La etiqueta de la fiesta era coctel, así que cuando Kira llegó al pent-house después de esa relajante sesión de mimos que incluía manicura y pedicura, un vestido con diseño asimétrico la esperaba colgado en la puerta del closet.Sonrió sin poder evitarlo, recordando que Jack le había dicho que se encargaría de ello, y para colmo, tenía buen gusto. ¡Era un vestido precioso y no dudó en medírselo!Cuando se miró a sí misma en el reflejo del espejo, con el cabello suelto en ondas de calor y unas sandalias altas color caramelo, le encantó el resultado.Jack pasó por ella a la hora que le había anticipado en un mensaje de texto. Él tuvo un par de juntas importantes al final de la tarde y por eso decidió que, para ahorrar tiempo, se cambiaría con alguno de los trajes que tenía en la oficina.Ella sonrió cuando salió del edificio y lo vio allí de pie, recargado contra la carrocería del auto, luciendo increíblemente atractivo en aquel atuendo clásico de camisa negra y saco azul oscuro.Dios,
— Hunter — dijo entre dientes, molesta, aunque con una sonrisa bastante fingida.Desde que se divorciaron, no habían vuelto a verse, o al menos ella había hecho todo lo posible para que eso no sucediera, pues las semanas posteriores él había estado tratando de contactarla para disculparse por haberlo encontrado con la jefa de ambos en aquel entonces con la boca contra lo que había después de sus pantalones de sastre.— Que bueno verte, ha pasado un tiempo desde qué…— Desde que comenzó a irme mucho mejor en la vida, sí — completó con increíble sinceridad y apretó la copa entre sus dedos para contenerse de no lanzarle el contenido a la cara por lo descarado que era al atreverse a hablarle.El hombre esbozó una sonrisa y asintió, bebiendo un trago de champaña y recorriéndola entera con la mirada. Ella sintió rabia repulsiva por lo indiscreto que era. ¿Cómo pudo alguna vez fijarse en él? Y no es que Hunter no fuese un hombre físicamente atractivo, porque lo era, pero al descubrirlo en aq
— ¿Casados? — preguntó Jack después de varios minutos de silencio, intentando asegurarse de que había escuchado bien, mientras apretaba el volante con tanta fuerza presentía que se le iban a quebrar los huesos.Ahora la frase de aquel cuadro que había visto en su apartamento cobraba sentido.“La vida no acaba después del divorcio, al contrario, apenas comienzas”— Sí — respondió, jugando inquieta con sus manos.Ese era un gesto muy particular en ella que hacía cuando se encontraba nerviosa, y Jack, que había aprendido a conocerla, lo sabía muy bien.— ¿Y qué fue lo que pasó? — quiso saber.— Qué él decidió que era una buena idea enrollarse con nuestra jefa.Jack alzó las cejas. Qué hijo de put4.— ¿Cómo fue que terminaste casada con un tipo como ese?— De las malas decisiones que uno toma en la vida — dijo con simpleza, encogiéndose de hombros y apartando la mirada a su ventana.En ese instante, Jack decidió orillarse en la carretera y apagar el motor, después se quitó el cinturón de
Los días siguientes parecieron vivirlos dentro de una burbuja romántica-erótica.Dormían y amanecían en la misma cama, en ocasiones se duchaban juntos y tomaban el desayuno junto a la terraza.Los días festivos ya estaban cerca, también la próxima cita con el médico, en la que ambos esperaban por fin saber el sexo de la criatura. Se encontraban ansiosos por ser padres primerizos.Jack seguía mostrándose relajado, sonriente, incluso más condescendiente con sus empleados. Allí todos le agradecían a Kira, pues ya no era un secreto que el jefe llegaba de buenos ánimos todos los días por ella.Kira trabajaba arduamente. El nuevo proyecto para la empresa era un hecho y las felicitaciones por parte del equipo no se hicieron esperar cuando se avecinaron los maravillosos resultados.Jack sabía que ella representaba un elemento importante en el grupo, además de lo inteligente y motivadora que era con todos, así que todavía no tenía ni idea de cómo obligarla a permanecer en casa cuando el embara
