El lunes, sin avisarle siquiera, Kira se reincorporó en la empresa. Tenía mucho acumulado que no podía resolver desde casa y además se sentía un mueble más del pent-house porque allí todos parecían no querer dejarla mover un dedo, ni siquiera cuando de un simple vaso de agua se trataba.Todo era culpa de Jack, y de sus órdenes irrefutables al personal de servicio.En cuanto él la notó, el corazón se le aceleró desmedido… como solía hacerlo cuando la advertía cerca. ¿Qué hacía ella allí? Se preguntó, a mitad de una junta que tuvo que interrumpir porque no logró coordinar lo que decía con lo que veía.Kira Raleigh tenía el increíble poder de nublarle el juicio.Ni siquiera esperó a que terminara de ponerse al día cuando irrumpió la charla que mantenía con sus compañeros, y se plantó allí, aclarándose la garganta y mostrándose a sí mismo el jefe imponente que solía ser para que todos regresaran a sus respectivos puestos de trabajo y dejasen de atosigarla con preguntas ridículas.Ella alz
Jack clavó las manos en el borde del escritorio hasta que los nudillos se le pusieron blancos, y en un intento desesperado por pensar con claridad e inteligencia, golpeó el vidrio templado y gruñó una maldición baja.Kira lo miró con un poco de pesar y se acercó colocando una mano en su espalda. El gesto no consiguió tranquilizarlo del todo, pero ayudó a que respirara.— Ve con los abogados, yo resolveré esto — le dijo, pero él negó.— No te voy a hacer pasar por esta situación con Becca — habló, decidido, y se giró para mirar a Sophie — Organiza una rueda de prensa en el salón de eventos de la empresa.Ella no iba a ser molestada e incomodada por nadie.Kira abrió los ojos.— No, Jack, este es mi trabajo, puedo hacerlo.— Dije que no.— Jack…— ¡Es una orden, Kira! — zanjó, mirándola serio, un tanto molesto.Ella apretó los labios convirtiéndolos en una línea y se cruzó de brazos, mirando el exterior. Nueva York para ese momento era una densa capa de nieve que pinchaba los enormes ve
— Señorita Raleigh — dijo el juez, ella alzó el mentón y lo miró —. El señor Miller asegura que usted y él mantenían una relación un tanto… ¿íntima?Kira abrió los ojos como si un terremoto la hubiese embestido con una fuerza titánica, y cambió la dura dirección de sus ojos directo a ese bastardo. ¿Cómo se atrevía?— ¡Eso es mentira! — se defendió — ¡Yo jamás he tenido una relación con él que no haya sido de trabajo, y aun así, fue una de las peores experiencias de mi vida!Miller ladeó una sonrisa desde su posición, y tan rápido como solo un maniático pudo haberlo hecho, miró al juez como si buscaba misericordia y suspiró.— Estoy siendo completamente transparente, señor juez — dijo —. La señorita Raleigh… en su posición de directora de estrategias del grupo Akerman, me acosó sexualmente durante mi periodo en la empresa y ¿qué puedo decirle? Es una mujer insistente y al principio caí, tuvimos una aventura casual, pues después yo conocí a otra mujer y me enamoré de ella; cuando se lo
Cuando Jack abrió la puerta y la descubrió semidesnuda, sobre la cama, en la posición que le había pedido y con el trasero rosadito y respingado, no pudo evitar gruñir una maldición y sonreír por lo terrible y complaciente que esa mujer podía ser.— Joder, Kira, eres irreprochablemente cautivadora — le dijo bajo el umbral de la puerta, y comenzó a deshacerse de los botones que le restaban de la camisa a medida que se acercaba hasta ella.Cuando estuvo a una buena distancia del pomposo trasero, le dio una pequeña nalgada y ella se mordió el labio al tiempo que lo miraba con una sonrisa por encima del hombro.— Hola, señor Akerman — musitó largamente.Jack se deslizó la camisa por los hombros y la dejó caer al suelo, después clavó una rodilla en el colchón y se inclinó para besarle los labios.— Hola, señorita Raleigh — contestó él, seductor, contra la boca fémina de la jovencita —. Me encanta tenerte así.— Lo sé — replicó ella con una sonrisa orgullosa, y separó un poco más las pierna
