Entre beso y beso, Jack la arrastró al cuarto de baño. Kira se aferró a su nuca y avanzó en puntillas, correspondiendo al embate de su lengua más que complacida.— ¿Seguro que solo vamos a darnos una ducha? — le preguntó coqueta, riéndose, y reparando en seguida que la virilidad masculina se había despertado… nuevamente.— Quizás un poco más que una ducha — respondió seductor, lamiéndole los labios lenta y cálidamente, mientras deslizaba las manos por el arco de la espalda y le apretaba las nalgas.— Eso me gusta.— Y a mí — le mordisqueó el labio y le dio la vuelta para abrazarla por la cintura, haciéndola reír. Ella recargó la cabeza en el hombro al tiempo que él ajustaba la temperatura del agua — ¿Está bien así?— Está perfecta — murmuró.— Tú eres perfecta — confesó contra el lóbulo femenino, y le acunó los pechos desde atrás. Ella gimió y se mordió el labio —. Las manos contra la pared.Kira soltó una pequeña risa y se giró entre sus brazos, mirándolo con deseo vivo. Colocó las m
En el desayuno engulló de todo un poco. Huevos revueltos, pancakes de harina de trigo, tocino, una taza de chocolate caliente y fruta, incluso picoteó el plátano que Jack dejó porque según él era otro carbohidrato que se salía de su estricta dieta.— Me gusta que seas de buen apetito — le dijo él con una sonrisa.— En cambio, tú… ¿ensalada de pepino y manzana verde? ¿En serio? — lo juzgó al tiempo que pinchaba un trozo de pancake y lo acercaba a su boca — Prueba, está riquísimo.— No como harina en la primera comida del día, además, es tuyo, le pedí al chef que lo preparara especialmente para ti.— Que atento… abre — le ordenó, ignorándolo por completo.— Kira…— Abre— No voy a comer eso — replicó, y hablaba en serio. Era intolerante al gluten y a la lactosa.— No puedes ser tan correcto y aburrido, hombre.— ¿Hombre? — preguntó y la miró con una ceja elevada, como si estuviese averiguando con ese gesto si había escuchado bien. Ella solo se encogió de hombros con inocencia y se llevó
Una vez llegaron a la clínica, los recibió la recepcionista, que pronto fue informada de que la ginecólogo que iba a atenderla tuvo un percance de última hora, pero que el doctor Valente iba a tomar sus pacientes de las próximas dos horas.Ella no vio inconveniente, a diferencia de Jack, que el neandertal que habitaba en él hizo acto de presencia y no le gustó para nada que otro hombre la revisara.— Señor, señora Akerman — les dijo el doctor Valente cuando abrió la puerta del consultorio —. Pasen, por favor.Kira sonrió amable y susurró un "buenos días", pero Jack se mostró más tenso que nada y la pegó a él.— Si no me sueltas no podrán hacerme la ecografía — le dijo bajito, consiguiendo que la soltara a regañadientes.La consulta duró aproximadamente una hora, entre exámenes de laboratorio y ecografía fetal. El bebé estaba bien, al igual que la madre, que era saludable y fuerte. Tuvieron la oportunidad de volver a escuchar sus latidos.Jack, esta vez, se mostró más participativo, hi
— Miren nada más a quien tenemos aquí — dijo Malik en cuanto vio a su amigo atravesar las puertas del bar.— Señoras y señores, démosle una bienvenida al rompecorazones de Harvard — lo secundó Jake, aplaudiendo, y Jack negó con una carcajada.— No han madurado en lo absoluto — replicó él, estrechándolos en un abrazo.— No todos estamos tragados por una bonita asesora personal como algunos — bromeó Malik, y en eso apareció Tyler detrás, encogiéndose de hombros con dos botellas de bourbon.— Lo siento, primito, pero una noticia de este tamaño debía ser compartida con el grupo.— Por supuesto — gruñó, irónico, y la reunión de caballeros comenzó cuando Ethan se unió minutos más tarde.Bebieron y se pusieron al día, como solían hacerlo cada año. Tyler, en cada reunión, tenía amante en turno diferente, desde morenas esbeltas hasta rubias coquetas. Jamás, en serio, jamás, se involucraba demasiado, era tan reacio y terco como una mula.Malik había tenido un par de novias oficiales, pero ningu
