El túnel oscuro parecía interminable mientras Yasmany, Caroline y el Dr. Cortez corrían, sus pasos resonando en la estrecha pasarela. El aire estaba cargado de humedad y el olor a moho, pero Yasmany apenas lo notaba. Su mente estaba enfocada en una cosa: el poder que fluía por sus venas."¡Por aquí!" gritó el Dr. Cortez, girando bruscamente a la izquierda. Emergieron en lo que parecía ser un antiguo sótano, lleno de cajas polvorientas y muebles cubiertos con sábanas. El profesor se dirigió rápidamente a una pared, palpando los ladrillos hasta que uno cedió bajo su toque. Un panel se deslizó, revelando una pequeña habitación oculta."Entren," instó. "Estaremos seguros aquí por ahora."Una vez dentro, el Dr. Cortez cerró el panel y encendió una tenue luz. La habitación era pequeña pero estaba bien equipada: había una mesa con varios monitores, estanterías llenas de libros y lo que parecía ser equipo de comunicación.Caroline miró a su alrededor con asombro. "¿Qué es este lugar?""Mi ce
Los días se convirtieron en semanas en el refugio subterráneo del Dr. Cortez. Para Yasmany, cada hora estaba llena de descubrimientos y desafíos mientras se sumergía en el entrenamiento de los Guardianes del Fuego.Una mañana, Yasmany se encontraba en el centro de la habitación principal, sus ojos cerrados en concentración. Gotas de sudor perlaban su frente mientras luchaba por mantener una pequeña llama flotando sobre su palma extendida."Controla tu respiración," instruyó el Dr. Cortez. "El fuego responde a tus emociones, a tu voluntad. Debe ser una extensión de ti mismo."Caroline observaba desde un rincón, sus ojos nunca dejando a Yasmany. En las últimas semanas, había visto a su esposo transformarse, no solo en sus habilidades, sino en su confianza y determinación.De repente, la llama en la mano de Yasmany creció, formando la silueta de un pequeño dragón que rugía silenciosamente. Los ojos de Yasmany se abrieron, brillando con un resplandor dorado."¡Lo hice!" exclamó, una sonri
El refugio subterráneo del Dr. Cortez era un laberinto de habitaciones y pasillos, cada uno lleno de secretos y conocimientos antiguos. Yasmany había pasado semanas explorando cada rincón, absorbiendo toda la información que podía sobre los Guardianes del Fuego y su herencia.Una tarde, mientras buscaba un libro específico sobre técnicas avanzadas de control de fuego, Yasmany notó un volumen que no había visto antes. Estaba oculto detrás de otros tomos, su lomo de cuero agrietado por el tiempo.Con curiosidad, lo extrajo de la estantería. El título, escrito en caracteres chinos antiguos, brilló tenuemente bajo la luz. Yasmany frunció el ceño, sorprendido de poder entender las palabras: "El Camino del Fuego Sanador"."¿Qué tienes ahí?" preguntó Caroline, acercándose.Yasmany abrió el libro, sus ojos recorriendo las páginas con asombro creciente. "Es... increíble. Habla sobre cómo los antiguos Guardianes usaban su fuego no solo para destruir, sino para sanar."El Dr. Cortez, atraído por
El amanecer teñía el cielo de Houston con tonos dorados y anaranjados mientras Yasmany se preparaba para otra sesión de entrenamiento. Habían pasado varias semanas desde su descubrimiento del antiguo texto de los Zhang, y cada día traía nuevos desafíos y revelaciones."Concéntrate," instruyó el Dr. Cortez, su voz firme pero amable. "Visualiza el flujo de energía a través de tu cuerpo."Yasmany cerró los ojos, respirando profundamente. Podía sentir el calor familiar en su pecho, pero ahora era diferente. Ya no era un fuego incontrolable, sino una corriente de energía que fluía por sus venas, respondiendo a su voluntad.Con un movimiento fluido, extendió su mano. Una llama dorada cobró vida en su palma, danzando y cambiando de forma según sus pensamientos. Ya no era solo destrucción; era vida, era sanación.Caroline observaba desde un rincón, sus ojos brillando con una mezcla de asombro y orgullo. "Es increíble," murmuró.El Dr. Cortez asintió. "Yasmany ha progresado más rápido de lo qu