Como era bastante temprano, volvieron a la cama.Jack era muy madrugador, ella no tanto, así que de a poco esa joven de alma vibrante lo arrastraba a su propia rutina, y él, que estaba perdidamente enamorado, no presentaba quejas.Cómo a eso de las ocho, él fue el primero en levantarse. Se ejercitó un poco en la caminadora y después hizo algunas repeticiones de entrenamiento pesado, ajeno a que ella llevaba un rato observándolo bajo el marco de la puerta.Cuando Jack se giró, con el torso desnudo y una toalla alrededor de su cuello, sonrió.— ¿Te gusta lo que ves? — le preguntó, acercándose para darle un casto beso en los labios.Ella impidió que se alejara y lo tomó de la nuca, importándole poco lo sudado que estaba.— Más allá ver, me gusta tocar — musitó seductora, y deslizó ambas manos por los tríceps masculinos.Jack soltó una risa suave y negó. Esa mujer siempre tenía un comentario que le alegraba el día. ¡Y la vida!— Ve a cambiarte, tenemos una junta en treinta minutos — le pa
— Kira, ¿todo bien allí dentro? — le había preguntado Kiliam tras varios largos minutos sin ver que salía.Ella parpadeó al tiempo que la mujer sacaba con cuidado de no asustarla un pequeño papel del interior de su bolsillo.— Es mi número de contacto, por favor llámame cuando quieras.— ¿Por qué habría de hacer eso? — quiso saber — ¿Y por qué no me termina de decir quién es usted y que quiere de mí?— No quiero lastimarte — le aseguró con una sonrisa nostálgica.— Y parece inofensiva — admitió —. Pero mi escolta no creerá lo mismo y no dudará un segundo más en entrar por esa puerta.— Lo sé — respondió la mujer, todavía sonriendo —. Jack no podría permitirse que alguien dañara a su mujer y a su hijo. Desde niño fue muy aguerrido, ¿sabes?Kira abrió los ojos de par en par, y sintió en ese momento como su corazón se saltaba de pronto un latido.— ¿Cómo es que sabe su nombre? ¿Cómo…? — le pregunta murió en su boca, y rápidamente algo hizo clip en su cabeza. El color de sus ojos, la mism
Jack parecía un león hambriento en el pent-house, con el bendito móvil en la mano y a todo el m4ldito equipo de seguridad con sus trabajos pendiendo de un hilo.— Señor, está subiendo — le informó Kiliam en el oído, igual de tenso que él. ¿Cómo era posible que estuviese sucediendo eso?Cuando las puertas del elevador se abrieron y ella llegó con una sonrisa, ansiosa por verlo y fundirse en sus labios, se quedó pasmada en el vestíbulo al ver a todo el mundo allí, a la expectativa. Suspiraron de alivio en cuanto la vieron.Jack tenía los tres primeros botones de la camisa sueltos, la corbata hecha un desastre y el cabello despeinado. Era la primera vez que lo veía así. Lucía molesto y descompuesto a partes iguales, como si estuviese esperando a recibir la peor de las noticias.— ¿Qué ocurre? — preguntó preocupada — ¿Ha ocurrido algo?— Tu móvil — le dijo sin más, contenido. Ella arrugó la frente — ¿Dónde está tú móvil?— No lo sé, debe estar por aquí — respondió, rebuscando en su bolsa.
Cuando despertó la mañana siguiente, más exhausta que de costumbre y con un leve dolor de cabeza, vio que el otro lado de la cama ya estaba frío y vacío.Echó un rápido vistazo al reloj solo para descubrir que eran casi las nueve y salió despavorida fuera de las sábanas. Se alistó lo más rápido que su cuerpo le permitió y buscó sin resultados el móvil en todos lados. ¿Dónde lo habría dejado?— Buenos días, señorita — la saludó James, amable y cauto como todos los días —. El auto ya está listo.Ella asintió y sonrió de alivio, agradeciendo que Jack no haya tomado medidas drásticas e innecesarias contra él.— Buenos días, James. ¿Sabes a qué hora se fue Jack? — preguntó cuándo ambos saltaron dentro delo elevador.— A la hora habitual — respondió, con las manos cruzadas al frente.Kira suspiró y miró de medio lado al hombre.— James, respecto a lo de ayer…— Usted es sabia e inteligente, señorita — la interrumpió con respeto —. Confío en que le hablará al señor con la verdad.Ella asinti