Entre beso y beso, Jack la arrastró al cuarto de baño. Kira se aferró a su nuca y avanzó en puntillas, correspondiendo al embate de su lengua más que complacida.— ¿Seguro que solo vamos a darnos una ducha? — le preguntó coqueta, riéndose, y reparando en seguida que la virilidad masculina se había despertado… nuevamente.— Quizás un poco más que una ducha — respondió seductor, lamiéndole los labios lenta y cálidamente, mientras deslizaba las manos por el arco de la espalda y le apretaba las nalgas.— Eso me gusta.— Y a mí — le mordisqueó el labio y le dio la vuelta para abrazarla por la cintura, haciéndola reír. Ella recargó la cabeza en el hombro al tiempo que él ajustaba la temperatura del agua — ¿Está bien así?— Está perfecta — murmuró.— Tú eres perfecta — confesó contra el lóbulo femenino, y le acunó los pechos desde atrás. Ella gimió y se mordió el labio —. Las manos contra la pared.Kira soltó una pequeña risa y se giró entre sus brazos, mirándolo con deseo vivo. Colocó las m
En el desayuno engulló de todo un poco. Huevos revueltos, pancakes de harina de trigo, tocino, una taza de chocolate caliente y fruta, incluso picoteó el plátano que Jack dejó porque según él era otro carbohidrato que se salía de su estricta dieta.— Me gusta que seas de buen apetito — le dijo él con una sonrisa.— En cambio, tú… ¿ensalada de pepino y manzana verde? ¿En serio? — lo juzgó al tiempo que pinchaba un trozo de pancake y lo acercaba a su boca — Prueba, está riquísimo.— No como harina en la primera comida del día, además, es tuyo, le pedí al chef que lo preparara especialmente para ti.— Que atento… abre — le ordenó, ignorándolo por completo.— Kira…— Abre— No voy a comer eso — replicó, y hablaba en serio. Era intolerante al gluten y a la lactosa.— No puedes ser tan correcto y aburrido, hombre.— ¿Hombre? — preguntó y la miró con una ceja elevada, como si estuviese averiguando con ese gesto si había escuchado bien. Ella solo se encogió de hombros con inocencia y se llevó
Una vez llegaron a la clínica, los recibió la recepcionista, que pronto fue informada de que la ginecólogo que iba a atenderla tuvo un percance de última hora, pero que el doctor Valente iba a tomar sus pacientes de las próximas dos horas.Ella no vio inconveniente, a diferencia de Jack, que el neandertal que habitaba en él hizo acto de presencia y no le gustó para nada que otro hombre la revisara.— Señor, señora Akerman — les dijo el doctor Valente cuando abrió la puerta del consultorio —. Pasen, por favor.Kira sonrió amable y susurró un "buenos días", pero Jack se mostró más tenso que nada y la pegó a él.— Si no me sueltas no podrán hacerme la ecografía — le dijo bajito, consiguiendo que la soltara a regañadientes.La consulta duró aproximadamente una hora, entre exámenes de laboratorio y ecografía fetal. El bebé estaba bien, al igual que la madre, que era saludable y fuerte. Tuvieron la oportunidad de volver a escuchar sus latidos.Jack, esta vez, se mostró más participativo, hi
— Miren nada más a quien tenemos aquí — dijo Malik en cuanto vio a su amigo atravesar las puertas del bar.— Señoras y señores, démosle una bienvenida al rompecorazones de Harvard — lo secundó Jake, aplaudiendo, y Jack negó con una carcajada.— No han madurado en lo absoluto — replicó él, estrechándolos en un abrazo.— No todos estamos tragados por una bonita asesora personal como algunos — bromeó Malik, y en eso apareció Tyler detrás, encogiéndose de hombros con dos botellas de bourbon.— Lo siento, primito, pero una noticia de este tamaño debía ser compartida con el grupo.— Por supuesto — gruñó, irónico, y la reunión de caballeros comenzó cuando Ethan se unió minutos más tarde.Bebieron y se pusieron al día, como solían hacerlo cada año. Tyler, en cada reunión, tenía amante en turno diferente, desde morenas esbeltas hasta rubias coquetas. Jamás, en serio, jamás, se involucraba demasiado, era tan reacio y terco como una mula.Malik había tenido un par de novias oficiales, pero ningu