Jack despertó la mañana siguiente con un terrible dolor de cabeza, así que prácticamente se arrastró a sí mismo a la ducha y tomó un baño frío de media hora que le hizo bastante bien.Cuando volvió a la habitación, y echó un vistazo a su móvil en la mesilla de noche para descubrir que eran casi las nueve, se percató de un par de aspirinas y una pequeña notita sujeta de la esquina por un vaso lleno de agua.“Bébeme” y “Tómame”. Escribía, y finalizaba con un punto y coma y un paréntesis.¿Tenía eso forma de guiño?Sí, definitivamente tenía forma de guiño y eso solo podía ser obra de Kira Raleigh. Se dijo a sí mismo al tiempo que sonreía como un completo adolescente y se llevaba el par de aspirinas a la boca.Minutos más tarde, al salir de la habitación, escuchó música en la parte baja. Se asomó por el barandal y ella estaba allí, haciendo… ¿Pilates? ¿Yoga? ¿Movimientos extraños con el cuerpo? En un set de ejercicio que se amoldaba perfecto a su figura.— Buenos días — la sorprendió por
— ¿Crees que vaya a estar bien? — le preguntó Kira a Jack después de un largo silencio.Becca no tenía familiares cercanos en Nueva York, así que con las influencias del apellido Akerman les permitieron el acceso a la habitación. La mujer todavía dormía, pues había entrado en un estado de shock al ver la sangre correr por sus piernas y perdió la consciencia de camino a la clínica. Hacía ya una hora de eso.Jack abrió la boca para responder, pero la verdad es que nada salió de esta y se encogió de hombros con pesar. En ese momento, el doctor entró por la puerta con un gesto un tanto cuestionable.— Señor Akerman, señorita Raleigh — saludó el hombre con barba a la pareja, y echó un vistazo a la paciente antes de acercarse a ellos.— ¿Cómo está, doctor? — intentó averiguar Kira, inquieta por lo recientemente acontecido — ¿Cómo está el bebé de Becca?El doctor pasó de una mirada a la otra y posteriormente negó con la cabeza.— Lo siento, no pudimos hacer nada — explicó sin más.Kira ahogó
Pasados unos minutos, ella se separó y lo miró a los ojos.— Me gusta que digas nuestra habitación — musitó, enamorada, increíblemente enamorada, mientras él posaba sus manos en su cintura.— Nuestra habitación — repitió, con voz profunda, perdido en esas dos preciosas gemas castañas.— Oh, es tan sexy — jadeó ella, mordiéndose el labio inferior.Jack soltó una larga carcajada y la alzó en volandas sin ningún esfuerzo para después sentarse en la orilla de la cama y ella lo montara a horcajadas.— Tú eres sexy — admitió, besándole el cuello. Kira soltó un gritito de cosquillas y se rio.De a poco, y sin prisas, el hombre la fue adornando con caricias y roces suaves, íntimos, midiendo cada una de las reacciones del cuerpo femenino. Ya no quería cohibirse ni resistirse a nada con ella, al contrario, quería explorar el camino de lo que significaba tener una relación, una familia, y eso solo lo quería a su lado. Ella era la indicada.— Oh, Jack, sí, bésame más — le pidió ella, de pronto ex
Las cosas entre ellos definitivamente estaban avanzando, y eso a ella no sabía cómo hacerla sentir.Si bien los días con Jack eran como estar dentro de una burbuja en la que solo existían ellos dos, y que con cada momento compartido a su lado sentía que su corazón se inflaba de amor y era elevada como pluma hasta lo más alto, temía que esa realidad se convirtiera en solo un espejismo y la caída fuese cruel y dolorosa.Difícilmente conseguiría reponerse de algo así.Lo que sentía por ese hombre ya cruzaba los límites de su propia cordura. Lo amaba y no tenía miedo a expresarlo; lo amaba y no tenía miedo a demostrarlo. No pasaba un instante del día en el que no lo evocara, y como una quinceañera, fantaseaba la mayor parte de la noche con él. Era casi una necesidad buscar el contacto cálido de sus labios, de su piel, incluso su olor.Por su parte, Jack no se sentía muy diferente a ella. Estaba irremediablemente enamorado de ese torbellino de mujer como nunca antes lo había estado de nadi
