿De qué hablas?— le decía mientras voltea a verlo.

—Que no viste detalladamente a la chica nueva.

— ¿Y eso que tiene que ver con tu intento de suéter?

—Pues, que si le hubieras visto completamente y no solo su cabello, te hubieras dado cuenta que ella sí que parece que está en primavera—

— ¿Pues que traía puesto?—fruncía el ceño.

—Estas mal Dan, así que así es como termina alguien a quien batean varias veces— me miro y rio burlonamente —tranquilo, que culpa tengo yo de que ella se esté besando a alguien que no seas tú—menciono aun mofándose de mí y mirando como reaccionaba.

Hice una risa falsa haciéndolo ver que no era para nada gracioso su chiste.

—Al parecer el frio no lo sientes pero veo que activa tu estado de humor— con tono algo enfadado le respondí.

— Relájate, tómalo en cotorreo, ya sabes, es una chica, ya sabes siempre existirá el tercer piso.

El tercer piso era donde estaban los alumnos de nuevo ingreso y siempre nos motivábamos con ellos, al especular, que si no podíamos conseguir novia con las de nuestro grado, siempre podíamos pretender con las chicas nuevas, aunque siempre supiéramos que ellas realmente eran las más difíciles, Miguel lo sabía por experiencia propia.

—Pinche Micky, tienes razón, discúlpame “we” ha de ser el chingado frio y esta jodida hambre.

—Sí, no mamen, ya se tardaron. Esos de ahí llegaron después que nosotros y ya tienen lo que pidieron— se alzó de su silla y miro hacia donde estaba la cocina para verificar que no estuviera ahí nuestro pedido.

—Siéntate, no seas desesperado, además, aún tenemos dos horas libres, ahorita nos llaman, mejor dime como es que venía la chica nueva—se sentó con algo de malestar y continuo.

—Bueno, la chica del cabello de tus fantasías morbosas—me miro esperando de nuevo una reacción de enojo, pero en su lugar lo mire y respondí con el tono más neutral que conseguí.

—Sí, ella, ¿cómo venia?

—Pues veras, ella traía un blusa algo fina y unos de esos suéteres que solo les cubre la mitad de la espalda y el pecho- hizo una seña de hasta donde le llegaba el “suéter”, además de traer unos jeans negros que le quedaban muy ajustados, y tengo que decírtelo, está muy bien de cuerpo, es muy linda, así que no puedo creer que no la hayas visto, mínimo su rostro, digo, por Dios te hablo y la tuviste cara a cara.

—Cuando estemos en la siguiente clase la veré detalladamente, pero necesito preguntarte algo, en el momento que la presentaron, no escuche nada, andaba pensando en ya sabes qué y la verdad no puse atención, y cuando le dije que al parecer no era un chico como todos decían, se molestó, creo que no le gusta ser ignorada o se agravió porque le dije que especulé que era un chico.

— ¿Neta le dijiste eso? Quien  no se va a molestar si le dices algo así, “como que al parecer no es hombre”, te la rifaste con esa eh—dijo mientras reía.

De la cocina sonó una voz a través del megáfono que decía el número de nuestro pedido.

“¡PEDIDO 148, HOTDOGS Y SINCRONIZADAS!”

—Por fin. Yo muriéndome de frio y estos que se tardan, yo voy por ellos, no nos vayan a ganar la mesa, así que espérame—me levante y fui por el pedido—Ten Micky ahí están tus panes con salchicha—le decía haciéndole burla de que los pedía sin todo lo demás que llevaba.

—Cálmate que te echo al novio de tu amor imposible—digo señalándolos con la cabeza.

—ja, ja, que gracioso, ya come mejor.

Lo primero que hice fue darle un buen sorbo al café, era un café de olla, completamente negro, del cual desprendía su característico olor a hogar y a mis tiempos de cuando visitaba a mi abuela. De la taza salía un humo que decretaba que estaba caliente como lo ameritaba un día así de frio, al tomar el primer sorbo sentí en mi paladar una increíble sensación al concebir el sabor del café, lo fresco que se podía apreciar algo tan caliente y lo delicioso que podía ser algo que era realmente amargo, al pasarlo a mi garganta sentí como mientras viajaba por dentro, el líquido iba calentando cada parte de mi interior.

—Que bien sabe un café caliente con este frio—le dije a Micky mientras daba un pequeño suspiro y dejaba el café en la mesa y me disponía a comer unas de mis sincronizadas—bueno, ¿entonces cómo se llama la nueva y de dónde viene?—dije antes de que le diera la primera mordida a la sincronizada.

El dio un sorbo a su chocolate para bajarse el bocado que tenía en la boca — si mal no recuerdo dijo que se llama Amarilia Suki—se quedó pensando un momento y continuo—para mí es un nombre muy raro, pero es fácil de recordar al menos el primero, suena al color.

Le interrumpí— Suki me suena a como de alguna parte de Asia, de algún país de esos, ¿acaso es de allá?

—Déjame terminar, a eso iba, ella dijo que su madre es japonesa y su padre español, y que ella viene de una escuela de España, no recuerdo el nombre de la escuela, pero el chiste es que viene de allá y tiene padres de dos nacionalidades, pensé que ibas a poner más atención cuando dijo que era japonesa, ya sabes, por tu gusto a todo lo de ese país y sus animes.

