Danna sentía que el corazón se le quería salir por la boca. La idea de perder a Eros la llenaba de angustia, y además, su hija se encontraba en medio de una batalla de lobos, ella estaba completamente inmovilizada.—Esa es la prin… cesi… ta… ¿Es la princesita? —logró articular Duncan.Danna salió del trance y lo miró. Sus ojos se encontraron brevemente con desasosiegos. Sin embargo, su atención se desvió rápidamente cuando volvió a escuchar la vocecita de su hija. Giró la cabeza hacia dónde provenía el sonido, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.—Zeus, apúrate, vamos donde papi, debo ayudar a papi —el gran lobo gris la llevaba con cuidado, esquivando a los renegados.Orión también escuchó a la princesa y corrió a toda velocidad hacia ella. Sus sentidos agudos captaron la amenaza inminente antes de que sus ojos pudieran confirmarlo. Vio a un lobo renegado detrás de Zeus, a punto de saltarle encima. Sin perder ni un segundo, Orión se lanzó hacia adelante.Con una agilidad impres
Con un plan cuidadosamente coordinado, Morgan utilizó su poder de aire para confundir a la aterradora criatura, mientras que las ninfas del bosque entonaban una melodía de aves que tenía un efecto tranquilizador sobre ella. Juntos, lograron someter a la Manticola.Una vez que la criatura estuvo bajo las influencias de las ninfas, la condujeron hacia las profundidades del bosque, devolviéndola al lugar donde originalmente había surgido. Con la ayuda de la bruja blanca, convocaron al poderoso dios Helio. Este antiguo ser divino intervino y, con su inmenso poder, selló la cueva con una fuerza aún mayor, asegurando que nadie más se aventurara a liberar a la criatura maligna en el futuro. De este modo, la Manticola quedó condenada a desaparecer con el paso de los años.Edon frunció el ceño con preocupación al presenciar cómo se llevaban a su querido monstruo. La furia y el desconcierto se reflejaron en sus ojos mientras la Manticola era alejada. Sin embargo, su inquietud se intensificó cua
Eurides, al escuchar los aullidos de victoria y la celebración que realizaban los lobos de su manada por la caída del enemigo, no pudo esperar el regreso de su familia y decidió partir hacia la frontera. Rogó a Gina que lo acompañara. La joven, que no había salido de la manada desde que mataron a su papá cuando ella tenía 18 años, aceptó la propuesta. El camino fue largo, pero finalmente llegaron a su destino.Al amanecer, Maya partió con algunos lobos salvajes y el cuerpo de Zeus hacia la región del norte.Duncan se encontraba confundido, sin comprender lo que le estaba sucediendo. Durante la batalla, experimentó momentos en los que un agradable aroma a flores silvestres lo envolvía, para luego desaparecer misteriosamente. Continuó luchando con la adrenalina del momento, pues su deber primordial era actuar como Gamma y Guerrero. Ahora, que la batalla había acabado y el lugar estaba tranquilo, decidió descifrar el origen de ese inusual aroma, rastreaba el lugar, pero parecía que se ha
En la reunión, todos volvieron a su forma humana, después que los reyes se colocaron sus túnicas, Danna proclamó. —Los alfas que habían sido despojados de sus tierras les serían devueltas. Mañana sus manadas pueden retomar el camino a sus tierras.Los aplausos y agradecimientos resonaron el lugar.—También declaró que la manada Vilkas sería dirigida por mi Beta, Maya Willfón, hasta que la princesa Eos esté lista para asumir como alfa de esa manada. —Danna tomó esta decisión porque la manada se encontraba en medio del bosque de criaturas mágicas, y creía que era el momento adecuado para que su gente de la colonia saliera de su escondite y fuera libre en ese bosque, donde vivió su madre.Minutos antes, Eurides estaba sentada con Eos en las piernas. La niña estaba admirada por las palabras de sus padres, embelesada, no dejaba de aplaudir. Sin embargo, en un instante, Eurides se giró hacia Gina para ver cómo era llevada por Ares. Su rostro se llenó de alarma y se levantó de golpe, cargan
