Me aferro contra la almohada entre mis brazos sin poder controlar mis lágrimas.
—Va a estar todo bien —me susurra María acariciando mi cabello—, ¿Estás llorando por ese viejo casado?
—¿¡Casado¡? —me levanto de golpe asustando a María.
—Sí —ella me mira con confusión—, Pensé que ya lo sabías, él está casado y hasta tiene un hijo, pero lo extraño es que muchas veces se quita su anillo de matrimonio, debe ser porque no quiere a su mujer.
—Y claro… por eso busca a otras mujeres para cogérselas, y ahí voy yo de tonta a cogérmelo. Aunque tenía tantas ganas de que me follara… —admito.
—¿Y qué tal fue?
—¡Increíble! —me limpio las lágrimas, debía estar pareciendo una chica patética—, Estoy llorando por algo sin razón alguna.
—¡Levántate! Es hora del desayuno y vamos después a clase.
—Dime que hoy no tenemos clase con el idiota de Jace, me será un poco difícil no querer gritarle frente a todo el mundo.
—Es mejor que vuelv
❝Quiero ahogarme en tus labios, susurrarte con palabras mudas el deseo que siento por ser parte de ti y ahora… No quiero despertar❞ El resto de la ceremonia continua con normalidad, aunque muchas veces estaba cabeceando del sueño que me daba. —¡Niña Aria! Por favor, acepte a Dios en su corazón, tienes sueño porque no acepta a Dios en su corazón, ese es el demonio que la está alejando de Nuestro señor. —Lo siento hermana Flor —respondo indiferente, dejo de mirar mis uñas y alzo mi mirada hacía ella. —Ya veo que no sirvió para nada la confección, así que te voy a ponerle la queja a Sor Patricia. —No me interesa lo quiera, solo hágalo, ¿Por qué me dice? —Me encojo de hombros. —¡Qué grosera! Coloco los ojos en blanco llevando el cabello hacia atrás, aburrida, toda esta situación del ser santa. Tal parecía que la deliciosa polla del profesor de religión me había amoldado a ser toda una santa pa
❝Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento❞. Mateo 3:8 Mi mente en ese momento había empezado a volar, no dejaba de imaginarme con alguien abría la puerta y me encontraba siendo masturbada por Jace. —Me pones tan mojada… —digo. Antes de que pudiese decir algo más, Jace saca sus dedos dentro de mí y escucho el delicioso sonido de él bajando el cierre de su pantalón. —¿Lista? —Nací lista. Jace me penetra y no puedo evitar gritar, la sensación es realmente deliciosa… —Callate, será mejor que mantengas esa bonita boca cerrada —Escucho como Jace susurra sobre mi oído para después pasar a besar mi cuello—. Mía…—Me susurro al oído —Sí, soy tuya… —Te mereces que te folle duro, deja de tentarme y retarme, pequeña descarada —Toma mi cara entre sus manos mientras me aparto el cabello y me besa. Sus penetraciones eran fuertes y rudas. Intento acallar mis gemi
En el momento en el que salimos por una de las ventanas de la iglesia, me siento más poderosa que nunca. —¡Eres la p**a ama Ari! —exclama feliz María abrazándome efusivamente—, ¿Ahora qué? ¿De verdad vamos a ir a McDonald's? —¡Claro que sí! —¿También iremos a bailar? —¿Recuerdas que la última vez te bebiste hasta el agua del florero? María me mira sonrojada. —Disfrutemos de nuestra salidita —Tomo las manos de María—. Sé que vivimos encerradas y todo eso, pero… aquí afuera no solo está el pecado, también está la comida deliciosa, no me digas que no se te ha pasado por la cabeza comer una deliciosa hamburguesa, no esa avena de dudosa procedencia que nos dan. —Tienes razón, nunca lo había pensado, tal vez para no tener esa sensación de querer escapar. —Eso es lo que intentan hacernos en este lugar, como se dice que los hombres son de molde y nosotras no, intentan convertirnos en uno a las malas, pero conmigo no lo conseguirán. En ese momento empezamos a caminar bajo el frío de la
Al momento de volver, entramos silenciosamente por el mismo lugar donde habíamos salido, sintiéndonos como unas putas amas. En el pasillo nos encontramos a Sor Patri.—Niñas, ¿Dónde se encontraban? Fui a la capilla y nos las vi.—Estábamos en el baño Patri, ya sabes código rojo. —rio.—Está bien, a sus camas.Asentimos y caminamos hasta nuestras habitaciones, María cae en la cama de forma agresiva.—Mierda, ahora tengo que esperar a digerir los alimentos. —Se queja.Yo aprovecho para tomar todas mis medias y hacerme rizos en el cabello, si mi “familia” iba a atreverse a venir después de haberme apuñalado de frente me tenía que ver como que ello no me hubiese afectado.Siento como una ráfaga de emociones me inunda, estaba empezando a imaginarme miles de escenarios sobre lo que fuese a pasar. Siento aquel sentimiento de tristeza que creí olvidar como se sentía me inunda, sabía que era una de mis tantas formas de lastimarme, además de que por fin había hablado con alguien de mi hermana, l
