Darek Adams
No podía dejar de mirarla a ella y al niño que duerme en brazo de Elías , ni siquiera soy capaz de poner en duda que ese pequeño llamado Kalen es mi hijo, él huele como nosotros dos y ahora ni siquiera sé cómo enfrentar esta situación, L.C. Mi aventura ahora tiene nombre, Litza Cooper, ni siquiera fui consciente de que esa noche olvide utilizar preservativo.
—Litza llevare a Kalen a la cama —se retira dejándome solo con ella.
—¿Qué significa todo esto? —Interrogo, su ceño se frunce confundida—, es mi hijo —añado.
—Ni siquiera sabes si es tuyo —evito gruñir molesto.
—¿Qué edad tiene? —Litza me mira y suspira.
—Bien, si eres su padre, pero no tienes derecho a presentarte en mi casa de ese modo ¿me investigaste? —pregunta.
—Ni siquiera sabía tu nombre hasta ahora —puedo ver algo de desilusión en sus ojos.
—¿Cómo puedes pasar una noche alocada sin utilizar preservativo y no investigar si dejaste un hijo? —Se nota molesta—, sabrá Dios cuantos hijos tienes esparcidos por ahí —añade.
—Kalen es mi único hijo —no hay duda de eso, ya que solo he estado con dos mujeres en mi vida.
—¿Por qué tenías que aparecer ahora? —pregunta para ella misma, pero mi sentido del oído desarrollado escapas de escucharla.
—Mira Litza, creo que debemos hablar esto en otro momento ¿ok? —me pongo de pie.
—Bien —le doy mi número.
—Despídeme de Elías —me retiro del apartamento de ella.
En mi cabeza todavía trato de procesar el hecho de que tengo un hijo, con una mujer que no es mi esposa, creo que me he pasado de marido infiel.
—¿Sucede algo, Darek? —interroga mi madre al notar que no he tocado mi tarta rellena.
—Asuntos de trabajo en mente, ya sabes cómo es —le digo, no sé cómo tomara mi familia este asunto. Nunca imaginarían que yo pudiera hacerle tal cosa a Leonor, ella no merece que la engañe de ese modo.
Cuando mi padre regresa con mi esposa, nos sentamos a cenar y me mantuve aislado en mis pensamientos, sin embargo, tuve que disimular que no me sentía tan bien para mantener una conversación con ellos.
(…)
—Gracias por venir a visitarnos —Leonor se despide con un abrazo y besos de mis padres.
—Siempre es bueno estar con ustedes —dice mi madre con una sonrisa en sus labios, le doy un abrazo a ambos y luego los observo partir.
—Me daré una ducha, ¿me acompañas? —la miro por un breve instante.
—Lavare los trastes. Otro día será, Lulu —beso su frente y me voy a la cocina sin esperar una respuesta de su parte. Recojo todo los utensilios utilizados para llevarlo al lavadero e iniciar lo que vine a hacer, ya era normal para mí hacer este tipo de cosas aunque puedo contratar una persona para que se encargue, sin embargo, Leonor cree que eso quita el estilo familiar a nuestro hogar.
Ni siquiera tengo ganas de mirar su cara, me tardo mucho tiempo en limpiar todo y cuando regreso a la habitación mi esposa se encuentra dormida. Suspiro, me voy a la ducha y tomo un rápido baño para irme a la cama con ella, me recuesto boca arriba mirando el techo blanco de nuestro aposento.
Su mano va hasta mi pecho en el cual deja una suave caricia, se mueve y me abraza, Leonor es tan amorosa y siempre ha estado conmigo en todo momento ¿Cómo pude engañarla hace un año? Ahora no se con que cara mirarla, suspiro y me tardo horas antes de caer rendido con muchos pensamientos invadiendo mi conciencia.
(…)
Temprano abandone mi apartamento para irme a la oficina, Elías llego minutos después y no pude evitar carcomerme la cabeza pensando en que quizás el sabia la verdad, sin embargo, su manera de comportarse me indicaba todo lo contrario.