La noche caía sobre Houston, las luces de la ciudad parpadeando como estrellas caídas. Yasmany Ramos se encontraba en la azotea de un edificio abandonado en el Tercer Barrio, su mirada fija en el horizonte. El viento agitaba su cabello, trayendo consigo el aroma a asfalto caliente y el murmullo distante del tráfico."¿Estás seguro de esto?" preguntó Caroline, su voz apenas audible sobre el rugido de la ciudad.Yasmany se volvió hacia ella, sus ojos brillando con un resplandor dorado en la penumbra. "Es la única manera," respondió. "Las familias no van a ceder el poder voluntariamente. Tenemos que mostrarles que hay otra forma."El Dr. Cortez, que había estado revisando un antiguo mapa de la ciudad, se acercó a ellos. "El plan es arriesgado, Yasmany. Una vez que comencemos, no habrá vuelta atrás."Yasmany asintió, su rostro una máscara de determinación. "Lo sé. Pero Houston ha vivido demasiado tiempo bajo el yugo de las familias. Es hora de que la gente sepa la verdad."Con un gesto de
El amanecer encontró a Yasmany exhausto, su cuerpo magullado por la feroz batalla con su padre. Se dejó caer en el sofá del refugio subterráneo, cada músculo protestando por el movimiento. Caroline estaba a su lado en un instante, sus manos gentiles examinando sus heridas."Necesitas descansar," murmuró ella, la preocupación evidente en su voz.Yasmany negó con la cabeza. "No hay tiempo. Las familias estarán reagrupándose, planeando su próximo movimiento."El Dr. Cortez, que había estado monitoreando las noticias, se volvió hacia ellos. "La ciudad está en caos. Tus acciones han expuesto demasiado en muy poco tiempo, Yasmany. Las autoridades están abrumadas."Un golpe en la puerta los sobresaltó. Caroline y Yasmany intercambiaron miradas de alarma. Nadie debería conocer la ubicación de este refugio."Yo iré," dijo el Dr. Cortez, moviéndose hacia la entrada."Profesor, espere," comenzó Yasmany, pero era demasiado tarde.La puerta se abrió, revelando a una mujer elegante de mediana edad,
El amanecer encontró a Yasmany y Caroline en la parte trasera de una vieja camioneta, atravesando los límites de Houston. El Dr. Cortez conducía, sus ojos constantemente revisando los espejos retrovisores en busca de perseguidores."¿A dónde vamos?" preguntó Caroline, su voz apenas un susurro."A un lugar seguro," respondió el Dr. Cortez. "Un antiguo santuario de los Guardianes, fuera de la influencia de las familias."Yasmany yacía en el regazo de Caroline, su cuerpo aún adolorido por la batalla. Cada bache en el camino enviaba ondas de dolor a través de él, pero se negaba a quejarse. En su mente, repasaba los eventos de las últimas horas: la traición, la pérdida, la alianza inesperada con Mei Chang.Después de horas de viaje, llegaron a una zona boscosa. El Dr. Cortez maniobró la camioneta por un camino apenas visible, hasta que finalmente se detuvieron frente a una cabaña aparentemente abandonada."Hemos llegado," anunció.Con cuidado, ayudaron a Yasmany a salir del vehículo. Al en
El amanecer se deslizaba suavemente por las ventanas del refugio, iluminando con una tenue luz las paredes desgastadas. Yasmany se despertó con un sobresalto, su cuerpo aún adolorido por las heridas de la última batalla. A su lado, Caroline dormía profundamente, su respiración tranquila por primera vez en días. La angustia que había marcado sus rostros recientemente parecía haberse desvanecido, al menos por el momento.Con cuidado de no despertarla, Yasmany se levantó y se dirigió hacia la sala principal, su paso aún algo torpe. El Dr. Cortez ya estaba allí, observando en silencio las pantallas que proyectaban imágenes de Houston. El caos continuaba, aunque parecía haber un cambio en el aire."Buenos días," murmuró el profesor sin apartar la vista de las múltiples pantallas. Su rostro estaba bañado por una luz azulada que hacía más evidentes las líneas de cansancio en su piel."Buenos días," respondió Yasmany, acercándose lentamente. "¿Cómo va todo?".El Dr. Cortez suspiró, apartándos