95. No dejarlos ir nunca más

95

Gabriel

Estaba viendo fijamente la puerta por la que habían entrado madre e hija… aún no podía creerlo. Madre e hija.

Zaira es una Rexton.

Eso solo podía significar una cosa: Helen no tiene ningún parentesco con ella.

Y eso estaba más que perfecto.

Si la señora Elena lograba convencerla, podríamos regresar al país mucho más rápido. Todo dependía de esa conversación.

Una llamada me sacó de mis pensamientos.

—¿Diga? —cuestioné, llevando el teléfono al oído.

La voz al otro lado de la línea sonó tensa.

—Presidente Seraphiel, tenemos un problema con Samuel. No quiere comer nada y dice que espera que sus hermanas le llamen.

Fruncí el ceño. Samuel… ¿Por qué estaba actuando así? Esto no podía seguir así por mucho tiempo.

Apreté la mandíbula y tomé aire antes de responder.

—¿Cuánto tiempo lleva sin comer?

—Desde ayer en la mañana, señor. Hemos intentado convencerlo, pero se niega. Solo repite que quiere hablar con sus hermanas.

Maldita sea. Samuel nunca había sido un niño fác
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