MIs queridos lectores, la historia de nuestros protagonistas que esta por terminar, quiera hacerles una pregunta, quieren que continue en este mismo trama con la historia de Eos, que ya sabemos quien es su mate, o les haga una historia a parte.
Maya se despertó mareada y confundida. Con cuidado, se levantó de la cama y caminó tambaleándose hacia el baño. Se sentía extraña, como si algo hubiera cambiado en su cuerpo de la noche a la mañana. Al mirarse en el espejo, notó con sorpresa que sus senos estaban notablemente más grandes. Incrédula llevó sus manos a sus caderas y confirmó que también se habían vuelto más anchas. Asombrada y con el corazón galopando a toda velocidad Balbuceo.—Diosa Selene, esto no puede ser, ¿será que estoy embarazada?En medio de la confusión y el desconcierto, unas lágrimas cargadas de miedo y ansiedad comenzaron a brotar de sus ojos, rodando desesperadamente por sus mejillas mientras ella se deslizaba lentamente contra la fría pared, su cabeza se hundió entre sus rodillas mientras sus manos la rodeaban en un abrazo protector.Su mente estaba llena de dudas y temores mientras recapacitaba sobre su relación.—Si hemos tenido discusiones. Por qué no me deja recorrer la montaña sola ni entrenar con lo
Maya se aferró a su cuello y sintió un espasmo que recorrió su interior hasta que se liberó.Duncan, al sentir el líquido caliente recorrer su hombría, sintió que perdía el control y dio varias embestidas salvajes para liberarse. Su hombría se sacudió dentro ella, expulsando hasta la última gota de semen. Con la respiración agitada, se lanzó a un lado de la cama y la atrajo hacia él.—Mi amor, no puedo soportar la idea de estar lejos de ti. Te amo más de lo que puedo expresar con mis palabras. Eres la luz que ilumina mi vida —Expresó con un suspiro profundo, sus ojos reflejaban tristeza mientras luchaba por mantener la compostura, con una mirada nostálgica, continuó—. Mis padres murieron cuando apenas era un cachorro, y fue mi querida tía Eurides quien me acogió en su hogar. En algún momento, ella me propuso la idea de viajar al extranjero para estudiar, cómo hizo Eros, pero me negué rotundamente. Mi corazón estaba aquí, en la frontera de los lobos, donde presenciaba como valientes lo
—Mi amor, apúrate, ya debemos presentarnos en la manada —expresó Ares con voz viril mientras metía las maletas en el carro. Gina dio unos pasos hacia él, enroscó sus delicadas manos en su cintura y apoyó su cabeza en su pecho mientras le susurraba. —Este lugar se convirtió en mi hogar, los meses que vivimos aquí fueron los más maravillosos de mi vida. —Ella tenía la mirada perdida en ese hermoso rincón mágico, donde su amor floreció por su mate, como la vegetación en primavera. Ares entrecerró los ojos y esbozó una tierna sonrisa, estirando su mano derecha para acariciar el mentón de Gina, obligándola a mirarlo. —Para mí también fueron los momentos más románticos y apasionados que he experimentado, —susurró él con ternura—. Si dependiera de mí, viviríamos juntos aquí, en medio de este bosque mágico. Pero tenemos un compromiso con la reina, llevan dos meses esperándonos en la manada Amanecer, y debo ver a mis guerreros y asegurarme de que todo esté en orden. Gina asintió con compre
Ares, después de su llegada a la manada Amanecer, salía en la mañana para su oficina, cuidadosamente evaluar quién podría ser digno del puesto de beta. Tras la partida de Danna, y en las ocasiones en que Ares no estaba presente, Euclides asumió el liderazgo de la manada y se convirtió en el principal consejero de Ares. Sin embargo, el comportamiento reciente de Iris, la hija de Euclides, generó dudas en el alfa. A pesar de su confianza en el hombre, el alfa prefería ser él quien tomara las decisiones en asuntos cruciales para la supervivencia y prosperidad de la manada.Una semana después. Ares regresaba a la casa para cenar, al llegar, se dirigió apresuradamente hacia su habitación. Sin embargo, al abrir la puerta, buscó a su esposa, pero no la encontró, cuando iba a dar unos pasos para salir, la puerta se abrió de repente, y allí apareció Iris con un pastel en la mano—Hola, mi amado Ares —susurró con una sonrisa juguetona, mientras movía sus caderas de manera seductora—. Estaba ocu
