Jack todavía seguía desconcertado una hora después. Demasiado confundido. Eufórico. Casi a estallar.Embarazada.Kira estaba embarazada y por supuesto que ese hijo era suyo. No podía ser de alguien más porque en todo ese tiempo ella solo había suya… exclusivamente suya, de nadie más. Y seguro estaba.Pero, Dios… un hijo. ¡Un hijo suyo! ¡De ella! ¡De ambos!¿Cómo pudo haber ocurrido algo así? ¿Es que tenía quince años? Y sí, era cierto que muchas veces no había usado protección con ella, demasiadas veces quizás, pero se suponía que estaba tomando la píldora… y ese método, como cualquier otro, también podría fallar.¡Carajo! Clavó los puños en el borde del escritorio. ¿Qué diablos debía hacer? No podía dejarla sola, él no era así, pero tampoco era un buen ejemplo para nadie, mucho menos para una criatura. ¿Cómo diablos se suponía que iba a ser un buen padre… si no podía ser un buen hombre para la madre?Se mesó el cabello con desespero y tomó una necesaria respiración, después observó e
Mientras ella parecía divertirse — dentro de lo que cabía — con sus compañeras de trabajo, y disfrutaba de la velada de acción de gracias para intentar olvidarse un poco del increíble y drástico cambio que estaba ocurriendo en su vida, Jack no dejaba de buscarla con la mirada todo el tiempo, sintiéndose al límite de su propio autocontrol.Lo que ella representaba para su vida era más grande de lo que hubiese imaginado… y deseado, porque lo que había comenzado siendo un acuerdo de solo sexo apasionado y nada más, sencillamente se fue convirtiendo en algo más grande. Tanto que ya no podía detenerlo.Poco antes de que Kira supiera sobre su repentino estado de embarazo, descubrió que necesitaba ir al sanitario con más frecuencia. Lo comprendía ahora, mientras se lavaba las manos. ¿Cómo no pudo darse cuenta? ¿O al menos sospecharlo?La idea de un hijo con Jack seguía desconcertándola a escala, pero, ¿cómo podría arrepentirse de ello si lo había concebido en alguna de esas noches extraordin
Otra noche sin ella estaba siendo terriblemente dura.Lo que sentía por Kira se había vuelto apabullante y ya no tenía dominio sobre sus sentimientos por ella; tampoco sabía qué hacer al respecto.La amaba.Reconoció al fin.Carajo.Amaba a Kira Raleigh. ¿Cuándo ocurrió eso?Y la amaba tanto que no quería hacerle daño, por eso ella debía darse cuenta que él no era bueno para su vida, que solo iba a destruirla porque era la única forma que conocía su corazón de protegerse… incluso de él mismo.Era lo mejor para ella, sobre todo para ese hijo de ambos, que debía crecer con una familia funcional y que lo quisiera, no un padre que no estaba seguro de cómo ser uno bueno.Suspiró y bebió un trago del whisky que se había servido hacía ya un rato. Todavía no asimilaba ese hecho. Iba a ser padre y Kira era la madre de ese ser que crearon juntos. ¿Cómo podía dañarlos? No, no podía, se lo debía, y ella merecía encontrar la felicidad, aunque él no fuese parte de ella.La mañana siguiente, despert
Pocas eran las veces que Kira había visto a Jack vestido de forma casual. Esa era una de esas veces. Estaba enfundado en un jean oscuro y camisa de botones azul, encima, una cazadora que lo hacía lucir arriesgado y guapísimo, además del cabello desordenado y la incipiente sombra de una barba recién afeitada.Cuando se cazó a sí misma, observándolo demasiado, apartó la mirada en un pestañeo y cerró la puerta detrás de sí.No era buen momento para que las hormonas comenzaran a hacer de las suyas.Margaret y Lana estaban asomadas por la ventana, así que las miró con ojos tibios, como si estuviese reprimiéndolas en silencio. Las dos se apartaron cómplices, pero volvieron a asomarse cuando Kira regresó la vista al hombre guapísimo frente a ella.— Pudiste haber esperado a que regresara a Nueva York — le dijo, cruzada de brazos. No se había puesto la chaqueta y el frío de aquellos últimos días de noviembre era terrible.Jack lo notó en seguida y se sacó la cazadora para colocarla sobre sus
