¡Aloha corazones! Aquí tenemos nuevo capítulo, gracias por leer, no se olviden de comentar y compartir.
Al momento de volver, entramos silenciosamente por el mismo lugar donde habíamos salido, sintiéndonos como unas putas amas. En el pasillo nos encontramos a Sor Patri.—Niñas, ¿Dónde se encontraban? Fui a la capilla y nos las vi.—Estábamos en el baño Patri, ya sabes código rojo. —rio.—Está bien, a sus camas.Asentimos y caminamos hasta nuestras habitaciones, María cae en la cama de forma agresiva.—Mierda, ahora tengo que esperar a digerir los alimentos. —Se queja.Yo aprovecho para tomar todas mis medias y hacerme rizos en el cabello, si mi “familia” iba a atreverse a venir después de haberme apuñalado de frente me tenía que ver como que ello no me hubiese afectado.Siento como una ráfaga de emociones me inunda, estaba empezando a imaginarme miles de escenarios sobre lo que fuese a pasar. Siento aquel sentimiento de tristeza que creí olvidar como se sentía me inunda, sabía que era una de mis tantas formas de lastimarme, además de que por fin había hablado con alguien de mi hermana, l
Tenerlos frente a mí, estaba resultado ser más doloroso de lo que pensé.Mi progenitor me mira fijamente, al igual que lo hago yo; no estamos retando mutuamente, solo que él no puede ocultar su cara de perrito callejero.—Hija… tengo que admitir que te he extrañado mucho.—Lamento mucho no poder decir eso.Él me mira estupefacto.—¡¿Eso es lo que te enseñan aquí niñita?! —musita aquella víbora.—Estoy empezando a cansarme de todo esto, ¿saben? De su hipocresía.—¡No me puedes hablar así! ¡Soy tu padre!—Dejaste de serlo en el momento en el que me sacaste de tu vida, enviándome aquí a petición de tu zorra —Ella me lanza una mirada asesina—. Esto para mí más que un instituto, es un orfanato, mi única familia murió un día en un accidente automovilístico, dejándome sola por el mundo.—Todo esto lo hice por tu bien hija —Él intenta tomar mi mano, pero rápidamente me alejo al ver sus intenciones—. Te envié a este lugar para pedir un cambio, quiero que cuando salgas de aquí seamos una gran fa
No puedo parar de llorar.Esto no me podría estar pasando, estaba a un paso de volverme loca, tampoco este era un lugar para tener un bebé, de hecho podría causar muchos problemas.—¿Qué vas a hacer, Ari? —Me pregunta María mientras me acaricia suavemente mi espalda.—No lo sé, de igual manera este no es un sitio para tomar decisiones, no quiero ir a la enfermería ni hacer de esto todo un problema.—¿Entonces? —Ella hace una pequeña pausa—. De aquí a que salgas ya tendrías una barriga difícil de disimular.—Lo sé…, creo que tengo que escaparme de aquí.—¿Estás loca, Aria? —grito María.—¿Dime qué más puedo hacer?—Si llegas a hacer eso van a llamar a la policía.—Lo sé, lo sé… Voy a amenazarlos, si llaman a la policía diré que aquí me violaron, que fueron abusivos conmigo y haré mierda este lugar junto con Jace, ese hijo de puta que solo me utilizo.—¿Y cuándo vas a hacer eso?—Cuando tú salgas voy a irme contigo, son solo dos semanas, no es nada preocupante, ya he pensado en ello… vo
Hoy era el día.Finalmente, hoy era el último día de María en este lugar y el mío también.Tenía tantos sentimientos encontrados, había esperado tanto para este momento, el salir de este lugar me hacía sentir tan feliz y a la vez tan nerviosa, empecé a escribir la carta que dejaría:Quería Sor Patri o quien sea que esté leyendo esto…Me escapé, por fin puede irme de este sitio, la verdad es que estaba cansada de todo el maltrato psicológico que estaba viviendo aquí, además de que… estoy embarazada.Sí, embarazada.En un instituto de solo mujeres, ya se imaginarán las pocas opciones de posibles padres que hay, así que lo mejor que podemos hacer es hacer como que sigo allí y dejarme en paz, si quieren llamar a la policía no tengo problema con decirles toda la verdad.Att: Aria J.—Feliz cumpleaños, María —La abrazo a penas veo que ella ya no usa el horrible uniforme de aquí, en vez de eso ella viste un pantalón de mezclilla, un suéter y el cabello suelto.—Gracias Ari… ¿Estás lista?Asi