—Pues sí que me intriga y me gustaría haber puesto atención pero ya sabes que me dejo llevar mucho por las emociones y luego si se trata de la innombrable—tome otro sorbo de café y continúe—con razón su acento era raro y era de esperarse que fuera de una escuela que hablaran español, que interesante lo de sus papás, ¿tú de quien crees que haya sacado su cabello?

—Obsesionado con el cabello de la chava—dijo con un poco de fastidio — yo creo que se lo ha de pintar, no creo que sea su cabello natural—

—No creo, lo estuve analizando y parece que es natural.

—Deberías ser estilista, se ve que te gustan esas cosas, que haces aquí estudiando electricidad, ábrete tu local, después te conocerán como Miss Dany y tal vez ahí si te hagan caso en eso del amor— me decía con sarcasmo y riendo.

—Bueno, ya basta de bromas, hay que apurarnos a comer, que ya se nos pasó aquí más de una hora, ya hasta está media vacía la cafetería, ya hasta los enamorados se fueron.

Nos apuramos a comer, fuimos al WC, caminamos por un rato por la escuela, hasta que dieron 10 minutos antes de la siguiente clase, así que, nos dirigimos al salón para la clase de Química.

Al entrar, Suki ya estaba ahí, la chica nueva, la del cabello blanco, pero era muy cierto lo que decía Miguel, había un cierto contraste entre su cabello y su color de piel, era demasiado raro encontrar a alguien así, pero en vez de que eso hiciera que se viera mal, era todo lo contrario, su cabello enaltecía su rostro y su rostro realzaba su cabello, era como si su piel y su cabello, se hubieran puesto de acuerdo para que el uno al otro se engrandecieran entre sí.

No recuerdo muchos casos en que sintiera la necesidad de describir el aspecto físico de alguien pero su piel era de un tono chocolatoso, pero no tan oscuro, si no que pareciera que el blanco de su cabello hubiera derramado un poco sobre su piel y la hubiera hecho más clara, me hacía recordar el color que toma un café cuando le agregas leche, sentía que su piel irradiaba calidez, sus labios eran delgados y cortos tenían un color salmón oscuro que resaltaban con el brillo labial que tenían puesto, su rostro era ovalado lo que hacía que su cabello destacara aún más, tenía unas orejas con muy poco pómulo, y algo largas, aunque era difícil verlas con su cabello, sus cejas eran extrañamente color castaño oscuro y algo pobladas, aunque bien cuidadas, bien formadas, y sus ojos eran un poco más ovalados de lo normal, al parecer era herencia de la madre, pero cuando los abría más de lo normal podría jurar que formaban casi un círculo perfecto, tenían un color oscuro, no sabría si eran totalmente negros como la noche o eran color café oscuro, pero eran muy bellos, su nariz era como la de casi todas las chicas, ni tan grande ni tan pequeña y un poco picuda, en pocas palabras la chica nueva era muy hermosa y lo que le hacía ver más hermosa era que su cabello no era lacio natural como cuando la vi hace casi  cuatro horas antes, ahora lo tenía algo voluminoso y ondulado, tal vez por el aire y el frio.

—Hola Amarilia, perdón por la tontería que dije en la mañana, no tenía las palabras correctas, ¿qué tal si empezamos de nuevo?— le dije ya cuando estaba en mi asiento.

En ese momento giro hacia mí — al parecer ya preguntaste a alguien por mi nombre, eso es bueno, pero mejor dime Suki, me gusta más, y ¿cómo me dirijo hacia ti? ¿Cómo el chavo que si es chavo?—sonrió.

Al sonreír note que tenía un defecto que la hacía aún más perfecta y que la hacía verla ahora como alguien a quien no tenerle miedo por su belleza—si tú quieres puedes decirme así, aunque preferiría que me digieras Daniel—le dije regresándole una sonrisa que a mi parecer se vio algo boba.

—Está bien, Daniel, espero que nos llevemos bien, solo que hay una condición para que podamos ser amigos, es algo muy difícil y conllevaría un gran sacrificio de tu parte, te entenderé si no puedes—al decirlo su expresión cambio de alguien sonriente a alguien totalmente serio, aunque su voz jamás cambio ese tono de dulzura que le escuche cuando me pregunto si me encontraba bien.

—ok, dime, ¿qué es ese sacrificio? Espero que no sea algo paranormal o que te de mi corazón—dije en tono de broma para aligerar el ambiente que se creó.

Ella con un tono y una expresión aún más seria, me miro—no es tan difícil como eso, pero espero que lo logres—dejo un momento de silencio, tal vez para esperar si yo decía algo o hacia algo, después de unos segundos largos, rio muy vagamente—hubieras visto tu expresión, eres muy gracioso, en verdad espero haber escogido bien, lo único que te pido es que no vuelvas a mirar tanto tiempo mi cabello, no quiero más bromas de los profesores y del salón por tu culpa—termino diciendo con esa sonrisa que hizo que se mostraran por un breve sus dientes blancos, pero que estaban un poco chuecos y disparejos.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo