Yasmany se quedó inmóvil, sus ojos fijos en Alejandro Ramos, el hombre que acababa de voltear su mundo de cabeza. Las palabras "heredero", "familia Ramos", y "dragón" resonaban en su mente como un eco interminable.
"No... no puede ser cierto," murmuró Yasmany, su voz apenas audible.
Alejandro dio un paso adelante, su expresión una mezcla de determinación y algo que podría ser interpretado como afecto. "Sé que es difícil de creer, Yasmany, pero es la verdad. Has vivido una mentira todos estos años."
En ese momento, Eleanor Blackwood emergió de las sombras, su rostro una máscara de fría compostura. "Creo que es hora de que se vaya, señor Ramos," dijo, su voz cortante como el hielo.
Alejandro se volvió hacia ella, sus ojos brillando con una furia apenas contenida. "No tiene derecho a interferir, señora Blackwood. Yasmany es sangre de mi sangre."
"Yasmany es mi yerno," respondió Eleanor, "y miembro de la familia Blackwood. Su lugar está aquí."
Mientras los dos se enfrentaban, Yasmany sintió que el calor en su pecho se intensificaba. Era como si un fuego interno estuviera despertando, respondiendo a la tensión del momento. Sin previo aviso, una ola de calor recorrió su cuerpo, y por un breve instante, sus ojos brillaron con un resplandor dorado.
Tanto Alejandro como Eleanor se detuvieron, mirando a Yasmany con una mezcla de asombro y, en el caso de Alejandro, satisfacción.
"¿Lo ves?" dijo Alejandro suavemente. "El dragón en ti está despertando."
Yasmany se miró las manos, asombrado al ver que parecían emitir un tenue resplandor. "¿Qué... qué me está pasando?"
En ese momento, Caroline apareció en lo alto de las escaleras, atraída por el alboroto. "Yasmany, ¿qué está sucediendo?"
La visión de Caroline pareció anclar a Yasmany, devolviéndolo a la realidad. El resplandor se desvaneció, pero el calor interno persistió.
"Caroline," dijo, su voz temblorosa, "yo... no lo sé."
Alejandro aprovechó la confusión para acercarse a Yasmany. "Ven conmigo," instó. "Te mostraré quién eres realmente, te enseñaré a controlar tus poderes."
Eleanor intervino rápidamente. "No irá a ninguna parte. Esta es su casa ahora."
Yasmany miró de Alejandro a Eleanor, luego a Caroline. Su mente era un torbellino de emociones y pensamientos contradictorios. Por un lado, anhelaba saber más sobre su verdadero origen, sobre esta extraña habilidad que parecía estar despertando en él. Por otro, los Blackwood le habían dado un hogar, una nueva vida.
"Necesito... necesito tiempo," dijo finalmente Yasmany. "Para pensar, para procesar todo esto."
Alejandro asintió lentamente. "Lo entiendo. Pero no esperes demasiado, Yasmany. Hay fuerzas en movimiento que no entiendes, peligros que acechan en las sombras. Necesitas estar preparado."
Con esas crípticas palabras, Alejandro se dirigió hacia la puerta. Antes de salir, se volvió una última vez. "Volveré, Yasmany. Y cuando lo haga, espero que estés listo para abrazar tu verdadero destino."
Cuando la puerta se cerró tras Alejandro, un silencio pesado cayó sobre el vestíbulo. Eleanor fue la primera en romperlo.
"Yasmany," dijo, su voz más suave de lo que él jamás había escuchado, "sé que tienes preguntas. Pero debes entender que todo lo que hemos hecho ha sido por tu bien."
Yasmany la miró, una nueva comprensión formándose en su mente. "Usted... ¿usted sabía sobre esto? ¿Sobre mí?"
Eleanor vaciló por un momento, algo raro en ella. "Sabía que eras especial, Yasmany. Pero no conocía los detalles."
Caroline bajó las escaleras, colocándose junto a Yasmany. "¿De qué están hablando? ¿Qué está pasando?"
Yasmany miró a su esposa, viendo genuina preocupación en sus ojos. A pesar de su matrimonio de conveniencia, habían formado un vínculo real en los últimos años. "Caroline, yo... aparentemente, no soy quien creía ser."
Mientras Yasmany comenzaba a explicar lo poco que sabía, sintió que el mundo que había conocido en los últimos años se desmoronaba a su alrededor. Pero en medio del caos y la incertidumbre, una cosa quedaba clara: ya nada volvería a ser igual.
El dragón en su interior había despertado, y con él, un nuevo capítulo en la vida de Yasmany Ramos estaba a punto de comenzar. Un capítulo lleno de peligros, descubrimientos y decisiones que no solo afectarían su vida, sino potencialmente el destino de toda la ciudad de Houston.
Los días siguientes a la visita de Alejandro Ramos fueron un torbellino de confusión y tensión en la mansión Blackwood. Yasmany se movía por los pasillos como un fantasma, su mente un caos de preguntas sin respuesta y emociones contradictorias.Una mañana, mientras el sol apenas se asomaba sobre el horizonte de Houston, Yasmany se encontró en el jardín trasero de la mansión. El rocío brillaba sobre el césped perfectamente cortado, y el aire fresco de la mañana llevaba el aroma de las rosas recién florecidas. Cerró los ojos, intentando encontrar un momento de paz en medio de la tormenta que era su vida.Fue entonces cuando lo sintió de nuevo: ese calor interno, como un fuego suave que ardía en su pecho. Esta vez, en lugar de luchar contra él, Yasmany se concentró en la sensación, dejando que el calor fluyera por su cuerpo.Para su asombro, cuando abrió los ojos, vio que sus manos estaban envueltas en un tenue resplandor dorado. Flexionó los dedos, fascinado, y pequeñas chispas danzaron
La noche caía sobre Houston cuando Yasmany salió sigilosamente de la mansión Blackwood. Vestido con ropa oscura y llevando una mochila con algunas provisiones, se movía con la agilidad y sigilo que había aprendido en las calles años atrás.Su destino: la biblioteca pública de Houston. Sabía que era un lugar poco probable para encontrar respuestas sobre dragones y poderes místicos, pero era un comienzo. Además, necesitaba alejarse de la mansión, de las miradas inquisitivas de Eleanor y la preocupación en los ojos de Caroline.Mientras caminaba por las calles nocturnas, Yasmany no pudo evitar notar cómo la ciudad parecía diferente ahora. Las sombras parecían más profundas, las luces más brillantes. Era como si sus sentidos se hubieran agudizado, permitiéndole percibir cosas que antes pasaban desapercibidas.Al llegar a la biblioteca, se dirigió directamente a la sección de mitología y folklore. Pasó horas revisando libros sobre dragones, leyendas antiguas y poderes místicos. Aunque la m
El amanecer encontró a Yasmany en el jardín trasero de la mansión Blackwood, su cuerpo tenso con anticipación. Las palabras del Dr. Cortez resonaban en su mente: "Aprender. Entrenar. Descubrir quién eres realmente y qué puedes hacer."Respiró profundamente, cerrando los ojos y centrándose en el calor que siempre parecía arder en su interior. Esta vez, en lugar de reprimirlo, lo abrazó, dejando que el fuego interno se expandiera por todo su cuerpo.Cuando abrió los ojos, sus manos estaban envueltas en llamas doradas. Yasmany las observó con asombro, notando que el fuego no quemaba su piel. Con un movimiento de su muñeca, las llamas danzaron, formando patrones en el aire."Increíble," susurró para sí mismo.Animado por este éxito, Yasmany comenzó a experimentar. Descubrió que podía controlar la intensidad del fuego, desde un suave resplandor hasta una llamarada feroz. Podía darle forma, crear bolas de fuego e incluso hacer que las llamas "saltaran" de una mano a otra.Estaba tan absorto
La noche de Houston envolvía la ciudad en un manto de luces brillantes y sombras profundas mientras Yasmany y Caroline se deslizaban por las calles en el elegante coche de los Blackwood. El silencio entre ellos estaba cargado de tensión y preguntas no formuladas."¿Estás seguro de esto?" preguntó Caroline finalmente, rompiendo el silencio.Yasmany asintió, sus ojos fijos en el camino. "Necesitamos respuestas, Caroline. Y no podemos confiar en tu madre para obtenerlas."Caroline suspiró, recostándose en su asiento. "Nunca pensé que diría esto, pero tienes razón. Mi madre... siempre ha tenido sus propios planes. Pero Yasmany, ¿confías realmente en este profesor?""No," admitió Yasmany. "Pero ahora mismo, es la única pista que tenemos."El coche se detuvo frente a un modesto edificio de apartamentos en las afueras de la ciudad. Yasmany y Caroline intercambiaron una mirada antes de salir del vehículo.En el tercer piso, Yasmany tocó la puerta del apartamento 3B. Después de un momento, la
El túnel oscuro parecía interminable mientras Yasmany, Caroline y el Dr. Cortez corrían, sus pasos resonando en la estrecha pasarela. El aire estaba cargado de humedad y el olor a moho, pero Yasmany apenas lo notaba. Su mente estaba enfocada en una cosa: el poder que fluía por sus venas."¡Por aquí!" gritó el Dr. Cortez, girando bruscamente a la izquierda. Emergieron en lo que parecía ser un antiguo sótano, lleno de cajas polvorientas y muebles cubiertos con sábanas. El profesor se dirigió rápidamente a una pared, palpando los ladrillos hasta que uno cedió bajo su toque. Un panel se deslizó, revelando una pequeña habitación oculta."Entren," instó. "Estaremos seguros aquí por ahora."Una vez dentro, el Dr. Cortez cerró el panel y encendió una tenue luz. La habitación era pequeña pero estaba bien equipada: había una mesa con varios monitores, estanterías llenas de libros y lo que parecía ser equipo de comunicación.Caroline miró a su alrededor con asombro. "¿Qué es este lugar?""Mi ce
Los días se convirtieron en semanas en el refugio subterráneo del Dr. Cortez. Para Yasmany, cada hora estaba llena de descubrimientos y desafíos mientras se sumergía en el entrenamiento de los Guardianes del Fuego.Una mañana, Yasmany se encontraba en el centro de la habitación principal, sus ojos cerrados en concentración. Gotas de sudor perlaban su frente mientras luchaba por mantener una pequeña llama flotando sobre su palma extendida."Controla tu respiración," instruyó el Dr. Cortez. "El fuego responde a tus emociones, a tu voluntad. Debe ser una extensión de ti mismo."Caroline observaba desde un rincón, sus ojos nunca dejando a Yasmany. En las últimas semanas, había visto a su esposo transformarse, no solo en sus habilidades, sino en su confianza y determinación.De repente, la llama en la mano de Yasmany creció, formando la silueta de un pequeño dragón que rugía silenciosamente. Los ojos de Yasmany se abrieron, brillando con un resplandor dorado."¡Lo hice!" exclamó, una sonri
El refugio subterráneo del Dr. Cortez era un laberinto de habitaciones y pasillos, cada uno lleno de secretos y conocimientos antiguos. Yasmany había pasado semanas explorando cada rincón, absorbiendo toda la información que podía sobre los Guardianes del Fuego y su herencia.Una tarde, mientras buscaba un libro específico sobre técnicas avanzadas de control de fuego, Yasmany notó un volumen que no había visto antes. Estaba oculto detrás de otros tomos, su lomo de cuero agrietado por el tiempo.Con curiosidad, lo extrajo de la estantería. El título, escrito en caracteres chinos antiguos, brilló tenuemente bajo la luz. Yasmany frunció el ceño, sorprendido de poder entender las palabras: "El Camino del Fuego Sanador"."¿Qué tienes ahí?" preguntó Caroline, acercándose.Yasmany abrió el libro, sus ojos recorriendo las páginas con asombro creciente. "Es... increíble. Habla sobre cómo los antiguos Guardianes usaban su fuego no solo para destruir, sino para sanar."El Dr. Cortez, atraído por
El amanecer teñía el cielo de Houston con tonos dorados y anaranjados mientras Yasmany se preparaba para otra sesión de entrenamiento. Habían pasado varias semanas desde su descubrimiento del antiguo texto de los Zhang, y cada día traía nuevos desafíos y revelaciones."Concéntrate," instruyó el Dr. Cortez, su voz firme pero amable. "Visualiza el flujo de energía a través de tu cuerpo."Yasmany cerró los ojos, respirando profundamente. Podía sentir el calor familiar en su pecho, pero ahora era diferente. Ya no era un fuego incontrolable, sino una corriente de energía que fluía por sus venas, respondiendo a su voluntad.Con un movimiento fluido, extendió su mano. Una llama dorada cobró vida en su palma, danzando y cambiando de forma según sus pensamientos. Ya no era solo destrucción; era vida, era sanación.Caroline observaba desde un rincón, sus ojos brillando con una mezcla de asombro y orgullo. "Es increíble," murmuró.El Dr. Cortez asintió. "Yasmany ha progresado más rápido de lo qu