Las paredes de cristal, una hamaca bastante cómoda en el pequeño balcón, además de una chimenea para los días fríos, definitivamente aquella casita era mucho más de lo que alguna vez soñé.
Solía dar paseos tomada de la mano de Apolo durante las tardes, descalzos, sintiendo la arena deslizarse en medio de nuestros dedos, después nos pasábamos largas horas tirados en la cómoda alfombra frente a la chimenea, hablando sin parar de lo que haríamos durante los próximos siglos.
¿Llegaríamos a aburrirnos el uno del otro? Era la pregunta que siempre nos hacíamos, ¿era posible que después de convivir una eternidad al lado del otro llegáramos a aburrirnos? Pues en verdad, esperábamos que no, porque de lo contrario, ya para mí no tendría sentido vivir en un mundo sin él, pues, estaba segura de que, llegado el momento, Circe nos abandonaría para hacer su propia vida, por más que tratáramos de mantenerla alejada de la magia, sabía que con ella tarde o temprano sería imposible. Cir
Si leíste esta loca historia llena de magia. ¡Gracias infinitas!
—Miss, le he traído un regalo —Melody colocó en mi escritorio una barra de chocolate blanco, acompañado de una pequeña rosa blanca, probablemente cortada del jardín de su casa.Las comisuras de mis labios se levantaron en una sonrisa, a la vez que me dedicaba a observar con amor a la pequeña de tan solo ocho años. Su mirada brillaba de emoción, esperando mi reacción ante su obsequio.—Melody, ¡Qué dulce eres, cariño! Gracias por endulzar mi mañana —musité con sinceridad, mientras me dedicaba a observar como su mirada irradiaba de alegría ante mi gesto de agradecimiento.—Le he traído todo de blanco, porque sé que es su color favorito.—Eres muy observadora —mencioné, guiñándole un ojo.—Todos sabemos que su color favorito es el blanco, Miss —aludió Gre
Apolo Müller Mi día comenzaba a las cuatro de la mañana.Mi despertador me hace salir de la cama para ir a buscar mis ropas deportivas, después de cepillar mis dientes, salgo a la calle. Ahí, comienzo a correr hacia Central Park, donde recorro quince millas. Es la única manera que pude encontrar para calmar mi instinto animal, aquel maldito instinto que amenazaba con salir de mí para dañar a los demás.Al menos tenía la gran ventaja de que no había sentido la presencia de ninguna bruja desde el momento en que decidí mudarme a la gran manzana, pues, con solo pensar en que alguna de ellas estaba cerca de mí, me sería imposible poder contenerme.Aunque no quisiera dañarlas, había sido entrenado para ello, para cazarlas y asesinarlas. Las brujas y los lobos éramos enemigos por naturaleza, por lo que, nos era imposible convivir
Cassandra BlakeMe encuentro con las puertas de mi armario abiertas de par en par, dedicándome a buscar algo agradable qué ponerme para mi primera cita. La sonrisa de mujer enamorada aún no lograba borrarla de mi rostro, mi corazón continuaba latiendo con la misma intensidad que latió desde el instante en que Apolo me propuso que saliéramos.Estaba nerviosa, no sabía como tomarlo. Apolo era tan bromista, que ni siquiera sabía ahora cuando hablaba en serio.Dejo salir lentamente la respiración, al darme cuenta de que justo ahora no hallaba algo agradable qué ponerme. Mis estudiantes tenían razón al decirme que casi todo lo que me ponía era blanco, lo que ahora me parecía un color bastante aburrido. Después de dejar salir un gruñido, me dirijo hacia la ventana, me apoyo de la baranda y me inclino un poco para que mi vecina del piso de ar
