Al día siguiente, llame a casa y me comunique con Flor.
—Buenos días, Flor, ¿Llego Marisol a casa?
—Buenos días, Sr. Davis, la señora, no regreso a casa.
—De acuerdo, ¿Ha habido alguna novedad? Rumores, chismes, cualquier cosa-
—Con todo respeto, pero no se ha comentado nada, sabe que el personal es discreto en esa parte. —Procuraba que mi personal no cambiase mucho, me gustaba que fueran discreto con los temas de la casa.
—Muy bien, si pasa algo quiero que me notifiques, yo me estoy quedando en el Hotel Jerónimo, aun así, si te preguntan tú no sabes nada.
—De acuerdo.
Salí hacia la oficina, necesitaba dejar unas indicaciones antes de ir a la oficina de mi suegro.
Valentina ya se encontraba ahí, ya tenía los informes listos.
—Hoy no creo estar en la oficina, así que cancela toda mi agenda.
—Hay una cita que no puede cancelar y es a las 9 de la mañana.
—No, no puedo estar, principalmente a esa hora, pásalo para la tarde. —No quería tardar mucho, necesitaba salir del compromiso con mi suegro, imaginaba que era para saldar mi deuda.
—Sr. Davis…
—Valentina, por favor, no me llames así, ya te he dicho que me llame Alex.
—Sr. Alex… —Ella se quedó en silencio.
—Está mejor, pero sin el señor.
—La cita que tiene a las 9 es con la Sra. Michelle Ocampos.
He venido posponiendo la cita con Michelle, ella quiere tener una de nuestras franquicias. No es tanto eso lo que me preocupa, sino que, por palabras de Gustavo, me di cuenta de que ella está enamorada de mí. Cerrar este negocio con Michelle aportaría un ingreso extra del siete por ciento de nuestras ganancias anuales
—Quiero que me comuniques con la Sra. Michelle, hablaré con ella.
—Como usted diga. —Ella se veía feliz, cada vez que cancelaba una cita con Michelle, Valentina terminaba recibiendo la peor parte.
Valentina salió de la oficina, esta mujer por alguna razón me pone algo nervioso.
Tras unos minutos, Valentina establece la llamada.
—Hola, Sra. Michelle.
—Alex, no me digas señora, soy una mujer sin compromisos, además, me sorprende su llamada cuando se supone que nos veríamos o es que pretendes cancelarme nuevamente.
—La llamo por esa misma razón, necesito que pospongamos nuestro encuentro. —Tras decir esas palabras esperaba que me dijera lo peor.
—Sr. Alex, es la tercera ocasión que aplaza nuestro encuentro, sabe que hay mucho dinero de por medio y si no me recibe hoy, iré con la competencia y estoy segura de que ellos no me van a rechazar.
—Por tal motivo he llamado yo, se me presentaron unos asuntos personales que debo atender a la brevedad posible, además si usted ha sido tan paciente con nosotros es porque conoce la calidad nuestros productos.
—Para que vea soy una persona comprensible, pasaremos nuestra reunión para hoy en la noche, me invitara a cenar. —Esta mujer cada vez confirmaba lo que Gustavo me había mencionado.
— ¿A cenar? Disculpe Sra. Michelle, no acostumbro a atender temas de negocios con una cena, más si se trata con una dama, soy un hombre casado.
—Siendo así, entonces, espero que le vaya bien cuando invierta mi dinero en su competencia.
—Está bien, creo que puedo hacer una excepción, pero esto lo hago reconociendo que ha sido mi culpa la cancelación de la hora acordada.
—Perfecto, nos vemos en el Restaurante Monsiur, nos vemos a las 9, espero no me deje burlada.
El restaurante Monsiur es uno de los restaurantes con mayor prestigio en la ciudad, no cualquiera tiene el privilegio de cenar en ese sitio. Para obtener una mesa en el restaurante se requiere una reservación previa de una semana, pero no en mi caso.
Como soy un hombre de negocio, invertí un pequeño capital en el restaurante, eso me da acceso a obtener una mesa cada vez que lo requiera. Nunca había hecho uso de ese privilegio, hasta ahora.