Dos meses después Nuestra vida se había convertido en una locura, salir de aquel lugar sin un solo centavo fue muy mala idea, tal como lo supuse, nunca aparecí en las noticias como que me estaban buscando, así que vivía una vida bastante tranquila. Vivíamos en un pequeño apartamento en uno de los barrios marginados de aquí, jamás en mi vida pensé que iba a vivir en ese tipo de sitio. Hoy, justamente cumplía 19 años, ciertamente me hacía sentir diferente, en especial que ahora estaba oficialmente embarazada. Todavía recuerdo cuando todo ello dejo de ser una simple hipótesis para ser la realidad. Un mes antes La cita donde la ginecóloga me tenía comiéndome las uñas, estaba a punto de confirmar lo que ya casi que estaba segura de que era verdad. —Aria Johnson —Me llama la ginecóloga desde la puerta del consultorio. En ese momento me levanto, tomo mi bolso de mano y me encamino lentamente hacia allá. —Hola Aria, ¿te puedo llamar así? Asiento, sentándome en una de las sillas frente
Jace Daniell Todo aquí era un caos, desde que Aria se había ido había causado un gran revuelo, aquí se notaba muchísimo lo inteligente que era, era obvio que aquí nadie iba a alertar a la policía por qué sabían que tenían mucho más que perder qué Aria. Todavía no podía creer que ella estuviera esperando nuestros cachorros, si mi lobo estaba molesto conmigo por qué no la había marcado, ahora ni siquiera me hablaba al saber que no estábamos protegiendo a nuestra luna. En lo primero que pensé fue que tenía que buscarla hasta debajo de las piedras, si la hubiese marcado todo sería más fácil. —¡Quien pudo haberle hecho eso a la niña Aria! —grito entre clemencias Sor Patricia. —Sabía que ella era problemática, no debí aceptarla aquí. —espeta la rectora. —Lo más probable es que ella sabe allá escapado, nadie aquí sería capaz de hacerle algo como eso a una alumna, pero el hecho de que no se tratase de alguien de aquí nos pone en una mala posición que una alumna sé allá escapado en múltipl
Capítulo XXVII Aria Johnson Me había recién levantado después de haber sido marcada por Jace, empezaba poco a poco notar el cambio, ya que no me dolía tanto el cuerpo. Todo esto lo estaba haciendo por mis bebés, no por él. Sabía que se suponía que debía estar en casa, con María quien debía de estar comiéndose la cabeza por qué no estaba allí. Me levanto de la cama, con sumo cuidado de no despertar a Jace, voy a lo que supongo es el baño de la habitación y me baño. Estaba a punto de morir de un colapso nervioso por qué todo esto estaba resultado estresante para mí. ¡Jace hijo de puta, me hubieses dicho toda la verdad! —¿Para dónde vas? —Me pregunta Jace desde la puerta del baño, no puedo evitar saltar del susto. —¡Me asustaste! Voy a mi casa, tengo cosas que hacer. —¿No escuchaste lo que dijo la sanadora? Lo mejor es que no te vayas de mi lado. —No me puedo quedar aquí como si estuviéramos de luna de miel, allí a fuera esta María, la cual debe estar a punto de comerse las uñas a
El dolor que sentía ahora mismo era indescriptible, cuando empecé a tener contracciones en lo único que pensaba era como iba a nacer nuestra pequeña, ¿nacería como un lobo? Por lo que me planteé dar a luz en la manada de Jace, pero él rápidamente me saco de la duda. Nacían como humanos. Ir al hospital me hacía sentir mucho más segura, por algo la medicina había avanzado a lo largo del tiempo. —¿Cómo te encuentras Aria? —Me pregunta mi ginecóloga, entrando a la habitación, mientras yo me encontraba de espaldas apoyada en la camilla, muriéndome de dolor. —Estoy algo… adolorida. —¿Desde qué hora empezaron las contracciones? —Desde la una de la mañana —Responde por mi Jace. —Necesito que te recuestes en la camilla, necesito ver que tan dilatada estas. A regañadientes lo hago, la doctora se acerca y mete una mano en mi vagina. —Estás lista. En ese momento Jace se acerca a mí y susurra sobre mi oído. —¿No quieres que absorba tu dolor? —No, quiero seguir el proceso natural. Él asi