Capítulo 19
Mi boda con Samuel fue en la primavera del año siguiente. Como habíamos prometido en nuestra juventud, Julia fue mi única dama de honor. No invité a nadie de Puerto Céfiro, pero de alguna manera la noticia se filtró. El día de la boda, papá y Javier aparecieron.

Samuel vino a preguntarme qué quería hacer. La maquillista estaba trabajando en mi rostro cuando levanté la vista y nos vi a ambos en el espejo. El maquillaje nupcial era más elaborado, haciéndome lucir diferente. Como las begonias que Samuel había plantado en nuestra casa, florecía tímidamente, delicada pero cautivadora. Y él, en su traje negro de novio, se veía increíblemente apuesto. Nuestras miradas se encontraron y ambos sonreímos.

—No quiero verlos.

Samuel asintió sin dudar: —Bien, haré que los escolten afuera.

—Gracias.

El pasado y sus heridas permanecerían en mi corazón hasta desvanecerse con el tiempo. Esta vida es demasiado corta para forzar lazos familiares. Ya no quería forzarme a mí misma.

Cuando subí al altar en m
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