—Valentina, quiero que llames al restaurante Monsiur y solicites una mesa para tres, una vez que lo hagas vienés a mi oficina para darte las nuevas indicaciones —dije por el intercomunicador.
—Si Sr. Davis... digo Sr. Alex.
Revise unos últimos documentos antes de visitar al Sr. García, Valentina entra a la oficina.
— Aquí estoy Sr. Davis, ¿En qué puedo ayudarle?
— ¿Cuántas veces te diré que no me llames Davis? Simplemente, dime Alex, pero no te he mandado a llamar por eso.
—Lo escucho.
—Necesito que me acompañes a una cena hoy. —Su reacción fue como si le pidiera algo indecoroso.
— ¿Una cena?
—Sí, eres mi asistente, aquí está el memo para que recursos humanos ratifique tu cargo, por la tanto necesito que estés presente en las negociaciones importante y más en esta.
—La cena es con la Sra. Michelle, ¿Cierto?
—Así es, ahora entiendes por qué no debo de ir solo, lo que menos quiero es que este asunto de Marisol se haga más grande.
—Entiendo, buscaré mi mejor vestido para eso.
—Con respecto a eso, he pedido que contabilidad te emita un préstamo de $1,000 dólares y estos se vayan deduciendo de tu salario, esto sin intereses. Necesito que compres ropas más apropiadas.
Ella revisó el memorándum, verificando lo antes mencionado, además de un reajuste que hice a su salario.
—Pasaré por ti a las 8:30, quiero que estés lista, no quiero retrasos.
—De acuerdo, voy a procurar estar lista.
Salí directo a la oficina del Sr. García, no tarde en llegar. Él ya había anunciado mi llegada, ya que su secretaria me guio hasta su oficina al verme.
—Buenos días, Sr. Allan. —Mi padre siempre me enseño que debo de ser respetuoso aun con las personas que no lo merecen.
—Alex, justo a tiempo como siempre, ¿Deseas algo de tomar? —Mostró su colección de licores.
—No, señor, estoy bien así, la última vez que tome una copa, termine en otro sitio y sin recordar nada de lo sucedido.
—Bien, imagino que ya sabes por qué te he llamado.
—Sí, puedo imaginarme porque lo ha hecho, así que vayamos al grano.
—De acuerdo, no quiero explicaciones, no quiero excusas, seré directo, Marisol procederá con el divorcio, con lo sucedido en el salón y la infidelidad en el hotel es suficiente.
—Si ustedes quieren proceder con el divorcio está bien, pero no crean que voy a desembolsar mi dinero, yo no recuerdo nada de lo sucedido en el salón...
—No importa lo que tú digas. —Interrumpe él— nuestros abogados ya han conseguido las grabaciones del salón y Marisol ha presentado las evidencias del hotel.
Como pude haber olvidado que el salón tenía cámaras de seguridad, ahí podre ver lo sucedido.
—Como he dicho, no voy a desembolsar dinero, aquí hay algo raro y lo descubriré.
—Siendo así, entonces nos veremos en la corte, sabe que no solamente será el 20 %, pediremos un porcentaje más alto por el daño psicológico que le ha ocasionado a mi hija, a quien se le ocurre casarse y no tocar a su mujer por dos años.
—Si no hay otro asunto que tratar, entonces yo me retiro. —Me puse de pie, con intenciones de buscar la salida.
El Sr. García se acerca hasta donde yo estaba en pie, dio un golpe a la puerta.
—Sabes, hay algo más que debo de discutir contigo.
Dos hombres entraron a la oficina y estos me tomaron de los brazos, impidiendo movilidad.
—Esto es por la humillación hacia mi hija —recibí un golpe en la cara y no pude detenerlo— no te quiero cerca de mi hija, ni de mi familia.
Los hombres procedieron a sacarme del edificio como si fuera un animal.
Esto no se quedará así, toda esta familia se va a arrepentir de haberme tratado de esta manera.