En la mansión Willfón, Gina se esforzaba por adaptarse a su nueva vida. Sin embargo, estaba un tanto resentida con Ares debido a que él se había comprometido a encontrar a alguien que la ayudara a tomar clases de defensa personal, pero hasta ese momento, le decía que aún no había encontrado a la persona adecuada. Ella se encontraba en el jardín, sintiéndose aburrida mientras observaba las flores. —Mi niña, ¿qué haces sola aquí? —sorprendió a Gina la voz cariñosa de Hécate, quien había llegado de visita a la mansión. Había preguntado por la joven y le habían informado que estaba en el jardín, así que se dirigió hacia allí para ver cómo se encontraba desde su llegada a la manada. —Abuela Hécate, qué alegría verla. Nada especial, solo contemplando las hermosas flores que crecen en este jardín —respondió Gina tímidamente, pero su expresión seguía reflejando cierta ansiedad. Hécate notó de inmediato el semblante pensativo de Gina y dio unos pasos hacia ella y se sentó a su lado. —¿Qué p
Gina dio un gran suspiro de alivio cuando observó a Iris alejarse, sus manos aún le temblaban. Volvió la mirada hacia Helena, quien ajustaba el arco en su espalda antes de prepararse para partir. Con voz llena de gratitud expresó.—Gracias, Helena. No sé qué habría sido de mí si no hubieras llegado.Helena la miró en silencio durante unos instantes y, sin decir palabra alguna, comenzó a caminar. Gina, sintiendo la necesidad de hablar con ella, salió corriendo detrás de ellas.—Helena, por favor, espera. —Suplicó con voz agitada—. De verdad, si no hubieras intervenido, no quiero ni pensar que me hubiera hecho esa loba desquiciada.Helena se detuvo abruptamente y se volvió hacia Gina, quien la mirada ansiosa.—Te ayudé por pura casualidad, porque simplemente pasaba por aquí en ese momento. —Declaró con un tono sarcástico y una expresión grave—. Mi consejo sería que te mantengas alejada de esa mujer. Conozco a su tipo, no tienen remordimientos, y no dudarían en usar la violencia. Y, por
A escasos metros de la mansión Willfón, dos mujeres escuchaban los murmullos distantes de personas. Helena interrumpió su paso y, con una mirada decidida, se dirigió a Gina. —Hasta aquí te acompaño —Vociferó y le señalo el camino con un dedo—. Continúa recto y encontrarás la salida trasera de la mansión. Nos encontraremos aquí mañana, después del mediodía. —Helena, al final resultaste ser una buena persona —agradeció Gina con una sincera sonrisa—. Bueno, nos vemos mañana. Helena le dio la espalda y comenzó a retroceder por el mismo camino por el que habían caminado. Antes de dar el primer paso, le aconsejo con voz fría. —Recuerda, que no debes demostrar debilidad frente a los demás. Deja de llorar y habla con determinación en tu voz —sin esperar respuesta, inició su marcha sin mirar atrás. Gina avanzó, absorta en sus pensamientos sobre los cambios que necesitaba implementar en su vida. Sabía que si no lo hacía, su existencia seguiría siendo un ciclo repetitivo en el que alfas domi
—Amor, ¿no tenías trabajo y reuniones esta tarde? Me imagino que mi descuido retrasó tu gestión de alfa. —Sus palabras salieron con una nota de pesar, consciente de que había causado un inconveniente en su ocupada agenda. Sabía que su esposo tenía una jornada importante de reuniones y auditorías. Se preguntaba cuánto tiempo había estado esperándola allí, de pie, con una expresión lujuriosa en su rostro. Ella agradecía la discreción que le brindaba estar sumergida en el agua. De lo contrario, habría visto la reacción que su presencia desnuda despertaba en su cuerpo.Los intensos ojos verdes de él la observaba fijamente, mientras metía los pies en el agua tibia y se colocó detrás de ella, apoyó su espalda contra su pecho. Se quedó callado un momento antes de respirar hondo y decir.—El trabajo de la oficina puede esperar, ahora quiero estar contigo.—Está bien.—No sabes lo asustado que estaba, si te hubiera pasado algo en estas tierras que no conoces, nunca me lo perdonaría. —La rodeó