Tenerlos frente a mí, estaba resultado ser más doloroso de lo que pensé.Mi progenitor me mira fijamente, al igual que lo hago yo; no estamos retando mutuamente, solo que él no puede ocultar su cara de perrito callejero.—Hija… tengo que admitir que te he extrañado mucho.—Lamento mucho no poder decir eso.Él me mira estupefacto.—¡¿Eso es lo que te enseñan aquí niñita?! —musita aquella víbora.—Estoy empezando a cansarme de todo esto, ¿saben? De su hipocresía.—¡No me puedes hablar así! ¡Soy tu padre!—Dejaste de serlo en el momento en el que me sacaste de tu vida, enviándome aquí a petición de tu zorra —Ella me lanza una mirada asesina—. Esto para mí más que un instituto, es un orfanato, mi única familia murió un día en un accidente automovilístico, dejándome sola por el mundo.—Todo esto lo hice por tu bien hija —Él intenta tomar mi mano, pero rápidamente me alejo al ver sus intenciones—. Te envié a este lugar para pedir un cambio, quiero que cuando salgas de aquí seamos una gran fa
No puedo parar de llorar.Esto no me podría estar pasando, estaba a un paso de volverme loca, tampoco este era un lugar para tener un bebé, de hecho podría causar muchos problemas.—¿Qué vas a hacer, Ari? —Me pregunta María mientras me acaricia suavemente mi espalda.—No lo sé, de igual manera este no es un sitio para tomar decisiones, no quiero ir a la enfermería ni hacer de esto todo un problema.—¿Entonces? —Ella hace una pequeña pausa—. De aquí a que salgas ya tendrías una barriga difícil de disimular.—Lo sé…, creo que tengo que escaparme de aquí.—¿Estás loca, Aria? —grito María.—¿Dime qué más puedo hacer?—Si llegas a hacer eso van a llamar a la policía.—Lo sé, lo sé… Voy a amenazarlos, si llaman a la policía diré que aquí me violaron, que fueron abusivos conmigo y haré mierda este lugar junto con Jace, ese hijo de puta que solo me utilizo.—¿Y cuándo vas a hacer eso?—Cuando tú salgas voy a irme contigo, son solo dos semanas, no es nada preocupante, ya he pensado en ello… vo
Hoy era el día.Finalmente, hoy era el último día de María en este lugar y el mío también.Tenía tantos sentimientos encontrados, había esperado tanto para este momento, el salir de este lugar me hacía sentir tan feliz y a la vez tan nerviosa, empecé a escribir la carta que dejaría:Quería Sor Patri o quien sea que esté leyendo esto…Me escapé, por fin puede irme de este sitio, la verdad es que estaba cansada de todo el maltrato psicológico que estaba viviendo aquí, además de que… estoy embarazada.Sí, embarazada.En un instituto de solo mujeres, ya se imaginarán las pocas opciones de posibles padres que hay, así que lo mejor que podemos hacer es hacer como que sigo allí y dejarme en paz, si quieren llamar a la policía no tengo problema con decirles toda la verdad.Att: Aria J.—Feliz cumpleaños, María —La abrazo a penas veo que ella ya no usa el horrible uniforme de aquí, en vez de eso ella viste un pantalón de mezclilla, un suéter y el cabello suelto.—Gracias Ari… ¿Estás lista?Asi
Dos meses después Nuestra vida se había convertido en una locura, salir de aquel lugar sin un solo centavo fue muy mala idea, tal como lo supuse, nunca aparecí en las noticias como que me estaban buscando, así que vivía una vida bastante tranquila. Vivíamos en un pequeño apartamento en uno de los barrios marginados de aquí, jamás en mi vida pensé que iba a vivir en ese tipo de sitio. Hoy, justamente cumplía 19 años, ciertamente me hacía sentir diferente, en especial que ahora estaba oficialmente embarazada. Todavía recuerdo cuando todo ello dejo de ser una simple hipótesis para ser la realidad. Un mes antes La cita donde la ginecóloga me tenía comiéndome las uñas, estaba a punto de confirmar lo que ya casi que estaba segura de que era verdad. —Aria Johnson —Me llama la ginecóloga desde la puerta del consultorio. En ese momento me levanto, tomo mi bolso de mano y me encamino lentamente hacia allá. —Hola Aria, ¿te puedo llamar así? Asiento, sentándome en una de las sillas frente