Apolo Müller Jamás debí de haber saltado de la ventana de la forma en que lo hice.Pero ¿Cómo podía controlarme cuando aquella chica me hacía sentir tan bien? Ahora incluso comenzaba a pensar si era posible que, el alma gemela para un lobo pudiese ser una humana, pues jamás llegué a sentir algo por Brenda a como lo sentía por ella, jamás miré a Brenda de la forma en que veía a Cassie, era como si mi mundo siempre hubiese sido ella.Cuando puse mis pies sobre la acera, la devolví al suelo, a lo que ella solo se echó a reír a la vez que se inclinaba para colocar sus manos sobre sus muslos y respirar pesadamente.—¡Estás loco, Apolo! Casi me matas del susto.Torcí una sonrisa, mientras estiraba una mano para acomodar un mechón de su cabello blanco tras su oreja.—Es solo un poco d
Apolo Müller Aquella descarga de energía no era normal.Llevaba años de no sentir algo como aquello. La piel se me había erizado, a la vez que el sentido del olfato se me puso sensible. Aquel olor podía reconocerlo a millas de distancia:Había una bruja en la ciudad…Había una maldita bruja en la ciudad.Cierro mis manos en puños y me inclino sobre el balcón de mi departamento, dándome cuenta en que ahora sería mucho más vulnerable ante mis transformaciones. Traté de escapar, alejarme de la magia que volvía loco mi instinto animal, aquella magia que me hacía perder el control ante mis transformaciones.Inhalé y exhalé con lentitud, dándome cuenta que lo mejor que pudo haber hecho Cassandra era el haberse alejado de mí, pues ahora, mientras esa bruja estuviese cerca, la persona sensata en
Cassandra BlakeTomo un nuevo pañuelo desechable y limpio mis lágrimas una vez más.Me encuentro metida entre mis cobijas, tratando de procesar toda la información que Verónica me dio, quien hacía menos de media hora se había ido de mi departamento, para darme mi espacio.Pertenecía a un aquelarre poderoso en Salem, en ese lugar, las brujas solían vivir en paz, hasta que fueron invadidas por los lobos, quienes, al parecer, sin ninguna razón aparente, comenzaron a matarlas. Mi madre logró escapar cuando yo tan solo era una bebé, su objetivo era mantenerme a salvo, por lo que, me había dejado a las puertas de un orfanato para después regresar y luchar para proteger a su pueblo.Según me dijo Verónica, mi madre era una de las brujas más poderosas que habitaban en Salem, por lo que, todas las brujas que sobrevivieron sab&iacu
Cassandra BlakeCuando me dispuse salir del departamento para ir a trabajar, pude mirar una hoja doblada junto a la puerta, era como si solo llegaron a deslizarla por debajo de la puerta, pues no había escuchado nada fuera de lo normal.Me inclino y recojo el papel con curiosidad, a la vez que un extraño nudo se instala en la base de mi estómago. Todo aquello era muy nuevo para mí, por lo que, me sentía a la defensiva y temerosa. No sabía como ser una bruja, con costo sabía cómo ser una persona, por lo que, ahora toda aquella magia que corría por mis venas comenzaba a torturarme.“Ve a la biblioteca pública, en el área de historia a las tres de la tarde” Ese era el único mensaje, no tenía remitente, lo que me hacía sentir más miedo al no saber si era de parte de una de esas criaturas que quer&iacu
Cassandra BlakeMe olvido por completo del libro. De hecho, apenas llego a mi departamento lo guardo en un cajón con llave, ni siquiera me dispuse a abrirlo, pues si lo hacía, temía echar a perder mi noche especial con Apolo.Lo deseaba tanto que no quería que nada arruinara ese momento. Pensar en él me hacía sentir normal, incluso me hacía sentir como una puberta completamente emocionada a la espera de su crush de toda la vida.Salgo a la calle nuevamente en busca de ciertos objetos para poder sorprenderlo. Compro unas velas, flores y por supuesto, un vino tinto. La sonrisa de felicidad no se me borra por nada, pues solo imaginar en sentir su cuerpo contra el mío mientras aprendemos a amarnos de mil maneras diferentes, hace que mi piel se erice, además de que solo tener ese pensamiento me hacía olvidarme de todo.Ya en casa, me dedico a preparar todo, cocino una delici