—Espero le guste su oficina —le digo con formalidad.
—Darek, es perfecta —indica con una agradable sonrisa en su rostro.
—Me alegra que le haya gustado, lo dejare solo para que se ponga cómodo, si necesita algo puede llamarme o pedirlo a Argelis, mi secretaria —él asiente y me retiro de su oficina con dirección a la mía.
Busco el número de Litza en mis contactos, es necesario que hablemos lo antes posible y aclaremos esta situación.
—Litza, es Darek —hablo en el momento que responde.
—Hola —saluda, no sé porque mi corazón se acelera solo de escucharla.
—¿Podemos vernos hoy? —interrogo mirando la ciudad por el ventanal de mi oficina.
—Claro, ¿Dónde y a qué hora?
—En el restaurante mexicano, Badboy —puedo escuchar que ríe—, ¿Qué están gracioso? —interrogo.
—¿Es así como se siente, señor Adams? —no puedo creer que ella está coqueteando conmigo.
—No, claro que no —debo mantenerme firme aunque en el fondo me gusta su altanería.
—¿Hora? —pregunta volviendo a su tono más serio.
—¿Puedes a las doce?
—Si —asiento olvidando que no puede verme.
—Bien, nos vemos a las doce —cuelgo la llamada y le pido a mi secretaria que agende una mesa en ese restaurante para la hora pautada, no falta mucho tiempo y aprovecho lo que me queda para adelantar algunos correos.
(…)
Llegue al restaurante minutos antes de la reservación, no sabía si Litza traería al pequeño, sin embargo, solicite que colocaran una silla de bebé. Espere paciente hasta que logre percibir el olor de ambos cuando ingresaron al local, me levante y ella se ve muy bien con esos jeans ajustado a sus piernas.
—Hola, lamento llegar tarde —murmura apenada.
—No hay problema —le restó importancia al asunto, Kalen me mira con aquellos ojos grises y puedo notar que se forma una sonrisa en sus labios. Se ve como un bebé grande, pero por el tiempo que estuve contando, no creo pase de dos meses o quizás ya los cumplió.
—¿Quieres cargarlo? —cuestiona.
—¿Puedo hacerlo? —interrogo con cierta sorpresa.
—Darek, es tu hijo, no soy como esas mujeres que alejan a los papás —alega.
La miro y luego al pequeño de ojos grises, no hay duda alguna de que este niño es mi hijo, Litza se encarga de ponerlo en mis brazos y mi corazón se acelera. No puedo creer que este hermoso ser sea mío, me sonríe y acaricio su mejilla.
—Hola pequeño —murmuro con una sonrisa—, soy tu papá, sé que es muy sorprendente que apenas nos conozcamos, sin embargo, ya estamos juntos —le comento, sé que no puede entenderme, pero le debo esa explicación—. Perdón por no estar contigo desde tu nacimiento —añado.
—Lo importante es que ya te encuentras a su lado —la escucho decirme, creo que soy el hombre más infiel que puede existir, ¿Cómo le diré a Litza que soy casado? Y sobre todo ¿Cómo le explicare a mi esposa que tengo un hijo? Ahora mismo no tengo respuestas a esas interrogativas y creo que no podre tenerlas mientras este pequeño me mira como si fuera todo lo que necesitara.
Mi parte animal exige protegerlos, no solo proteger a mi hijo sino también a la madre y eso es lo que me hace ser el hombre más infiel de todos.