Regresé al hotel, pedí que me llevaran hielo a la habitación.Tras pensarlo mucho, decidí llamar a Valentina.—Sr. Alex, ¿Viene pronto hacia la oficina?—Valentina, necesito que vengas al hotel Jerónimo, hoy no estaré para nadie.— ¿Un hotel? ¿Por qué ahí?—No me estoy quedando en casa, por eso te estoy pidiendo que vengas al hotel. Cuando vengas entenderás el porqué.Ella se quedó en silencio por un momento, imagino que por la situación que acabamos de pasar en San Isidro es que desconfía.—Te lo diré para que no desconfíes, me han golpeado en la oficina de Allan García.— ¿Cómo que lo han golpeado? ¿Eso por qué? ¿Se encuentra usted bien?—Dime si vendrás.—Está bien, voy para allá.Llame a mi abogado, este asunto se estaba volviendo más serio.—Señor Alex, gusto en escucharlo.—Steven, necesito tus servicios.—Siempre estoy disponible para usted, lo escucho.—No, quiero que vengas al hotel Jerónimo, en la habitación 308, no quiero darte detalles por llamada.—Estaré en veinte minuto
Fui rumbo al apartamento de Valentina, pero mi mente no dejaba de pensar en lo recién sucedido con Marisol.Le estaba marcando a su celular cuando ella sale del apartamento. Se miraba hermosa, única, no existe palabras para describir su belleza, se miraba como un ángel.— ¿Esa es mi secretaria? —dije sin querer en voz alta.— ¿Sucede algo? ¿Me veo mal? —Ella empieza a revisar si tenía algún inconveniente—Lo siento Valentina, es que nunca te había visto vestida de esa forma. —No podía dejar de admirar su belleza.— ¿Me veo bien? La verdad es que no estoy acostumbrada a salir regularmente y pocas veces uso estos vestidos.—Bien es poco, te ves hermosa. —Marisol tenía ropa de mayor calidad; sin embargo, nunca le hice un cumplido, no obstante, con Valentina me salía tan natural.Le abrí la puerta y ella subió al carro.—Dígame la verdad, Sr. Da… Sr. Alex, ¿Me veo bien? —No sé si tomo mi comentario como si fuera una mentira, pero no estaba mintiendo.—Valentina, no tengo por qué mentirte,
«Debemos vernos» Esas dos palabras en mi celular fueron suficiente para acelerar mi corazón, ¿Cómo es posible que después de cuatro años me escribiera?«¿Dónde?» Fue mi respuesta, tenía curiosidad.La respuesta fue una dirección, no sabía a qué hora me esperaba, pero la necesidad de saber me hizo ir inmediatamente.Eran 20 minutos de viaje, el punto no estaba tan distante. Me encontraba en el punto, era una zona residencial, así que no sabía cuál casa era.«Casa 32B5, la puerta está abierta» Me llega un mensaje, esto me hace saber que me esperaba ahorita.«Lo siento, pero no entraré a una casa, si quieres verme tendrás que salir»«Como siempre precavido, pero está bien, saldré»Esperaba que ella saliera de la 32B5, no obstante, salió de la 33C7, una casa que quedaba justamente frente a la que ella me pidió.— ¿Qué sucede aquí? —pregunte algo confundido.— ¿Es que no piensas saludarme? O ¿Te sigo poniendo nervioso?—Amelia, ¿Acaso puedo mentirte a ti?—Eso supuse, la verdad me sorpren
Decidí retirarme del sitio, lo que menos quería era más problemas, pero me quedé pensando en Juana María, mucho menos recordar una fecha en específico.Durante el trayecto a casa consideré en llamar a Valentina, pero eran las 1 de la mañana, debe de estar descansando, así que mejor fui hasta la casa.Al llegar vi parqueado un vehículo, me llama la atención porque está cerca de mi entrada y aquí los vecinos no suelen dejar vehículos afuera. Llame a casa y pedí que los de seguridad salieron, he escuchado que algunos ladrones aprovechan cuando los vehículos entran tarde. No tardaron en seguir mis instrucciones y como si supiera lo que pasaría, el vehículo se retiró, no sin antes tomar los datos.— ¿Todo bien Señor?—Si, pero les pediré que mantengan vigilada la calle, cualquier vehículo extraño quiero que investiguen.—Como usted diga, hoy ha venido la Sra. Marisol y se le ha negado la entrada como pidió, vino acompañado de un abogado.— ¿A qué hora fue eso?—Poco después que usted se re
Amelia siempre fue una mujer que se dio a respetar, en la universidad no permitía que los chicos le insinuaran cosas o alguna caricia mal intencionada. Industrias Davis no era la empresa que es ahora y por tal motivo no me daban un trato especial.Entre mis amistades no estaba incluida Amelia y nunca imagine acercarme a ella, además solo teníamos una clase en común, ella estudiaba otra carrera. Mis compañeros trataron de establecer una relación con ella, pero nunca consiguieron una cita, ni siquiera su número.Una tarde que había salido tarde de la universidad, iba manejando hacia casa, una llanta se pinchó y tuve que reemplazarla en ese momento, tras terminar de cambiarla comenzó a llover, pero al pasar por un callejón vi a un grupo de hombres intimidando a una dama.Papa siempre me enseño que debo de andar un arma de salva, tal vez no ayude a defenderme, pero al menos engañara y puede ser útil en cualquier momento. Tome mi arma y la cargue con dos disparos, baje del auto y fui direc
Llego el lunes, al llegar me encuentro con una fila de personas afuera de la empresa.— ¿Qué hacen esas mujeres afuera? —pregunte al portero.—Tengo entendido que vienen a entrevista. —Explico él, se miraba algo confundido.Había olvidado por completo que gire instrucciones de contratar a una nueva secretaria.Al llegar hasta la oficina veo a Valentina, habitualmente la veía de uniforme, pero hoy vestía distinto, se miraba una mujer diferente.—Sigo preguntándome si realmente eres mi secretaria —dije en forma de broma.—La verdad no sabía si es adecuado para el puesto —decía ella mientras se revisaba que no hubiera ningún desajuste en su vestuario.—Es perfecto, pero necesitamos resolver otro asunto, no puedes quedarte aquí, necesitas una oficina.—Si no le incomoda, prefiero quedarme aquí, no me gusta sentirme encerrada entre cuatro paredes. —Me sorprende su petición, creo que he tomado una buena decisión.—Está bien, te conseguiré un mejor escritorio y junto a la nueva asistente est
Está bien, si lo que ella quiere es que acepte mi derrota frente a Marisol, entonces desembolsaré el dinero, pero no se lo pondré tan fácil.—De acuerdo, le pagaré el dinero a Marisol, pero necesito saber que pasara contigo.—Lo que suceda conmigo no es tu asunto, al final nunca te importo lo que me pasara. —Ella agachó su cabeza. —Además, ya te lo he dicho antes, oportunidad tuviste para acercarte a mí. —Salió de forma abrupta de la oficina.Fui tras ella, pero Raquel interrumpió mi camino.— ¿Qué haces? —dije mientras trataba pasar por su costado.—Es mejor que la deje ir, Sr. Davis, si la sigue puede acusarlo de acoso.—No sabes lo que dices. —Le reclamé, no tiene por qué interferir en mis asuntos.—Sí, he revisado su hoja de vida, es periodista y solo buscan problemas, ¿Qué mejor manera de acercarse a usted? Aprovecho la entrevista y luego su asistente la trae hasta acá.—Si no quieres que te despida es mejor mantenerte en silencio.El elevador se cerró, por más que presionaba el
Llegué a un restaurante y pedí una copa de vino, cada vez que necesitaba distraer mi mente recurría a este lugar.—Me ha extrañado tu llamada, ¿Al fin me dirás todo lo que pasa? —dijo Gustavo, quien llego hasta la mesa.—Dejemos eso para otro día, necesitaba venir y disfrutar de esta vista. —dije mientras yo disfrutaba mi copa de vino.—En ocasiones he pensado que nunca tocaste a Marisol porque… —Él hace una pausa y vi que no continuaría.— ¿Qué cosa pensabas? ¿Qué no me gustan las mujeres? —dije mientras lo miraba directamente. —Entiende algo, Gustavo, no cometeré el error de acostarme con decenas de mujeres y luego ni saber cuántos hijos tengo…—Eso se resuelve fácil —interrumpió él. —Se resuelve con una vasectomía, además, yo si no uso preservativo, lo que hago es buscar la píldora, así les doy una falsa esperanza de que pueden estafarme con un hijo.Un mesero nos toma la orden, me sorprende la falta de compromiso que tiene Gustavo con los demás, solo vela por sus intereses.—Hay a