Al amanecer, unas camionetas negras esperaban a la familia real en las afueras del campamento. Todos se prepararon para abandonar ese lugar y regresar a sus hogares. Mientras que en la manada la multitud esperaba ansiosamente a sus monarcas, fueron recibidos con aplausos y bendiciones. Ya en la mansión, Danna acompañó a Eros a su habitación para que pudiera recuperarse por completo. Tenían la responsabilidad de gobernar dos vastas regiones, y eso requería que se desplazaran constantemente de una manada a otra.Un mes después, Ares llegaba con el informe de la región del norte. Los reyes estaban pasando una temporada en la manada azul porque Eros no se sentía bien.—Eros, mi vida, no puedes continuar así. El médico viene en camino a revisarte —le susurró Danna preocupada, mientras le pasaba la mano derecha por la espalda.Eros tenía la cabeza clavada en el inodoro, llevaba días con el estómago revuelto y todo lo que comía lo mandaba al baño.—Mi reina, no te preocupes por mí, —respondi
Gina, abrumada por una intensa sensación de vergüenza, hizo un esfuerzo sobrehumano por apartar la mirada de esa loba, cuyo cuerpo estaba completamente desnudo. Sus pies parecían enraizados en el suelo y no sabía qué hacer. —¿Por qué me haces esto después de invitarme a tu habitación? Luego me tratas mal, Gamma Ares, no merezco que me trates así, no es de caballeros—balbuceó Helena mientras se colocaba la vestimenta. Ares solo fijó sus ojos en la pequeña joven que estaba en la pared del frente de su habitación, No entendía por qué ella estaba allí, pero notó que su mirada se movía de arriba abajo en un gesto inquieto. Frunció las cejas, y tras un profundo suspiro, expresó a Helena su desconcierto en voz alta. —¡Helena! ¿Quién te dijo a ti que soy caballero? Te has fijado que comandó a un grupo de guerreros, mejor márchate no quiero seguir perdiendo mi tiempo contigo. Helena lo fulminó con una mirada cargada de rabia y camino por el pasillo esparciendo chispas de enojo. Ares se rec
Ares, con paso decidido, llegó al viejo roble y buscó sus vestimentas, camino hacia la mansión y se adentra, subió las escaleras y camino el pasillo hasta llegar a su habitación, su mirada recorrió la estancia sintiéndose vacío, y un suspiro escapó de sus labios mientras se dejaba caer sobre la cama con una mezcla de emociones en su interior. La sorpresa inundó sus sentidos, pues ahora comprendía que el destino lo había unido a su mate por casualidad, no porque hubiera percibido el vínculo. La idea de ser la pareja destinada de esa pequeña loba que había aparecido en su vida de forma inesperada lo llenaba de incertidumbre y deseo. En la penumbra de la habitación, Ares buscaba en su mente la manera de acercarse a ella sin despertar temores ni desconfianza. Su corazón latía con fuerza, y mientras se sumía en sus pensamientos, sabía que el camino hacia el corazón de su inesperada mate sería un desafío que estaba dispuesto a afrontar con paciencia. La mañana siguiente, Ares se despertó
En el bosque, cerca de la manada Vilkas, corría una mujer exhausta, con sed; sentía que su cuerpo no podía más. A pesar de ser bruja, no escapó de la maldad de un lobo malicioso que la atrapó desprevenida y castigó para servir como esclava en la cama. Corrió sin rumbo, no tenía aliento. Había corrido toda la noche, cansada y sin visión, se lanzó al pie de un viejo roble.Al amanecer, Huldra salía por el bosque a estirar las patas. Corrió a toda velocidad hasta el límite de la manada y se subió a una montaña. Maya tomó el control para observar la entrada del sol. Después de estar ahí un largo rato, cuando se iba a transformar, observó a lo lejos a perros rastreadores que venían hacia su dirección.—¿A quién estaban buscando? —giró la vista hacia un extremo y vio a una mujer recostada al pie de un viejo roble. A toda prisa bajó de la montaña. Al llegar a su altura, se agachó. Parecía que estaba muerta. Le tomó la mano y colocó dos dedos en la muñeca. Pudo notar que estaba viva. Con rapi