Litza CooperNunca pensé que encontraría otra vez a padre de Kalen, ni siquiera imagine que era un americano. Daba por sentado que mi pequeña gastritis era de procedencia francesa, pero resulto todo lo contrario y el destino volvió a hacernos encontrar.Cuando Kalen nació intente buscarlo y comencé por donde todo empezó, el hotel, sin embargo, no fue suficiente una descripción del fornido hombre para encontrarlo, ya que ni siquiera sabía el nombre del hombre con el que me acosté y me toco dejar de buscar.Mis padres me interrogaron hasta el cansancio para saber quién era el hombre que me embarazo, y yo ni siquiera tenía la idea de quién era el condenado dios del sexo con el que pase mi primera noche. No me quedo de otra que alegar borrachera, Elías Cooper sin duda se molestó porque se aprovecharon de su pequeña hija, no obstante, creo que fue todo lo contrario.Elías supero en meses este momento deshonroso como le llamo mi mamá, la cual me reprocho cada día esa falta tan grave de tene
Darek Adams Reviso la hora en mi reloj y son las 1:00am, Kalen sea quedado profundamente dormido y lo dejo al lado de Litza que despierta. —¿Te vas? —interroga en un murmullo para no despertar al pequeño berrinchudo. —Sí, no creo vuelva a despertar —mi olor quedo impregnado en las colchas, si el niño heredo mi condición, supongo sentirá que todavía sigo a su lado por el olfato. —Gracias por quedarte —le asiento, me retiro de su habitación y recojo mi saco en su sala. Estando fuera del apartamento reviso mi móvil que lo había dejado tirado, Leonor me ha llamado más de diez veces. Suspiro y paso una mano por mi rostro, ella debe estar muy preocupada por mí. Subo al ascensor y marco el piso que sigue después de este, no tardo mucho como para planear una excusa, camino hasta mi puerta y abro. Mi visión se adapta a la oscuridad, vislumbro a mi esposa recostada en el sofá, supongo se quedó dormida mientras me esperaba. Es la primera vez que llego tarde a mi hogar, Leonor no merece que
Litza Cooper A veces mi hijo hacia rabietas que no podía controlar, no deja de llorar por cualquier mínima cosa, me toco hasta dejarlo desnudo por varias horas pensando que quizás la ropa le incomodaba. Vi la gloria cuando me recosté varios minutos y se quedó dormido, no quise ni moverlo del lugar en donde se rindió durante un par de hora. Espera ver a Darek hoy, sin embargo, nunca llego a ver a Kalen, creo que hasta mi hijo lo extrañaba, ya que mientras jugaba no dejaba de mirar la puerta del apartamento. —No creo que venga, pequeño —a veces creo que hijo es una especie de humano subdesarrollado, ya que hace un tierno puchero cuando le digo eso—, pero tú y yo nos divertiremos en un parque —añado puedo notar como su rostro se ilumina. Kalen tiene casi tres meses en unas dos semanas, no entiendo como puede ser tan inteligente siendo aún tan pequeño. Este nació con un buen peso y tamaño, es de esos niños que lo ves y piensas que tiene más mes de lo que te dicen sus madres. Tomo a m
Darek Adams—Para ser un niño de tan solo casi tres meses es muy inteligente —anuncia Elía que me comenta que se pasó este domingo con su nieto viendo un maratón del rey león. A parte de ser el hombre más infiel, también debo añadir que soy el más hipócrita—, Kalen es impresionante —añade.—Lo es —murmuro, no puedo dejar de mirar la foto de mi hijo en el móvil de su abuelo.Mis padres desean tanto tener un nieto, y me siento pésimo saber que tengo un hijo el que ellos ni siquiera conocen, ¿Cómo puedo seguir comportándome de este modo? Continuo mi vida como si fuera la más normal y cada día me lleno de secretos.—No entiendo como hay hombres que pueden abandonar a sus hijos —eso sin duda fue una patada a mis pelotas, yo era ese hombre del que hablaba—, mi hija nunca ha querido darme detalles del padre de Kalen, sin embargo, no la presiono. Solo espero que ese bastardo nunca se aparezca porque creo que lo mato —añade.Trago saliva.—¿Le envío mi secretaria los informe? —pregunto para c
Litza Cooper Debo estar loca, ni siquiera dude en responderle un sí con mucha seguridad en mis palabras, Darek no dijo nada más y mucho menos me mostro una expresión que de note molestia o reclamo. Tampoco esperaba que se enojara por eso, no hay una mínima brecha entre nosotros y mientras más claro le deje las cosas menos problemas tendré. Encontrármelo fue una coincidencia enorme y pues Kalen es su hijo, no tengo intensión de alejarlo porque es su derecho estar a su lado. Tampoco es como que deseara tener algo con Darek, no voy a negar que este sea un hombre guapo y que para tener 35 años se ve bastante, pero no estoy interesada en tener una relación ahora mismo. Mi mayor deseo es dedicarle un poco más de tiempo a Kalen y luego iniciar una carrera universitaria, culminar y ya ver que hago después de lograr todo mis sueños, no necesito una figura masculina en vida por el momento... bueno no más que la de mi bebé, es el único hombre que requiero. Pienso en Tyler, se nota interesado e
Darek Adams Hoy fue el mejor de mis días, ni siquiera recordaba la última vez que me sentía tan completo después de aquella noche en la que dormí con Litza. Disfrute cada hora junto a Kalen y ella, pero toda esa felicidad se fue en un segundo cuando llego ese hombre, Tyler Williams, mis ganas de golpearlo por acercarse tanto tuve que reprimirla. Mis instintos animales se despertaron, era como si estuviera en peligro o como si tuviera que defender algo en ese momento y yo estaba de acuerdo con mi sensación. Pude oler algo diferente a los demás, no había captado nada tan diferente en otros humanos, Tyler sin duda es como yo. Su mirada revelo lo que suponía y creo este también supo lo que yo soy, ya que se mostró sorprendido y luego se mantuvo alerta, sin embargo, me enojo bastante notar la estúpida sonrisa que se formó en su boca cuando Litza le pidió hablar en privado. Gruño, con mi frente apoyada en el frío cristal de la ducha. El agua fría recorre cada uno de mis músculos tenso,
Litza Cooper No sabía que utilizar para mi salida con Tyler, me dijo que fuera cómoda y no me quedo de otra que colocarme un jean, top blanco con un broche dorado en el centro y una tira larga debajo. Un beneficio que gano mi cuerpo al convertirme en madre fue el volumen tanto en mis senos, glúteo y piernas… y claro no puedo tirarme en el olvido, me inscribí en un gimnasio y tonifique bastante bien. Mi padre conserva mi habitación tal y como la he dejado, me observo en mi espejo de cuerpo completo y me gusta lo que veo, me considero una mujer que siempre es decidida en todo y desde joven he sido madura, no por tener un hijo a temprana edad más bien por mi papá que ha sido un hombre directo y me ha enseñado de todo en mi corta vida, le estoy muy agradecida. Abandono mi habitación con destino a la sala principal en donde mi padre conversa con Tyler mientras Kalen está sobre sus piernas comiendo galletas, me mira y extiende sus manos hacia a mi provocando que la atención de ambos homb
Darek Adams El fin de semana me lo pase con mis padres, ellos están deseosos de conocer a Kalen. Saber que no me juzgan por esto me quita un enorme peso de encima, no quiero cargar mi vida de secretos, el peso en mi conciencia disminuye un poco, pero todavia no es suficiente como para estar tranquilo. Un corazón latiendo me hace detener mi mano antes de tocar el pomo de la puerta de mi apartamento, no es mi madre. Olfateo percibiendo un olor conocido, me da mucha sorpresa y abro la puerta encontrándola caminando de un lado a otro en la sala. En su rostro se planta una enorme sonrisa, me muestro sorprendido aunque ya sabía que estaba allí. —Leonol —digo su nombre con sorpresa, ella corre hasta mí y la atrapo entre mis brazos mientras sus piernas envuelven mi cintura. —Mon amour! (¡Mi amor!) —exclamó en francés para luego plantar sus labios sobre los míos, lo extraño es que por un breve segundo mi cuerpo intento apartarse, sin embargo, mis pensamientos cuerdos me obligaron a corres