Arizona, Phoenix
Darek Adams
Camino de un lado a otro en la habitación, me siento inquieto, es como si fuera un niño en espera de que su postre favorito salga del horno, sin embargo, en este caso espero que Leonor termine de hacerse la prueba de embarazo.
Desde que cumplimos nuestro segundo año de casados comenzamos a intentar tener nuestro primer bebé, no métodos anticonceptivos y la parte que más disfrute a la hora de intentar crearlo: sexo. Los primeros meses fueron bastante bien, no había preocupación hasta que Leonor no quedaba embarazada y recurrimos a ir con una doctora de fertilidad descubriendo que ambos estamos en perfecta condiciones para lograrlo.
Eso nos alegró, sin embargo, Leonor nunca quedo embarazada y enseguida no me quedo de otra que hacerme responsable, ya que no soy humano y quizás solo pueda embarazar a otra que sea como yo hasta que en estos días mi estimada esposa tuvo retraso en su periodo y aquí estamos de nuevo en espera de que el test sea positivo.
La puerta del baño se abre y ella tiene la prueba en la mano mientras que su corazón palpita con fuerza.
—¿Estamos o no estamos embarazados? —interrogo.
—No he querido mirarla —puedo oler su miedo, me acerco y la abrazo.
—Tranquila, Lulu —acaricio su mejilla y beso su frente—, si no estás embarazada podemos seguir intentando o recurrir a la adopción —añado mirando sus ojos azules.
—Te amo —le doy un beso en su nariz y tomo la prueba.
Negativo, se lee en el test.
—Otro día será —asiente—, me voy a la empresa, nos vemos para almorzar —beso su frente y abandono el apartamento. Sé que le afecta más que a mí no poder darme un bebé, ya que este siempre fue su sueño, aunque también el mío, pero más de Leonor.
Siempre he tenido miedo de que pueda pasarle algo por traer un bebé como yo al mundo, no soy un humano y quizás hasta puede morir dando a luz a un hijo mío. Es algo que siempre pienso, Leonor es todo para mí.
En mi auto reviso la dirección en donde me encontrare con el nuevo inversionista, es un restaurante francés y no está muy lejos de la empresa. Hoy cerrare un contrato millonario, mi fábrica de ensamblaje sea vuelto conocida y ahora hasta grandes aeronáuticas firman conmigo por la seguridad con la que trabajamos.
No esperaba que estos firmaran conmigo, ya que hace un año presente proyecto en una reunión en Francia y rechazaron porque no estábamos calificados para esto, no me molesto en lo absoluto. Mi padre me enseño que cuando suceden este tipo de cosas solo queda mejorar y luego esperar los resultados y he aquí donde estoy listo para firmar.
—Señor Adams —el hombre con cabello canoso, ojos miel me da un fuerte apretón de mano—, me siento agradecido de que no haya rencores por el rechazo del pasado —añade.
—Para nada. Negocios son negocios —me limito a decirle—, lo que puedo asegurar es que no se va arrepentir de ser mi socio —argumento con seriedad.
—Eso es algo en lo que estoy de acuerdo —nos sentamos y escogemos lo que desayunaremos antes de hablar de negocios—, y cuénteme de su vida señor Adams, por su anillo veo que es casado —señala mi dedo.
—Así es, dos años de matrimonio —respondo con una sonrisa.
—¿Algún hijo?
—Estamos en el proceso —se ríe.
—Bueno para tener treinta y cinco años, comparado con mi edad es un hombre joven —anuncia.
—¿Y usted señor…
—Dime Elías —pide.
—Si nos tutearemos entonces, no me digas señor Adams —asiente.
»¿Tienes hijos, Elías? —interrogo.
El hombre saca su teléfono.
—Y nieto —me enseña una fotografía de su nieto, es un niño bastante lindo, con esos ojos grises—, es una belleza —halaga.
—Concuerdo —se forman arrugas debajo de sus ojos, se nota que quiere mucho a su nieto, me imagino a mis padres mostrando fotos de mis hijos por todos lados. El desayuno llega y luego terminamos firmando el contrato, le confirmo que lo estaré esperando en la empresa para darle un recorrido.