Jack despertó la mañana siguiente con un terrible dolor de cabeza, así que prácticamente se arrastró a sí mismo a la ducha y tomó un baño frío de media hora que le hizo bastante bien.Cuando volvió a la habitación, y echó un vistazo a su móvil en la mesilla de noche para descubrir que eran casi las nueve, se percató de un par de aspirinas y una pequeña notita sujeta de la esquina por un vaso lleno de agua.“Bébeme” y “Tómame”. Escribía, y finalizaba con un punto y coma y un paréntesis.¿Tenía eso forma de guiño?Sí, definitivamente tenía forma de guiño y eso solo podía ser obra de Kira Raleigh. Se dijo a sí mismo al tiempo que sonreía como un completo adolescente y se llevaba el par de aspirinas a la boca.Minutos más tarde, al salir de la habitación, escuchó música en la parte baja. Se asomó por el barandal y ella estaba allí, haciendo… ¿Pilates? ¿Yoga? ¿Movimientos extraños con el cuerpo? En un set de ejercicio que se amoldaba perfecto a su figura.— Buenos días — la sorprendió por
— ¿Crees que vaya a estar bien? — le preguntó Kira a Jack después de un largo silencio.Becca no tenía familiares cercanos en Nueva York, así que con las influencias del apellido Akerman les permitieron el acceso a la habitación. La mujer todavía dormía, pues había entrado en un estado de shock al ver la sangre correr por sus piernas y perdió la consciencia de camino a la clínica. Hacía ya una hora de eso.Jack abrió la boca para responder, pero la verdad es que nada salió de esta y se encogió de hombros con pesar. En ese momento, el doctor entró por la puerta con un gesto un tanto cuestionable.— Señor Akerman, señorita Raleigh — saludó el hombre con barba a la pareja, y echó un vistazo a la paciente antes de acercarse a ellos.— ¿Cómo está, doctor? — intentó averiguar Kira, inquieta por lo recientemente acontecido — ¿Cómo está el bebé de Becca?El doctor pasó de una mirada a la otra y posteriormente negó con la cabeza.— Lo siento, no pudimos hacer nada — explicó sin más.Kira ahogó
Pasados unos minutos, ella se separó y lo miró a los ojos.— Me gusta que digas nuestra habitación — musitó, enamorada, increíblemente enamorada, mientras él posaba sus manos en su cintura.— Nuestra habitación — repitió, con voz profunda, perdido en esas dos preciosas gemas castañas.— Oh, es tan sexy — jadeó ella, mordiéndose el labio inferior.Jack soltó una larga carcajada y la alzó en volandas sin ningún esfuerzo para después sentarse en la orilla de la cama y ella lo montara a horcajadas.— Tú eres sexy — admitió, besándole el cuello. Kira soltó un gritito de cosquillas y se rio.De a poco, y sin prisas, el hombre la fue adornando con caricias y roces suaves, íntimos, midiendo cada una de las reacciones del cuerpo femenino. Ya no quería cohibirse ni resistirse a nada con ella, al contrario, quería explorar el camino de lo que significaba tener una relación, una familia, y eso solo lo quería a su lado. Ella era la indicada.— Oh, Jack, sí, bésame más — le pidió ella, de pronto ex
Las cosas entre ellos definitivamente estaban avanzando, y eso a ella no sabía cómo hacerla sentir.Si bien los días con Jack eran como estar dentro de una burbuja en la que solo existían ellos dos, y que con cada momento compartido a su lado sentía que su corazón se inflaba de amor y era elevada como pluma hasta lo más alto, temía que esa realidad se convirtiera en solo un espejismo y la caída fuese cruel y dolorosa.Difícilmente conseguiría reponerse de algo así.Lo que sentía por ese hombre ya cruzaba los límites de su propia cordura. Lo amaba y no tenía miedo a expresarlo; lo amaba y no tenía miedo a demostrarlo. No pasaba un instante del día en el que no lo evocara, y como una quinceañera, fantaseaba la mayor parte de la noche con él. Era casi una necesidad buscar el contacto cálido de sus labios, de su piel, incluso su olor.Por su parte, Jack no se sentía muy diferente a ella. Estaba irremediablemente enamorado de ese torbellino de mujer como nunca antes lo había estado de nadi