La etiqueta de la fiesta era coctel, así que cuando Kira llegó al pent-house después de esa relajante sesión de mimos que incluía manicura y pedicura, un vestido con diseño asimétrico la esperaba colgado en la puerta del closet.Sonrió sin poder evitarlo, recordando que Jack le había dicho que se encargaría de ello, y para colmo, tenía buen gusto. ¡Era un vestido precioso y no dudó en medírselo!Cuando se miró a sí misma en el reflejo del espejo, con el cabello suelto en ondas de calor y unas sandalias altas color caramelo, le encantó el resultado.Jack pasó por ella a la hora que le había anticipado en un mensaje de texto. Él tuvo un par de juntas importantes al final de la tarde y por eso decidió que, para ahorrar tiempo, se cambiaría con alguno de los trajes que tenía en la oficina.Ella sonrió cuando salió del edificio y lo vio allí de pie, recargado contra la carrocería del auto, luciendo increíblemente atractivo en aquel atuendo clásico de camisa negra y saco azul oscuro.Dios,
— Hunter — dijo entre dientes, molesta, aunque con una sonrisa bastante fingida.Desde que se divorciaron, no habían vuelto a verse, o al menos ella había hecho todo lo posible para que eso no sucediera, pues las semanas posteriores él había estado tratando de contactarla para disculparse por haberlo encontrado con la jefa de ambos en aquel entonces con la boca contra lo que había después de sus pantalones de sastre.— Que bueno verte, ha pasado un tiempo desde qué…— Desde que comenzó a irme mucho mejor en la vida, sí — completó con increíble sinceridad y apretó la copa entre sus dedos para contenerse de no lanzarle el contenido a la cara por lo descarado que era al atreverse a hablarle.El hombre esbozó una sonrisa y asintió, bebiendo un trago de champaña y recorriéndola entera con la mirada. Ella sintió rabia repulsiva por lo indiscreto que era. ¿Cómo pudo alguna vez fijarse en él? Y no es que Hunter no fuese un hombre físicamente atractivo, porque lo era, pero al descubrirlo en aq
— ¿Casados? — preguntó Jack después de varios minutos de silencio, intentando asegurarse de que había escuchado bien, mientras apretaba el volante con tanta fuerza presentía que se le iban a quebrar los huesos.Ahora la frase de aquel cuadro que había visto en su apartamento cobraba sentido.“La vida no acaba después del divorcio, al contrario, apenas comienzas”— Sí — respondió, jugando inquieta con sus manos.Ese era un gesto muy particular en ella que hacía cuando se encontraba nerviosa, y Jack, que había aprendido a conocerla, lo sabía muy bien.— ¿Y qué fue lo que pasó? — quiso saber.— Qué él decidió que era una buena idea enrollarse con nuestra jefa.Jack alzó las cejas. Qué hijo de put4.— ¿Cómo fue que terminaste casada con un tipo como ese?— De las malas decisiones que uno toma en la vida — dijo con simpleza, encogiéndose de hombros y apartando la mirada a su ventana.En ese instante, Jack decidió orillarse en la carretera y apagar el motor, después se quitó el cinturón de
Los días siguientes parecieron vivirlos dentro de una burbuja romántica-erótica.Dormían y amanecían en la misma cama, en ocasiones se duchaban juntos y tomaban el desayuno junto a la terraza.Los días festivos ya estaban cerca, también la próxima cita con el médico, en la que ambos esperaban por fin saber el sexo de la criatura. Se encontraban ansiosos por ser padres primerizos.Jack seguía mostrándose relajado, sonriente, incluso más condescendiente con sus empleados. Allí todos le agradecían a Kira, pues ya no era un secreto que el jefe llegaba de buenos ánimos todos los días por ella.Kira trabajaba arduamente. El nuevo proyecto para la empresa era un hecho y las felicitaciones por parte del equipo no se hicieron esperar cuando se avecinaron los maravillosos resultados.Jack sabía que ella representaba un elemento importante en el grupo, además de lo inteligente y motivadora que era con todos, así que todavía no tenía ni idea de cómo obligarla a permanecer en casa cuando el embara