»Que tenga buen día, Elías —estrechamos nuestras manos para cada quien irse a su auto.
Abro la guantera de mi auto y algunos papeles salen de ella.
Gruño, creo que he guardado demasiadas cosas aquí. Recojo todo y me quedo con una nota en la mano, no puedo evitar recordar al ver lo que se encuentra escrito en ella «Gracias por mi primera vez, L.C.»
Vuelvo a guardarla con un suspiro, ya ha pasado un año desde que le fui infiel a Leonor, no me atreví a decírselo y dañarla con esa verdad que espero nunca salga a la luz. Ni siquiera sé quién es esa mujer, no he vuelto a saber de ella desde la noche que pasamos juntos y por lo tanto, no hay necesidad de atormentarse con eso.
(…)
Después de un largo día de trabajo regrese a mi apartamento, el olor de tarta rellena llego a mi olfato desde que salí del ascensor en mi piso. Los únicos días que ese maravilloso aroma llena mi hogar es cuando mi madre se encuentra de visita, sé que quiere sorprenderme, sin embargo, mi sentidos son muy desarrollados.
—¡Mamá! —grito al entrar.
Pude escucharla murmurar un ‘’siempre me descubre’’ camine a la cocina con una enorme sonrisa en mis labios, ella sin duda es la mejor de todas las madres. La salude con un fuerte abrazo y dos besos en su mejilla.
»Que sorpresa tenerte aquí —le digo.
—Tu padre quería comprar algo aquí en la ciudad.
—¿Dónde está? —pregunto.
—Leonor se encargó de llevarlo, no tenía nada que hacer y te he preparado esta tarta rellena —froto mis manos deseando probar eso—¿Sabes que en el piso de abajo se mudó alguien? Es una joven muy agradable —añade.
—Ni idea de que había un vecino nuevo —murmuro.
—Le he preparado una tarta. Llévala como bienvenida —me pide, suspiro, ella nunca dejara de ser tan servicial con las nuevas personas.
Hace meses quería mudarme a un sitio más íntimo con Leonor, sin embargo, esta prefiere la ciudad por la agencia de modelo. En mi caso no me agrada el espacio reducido del apartamento, ya que cuando quiero convertirme en lobo tengo que irme a mi cabaña a las afueras.
—Mañana lo llevo —enseguida me mira con mala cara.
—Darek Adams…
—Está bien, está bien —tomó la tarta rellena que mi madre ha envuelto con mucha delicadeza, suspiro y salgo de mi apartamento para bajar al piso que se encuentra la nueva persona del edificio.
Toco el timbre y espero paciente al escuchar pasos acercarse a la puerta, inhalo profundo captando un olor un poco conocido. La puerta se abre y me sorprendo al ver a la persona que abre.
—Elías —él igual se encuentra sorprendido.
—Darek —me nombra con sorpresa—¿Qué haces por aquí? —interroga curioso.
—Vivo en el piso de arriba —comento—, mi madre conoció a alguien que se mudó aquí, pero no pensé que fueras tú —le digo.
—Ahh… no, no… no vivo aquí, mi hija si —anuncia—, pasa —pide con amabilidad, no me queda de otra que ser cordial con mi socio e ingresar al apartamento de su hija. En suelo alfombrado vislumbro al pequeño de la foto jugando con varios coches.
»Te presento a Kalen, mi nieto —el pequeño se queda mirándome fijamente, es como si me conociera de toda la vida.
—Papá, ¿Quién era? —esa voz.
Dejo de mirar al pequeño para mirar a la persona dueña de esa voz, mi respiración se queda atascada. No creía ser capaz de reconocerla sin el antifaz, sin embargo, mi olfato no olvida y puedo notar que ella también me ha reconocido.
—Litza, te presento a mi socio, Darek Adams.
Litza CooperFrancia, Paris —Lis, no sabes lo feliz que me hace venir contigo a Francia —admite mientras mira por la ventana la torre Eiffel, ya he venido antes a este país. Mi madre es de aquí, no veo la gran maravilla de esta ciudad, ni siquiera es la del amor como dicen, sin embargo, es marketing para traer gente.Las vacaciones por obligación y por ley debo pasarla con mi madre, el divorcio fue pactado de ese modo, me gusta pasar más tiempo con mi padre. Este me entiende, puedo ser yo misma y no con todas las reglas a la que me somete mi mamá, ya que Paris no solo es la ciudad del amor sino que también de la moda.Ahora mi mejor amiga y yo vamos a una exclusiva tienda por un vestido para una gala de negocios de mi padre, no deseaba ir, sin embargo, no tengo edad para decidir donde quiero estar. El auto se detiene, no espero a que el chofer abra mi puerta y salgo junto a Irem para ingresar al local en el que enseguida somos atendidas.—Señorita Cooper, es bueno tenerla aquí —muest
Darek AdamsNo podía dejar de mirarla a ella y al niño que duerme en brazo de Elías , ni siquiera soy capaz de poner en duda que ese pequeño llamado Kalen es mi hijo, él huele como nosotros dos y ahora ni siquiera sé cómo enfrentar esta situación, L.C. Mi aventura ahora tiene nombre, Litza Cooper, ni siquiera fui consciente de que esa noche olvide utilizar preservativo.—Litza llevare a Kalen a la cama —se retira dejándome solo con ella.—¿Qué significa todo esto? —Interrogo, su ceño se frunce confundida—, es mi hijo —añado.—Ni siquiera sabes si es tuyo —evito gruñir molesto.—¿Qué edad tiene? —Litza me mira y suspira.—Bien, si eres su padre, pero no tienes derecho a presentarte en mi casa de ese modo ¿me investigaste? —pregunta.—Ni siquiera sabía tu nombre hasta ahora —puedo ver algo de desilusión en sus ojos.—¿Cómo puedes pasar una noche alocada sin utilizar preservativo y no investigar si dejaste un hijo? —Se nota molesta—, sabrá Dios cuantos hijos tienes esparcidos por ahí —a
Litza CooperNunca pensé que encontraría otra vez a padre de Kalen, ni siquiera imagine que era un americano. Daba por sentado que mi pequeña gastritis era de procedencia francesa, pero resulto todo lo contrario y el destino volvió a hacernos encontrar.Cuando Kalen nació intente buscarlo y comencé por donde todo empezó, el hotel, sin embargo, no fue suficiente una descripción del fornido hombre para encontrarlo, ya que ni siquiera sabía el nombre del hombre con el que me acosté y me toco dejar de buscar.Mis padres me interrogaron hasta el cansancio para saber quién era el hombre que me embarazo, y yo ni siquiera tenía la idea de quién era el condenado dios del sexo con el que pase mi primera noche. No me quedo de otra que alegar borrachera, Elías Cooper sin duda se molestó porque se aprovecharon de su pequeña hija, no obstante, creo que fue todo lo contrario.Elías supero en meses este momento deshonroso como le llamo mi mamá, la cual me reprocho cada día esa falta tan grave de tene
Darek Adams Reviso la hora en mi reloj y son las 1:00am, Kalen sea quedado profundamente dormido y lo dejo al lado de Litza que despierta. —¿Te vas? —interroga en un murmullo para no despertar al pequeño berrinchudo. —Sí, no creo vuelva a despertar —mi olor quedo impregnado en las colchas, si el niño heredo mi condición, supongo sentirá que todavía sigo a su lado por el olfato. —Gracias por quedarte —le asiento, me retiro de su habitación y recojo mi saco en su sala. Estando fuera del apartamento reviso mi móvil que lo había dejado tirado, Leonor me ha llamado más de diez veces. Suspiro y paso una mano por mi rostro, ella debe estar muy preocupada por mí. Subo al ascensor y marco el piso que sigue después de este, no tardo mucho como para planear una excusa, camino hasta mi puerta y abro. Mi visión se adapta a la oscuridad, vislumbro a mi esposa recostada en el sofá, supongo se quedó dormida mientras me esperaba. Es la primera vez que llego tarde a mi hogar, Leonor no merece que
