Capítulo 32

Con las otras chicas no me importa si las lastimó un poco, ninguna hace que quiera repetir, repito con algunas por mi, no porque de verdad me haya gustado. Me encanta ser salvaje y duro, pero con Sam quiero hacerlo duro y suave, de todo.

No sé cómo explicarlo, pero sé que no es amor, es simple, no voy a hacer algo que a ella no le guste, porque si para ella no es placentero, entonces para mí tampoco.

Cuando ambos estamos cómodos y de acuerdo hay una excitación increíble. Además ella es mi motivación, si a ella no le excita algo, a mi tampoco.

Sam termina de mamármelo y la ayudo a levanta, la volteo y que se incline un poco apoyándose en el mesón, saco un condón de mi pantalón, lo abro y forro mi pene, lo sujeto con mi mano y busco su entrada. Me introduzco en ella y me la follo lento, luego voy aumentando y lo hago duro. Ella comienza a gemir y eso me excita mucho.

—Gime más para mí, putita rica —gruño.

—Aah.

—Di mi nombre —ordeno.

—¡Oh, Alessandro! ¡Dame más papi! —dice agitad
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