Capítulo 51

A la mañana siguiente, Gina se despertó temprano. Sus ojos estaban pegajosos debido a las lágrimas derramadas la noche anterior. Se frotó las lagañas y, al girar la cabeza, vio al lobo que por primera vez en tres años la hacía sentir segura. Recordando a Eos, se inclinó como un resorte y se levantó con cuidado de la cama, dio varios pasos en cuclillas hacia la puerta. Estaba a punto de abrir el pomo de la puerta cuando la voz profunda de su mate la detuvo.

—Mi amor, ven a la cama. Aún es temprano. Ven aquí, necesito tu cuerpo cerca del mío. Tengo frío —soltó Ares adormilado.

Gina parpadeó varias veces al escuchar a su lobo perezoso. Se dio media vuelta, con el corazón latiendo sin freno. Emocionada por ese gesto de cariño de su mate, le respondió con timidez en la voz.

—¡Ares! Tengo que ayudar a mi mamá con el desayuno y luego atender a la princesa.

—Mi amor, no quiero despertar solo. Desde hoy, no trabajarás. Voy a hablar con Danna sobre ti. Además, cuando terminemos los pendientes q
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