— ¿Entonces tú eres el sinvergüenza que embarazó a mi Kira? — preguntó Margaret, apenas vio a Jack entrar, y cruzada de brazos, lo miró con ojos entornados.Era un hombre muy guapo. Pensó. Más de lo que hubiese imaginado o llegado a ver en una de esas fotos que Lana le mostró en algún momento. Ya entendía por qué su adorada nieta se había enamorado perdidamente de él.¿Qué tenían los hombres atractivos que solían romper el corazón de jovencitas buenas e inocentes? De pronto recordó a Harry, en su juventud, que había elegido el trabajo en Nueva York por encima de ella. Patanes todos. Estaban cortados con la misma tijera.Jack miró a Kira sin saber qué hacer o decir. No quería ser imprudente, tampoco parecer un adolescente que no sabía cómo hacer frente a sus decisiones.— Abuela… — Kira se acercó a Margaret con una sonrisa y colocó las manos sobre sus hombros — ¿Puedes darnos un momento a solas? Jack y yo necesitamos hablar un par de cosas.— Sí, abuela, déjalos que hablen — la secundó
— A la hora que sea, y lo que sea que necesites, me puedes marcar — le dijo Jack a modo de despedida esa noche — Lo que sea, Kira. Ella no dijo nada, solo pasó un trago doloroso y después lo vio subirse a la camioneta. Minutos después, esta no se movía. Kiliam fue el primero en bajarse y abrió el capó; lo secundó Jack. Intercambiaron un par palabras y luego el escolta sacó el móvil y se lo llevó a la oreja. — ¿Ocurre algo? — le preguntó ella, al acercarse, y se abrazó a sí misma. — Nada importante, ve adentro, por favor — le pidió preocupado — te puedes resfriar y eso no les hará bien a ninguno de los dos. — Señor, nada, al parecer no pueden llegar hasta dentro de tres o cuatro horas — dijo Kiliam, con pesar, y se encogió de hombros. — Jack. ¿Qué ocurre? — insistió ella. — Tenemos una llanta baja y los servicios de remolque parecen estar colapsados — le informó Kiliam y Jack suspiró. — Tú sigue insistiendo — Es muy poco probable que los auxilien, las redes sociales dicen que c
El lunes le envió a la primera hora del día el discurso al que debería aferrarse en caso de que las cosas con Becca se salieran de control. También, en otro correo, añadió un par de propuestas para que él le echara un vistazo.Cuando cerró el portátil, su móvil vibró.Era él.En seguida su cuerpo reaccionó tensándose.— ¿Jack? — musitó quedamente cuando se llevó el aparato a la oreja.— ¿Qué haces trabajando? — le reprochó con un dejo de cariño — Se suponía que estabas tomándote un par de días.— Sí, pero un par de días para estar lejos, no para desentenderme del trabajo — replicó en voz baja y tomó un sorbo del jugo que su abuela le había preparado antes de ir al mercadillo para consentirla con su comida favorita.Jack guardó silencio por un par de segundos detrás de la línea. Ella se mordió el labio inferior.— ¿Un par de días para estar lejos de mí? — quiso saber, pero, apenas ella abrió la boca para responder, la cerró en el acto al escuchar la voz de Sophie.— Señor, ya la señori
— Señor, al parecer acaban de ver a Miller bajar las escaleras de emergencia desde el octavo piso — Kiliam le comunicó a su jefe tan pronto recibió la información por el auricular.Jack se detuvo de camino a su elevador privado y ladeó ligeramente la cabeza.— ¿Qué carajos hace aquí? — preguntó por encima de su hombro.— Ya tengo a mis hombres averiguándolo.Jack asintió, pero, antes de continuar con su camino, notó que gente se comenzaba a arremolinar frente al ascensor, y a cuestionarse entre ellos que era lo que estaba ocurriendo.De pronto, escuchó un grito de auxilio proveniente del interior, y la alerta roja en la bombilla superior indicaba que algo estaba fallando.Jack se tensó.— ¿Dónde está Kira? — preguntó a Kiliam.Este hizo una comunicación rápida, y tan pronto Jack miró el semblante congelado de su jefe de seguridad, lo supo.Y todo comenzó a suceder muy rápido.Kira estaba en peligro.En seguida, puso a todo el mundo en marcha, y mientras unos intentaban comunicarse sin