Litza Cooper A veces mi hijo hacia rabietas que no podía controlar, no deja de llorar por cualquier mínima cosa, me toco hasta dejarlo desnudo por varias horas pensando que quizás la ropa le incomodaba. Vi la gloria cuando me recosté varios minutos y se quedó dormido, no quise ni moverlo del lugar en donde se rindió durante un par de hora. Espera ver a Darek hoy, sin embargo, nunca llego a ver a Kalen, creo que hasta mi hijo lo extrañaba, ya que mientras jugaba no dejaba de mirar la puerta del apartamento. —No creo que venga, pequeño —a veces creo que hijo es una especie de humano subdesarrollado, ya que hace un tierno puchero cuando le digo eso—, pero tú y yo nos divertiremos en un parque —añado puedo notar como su rostro se ilumina. Kalen tiene casi tres meses en unas dos semanas, no entiendo como puede ser tan inteligente siendo aún tan pequeño. Este nació con un buen peso y tamaño, es de esos niños que lo ves y piensas que tiene más mes de lo que te dicen sus madres. Tomo a m
Darek Adams—Para ser un niño de tan solo casi tres meses es muy inteligente —anuncia Elía que me comenta que se pasó este domingo con su nieto viendo un maratón del rey león. A parte de ser el hombre más infiel, también debo añadir que soy el más hipócrita—, Kalen es impresionante —añade.—Lo es —murmuro, no puedo dejar de mirar la foto de mi hijo en el móvil de su abuelo.Mis padres desean tanto tener un nieto, y me siento pésimo saber que tengo un hijo el que ellos ni siquiera conocen, ¿Cómo puedo seguir comportándome de este modo? Continuo mi vida como si fuera la más normal y cada día me lleno de secretos.—No entiendo como hay hombres que pueden abandonar a sus hijos —eso sin duda fue una patada a mis pelotas, yo era ese hombre del que hablaba—, mi hija nunca ha querido darme detalles del padre de Kalen, sin embargo, no la presiono. Solo espero que ese bastardo nunca se aparezca porque creo que lo mato —añade.Trago saliva.—¿Le envío mi secretaria los informe? —pregunto para c
Litza Cooper Debo estar loca, ni siquiera dude en responderle un sí con mucha seguridad en mis palabras, Darek no dijo nada más y mucho menos me mostro una expresión que de note molestia o reclamo. Tampoco esperaba que se enojara por eso, no hay una mínima brecha entre nosotros y mientras más claro le deje las cosas menos problemas tendré. Encontrármelo fue una coincidencia enorme y pues Kalen es su hijo, no tengo intensión de alejarlo porque es su derecho estar a su lado. Tampoco es como que deseara tener algo con Darek, no voy a negar que este sea un hombre guapo y que para tener 35 años se ve bastante, pero no estoy interesada en tener una relación ahora mismo. Mi mayor deseo es dedicarle un poco más de tiempo a Kalen y luego iniciar una carrera universitaria, culminar y ya ver que hago después de lograr todo mis sueños, no necesito una figura masculina en vida por el momento... bueno no más que la de mi bebé, es el único hombre que requiero. Pienso en Tyler, se nota interesado e
Darek Adams Hoy fue el mejor de mis días, ni siquiera recordaba la última vez que me sentía tan completo después de aquella noche en la que dormí con Litza. Disfrute cada hora junto a Kalen y ella, pero toda esa felicidad se fue en un segundo cuando llego ese hombre, Tyler Williams, mis ganas de golpearlo por acercarse tanto tuve que reprimirla. Mis instintos animales se despertaron, era como si estuviera en peligro o como si tuviera que defender algo en ese momento y yo estaba de acuerdo con mi sensación. Pude oler algo diferente a los demás, no había captado nada tan diferente en otros humanos, Tyler sin duda es como yo. Su mirada revelo lo que suponía y creo este también supo lo que yo soy, ya que se mostró sorprendido y luego se mantuvo alerta, sin embargo, me enojo bastante notar la estúpida sonrisa que se formó en su boca cuando Litza le pidió hablar en privado. Gruño, con mi frente apoyada en el frío cristal de la ducha. El agua fría recorre cada uno de mis músculos tenso,