Capítulo 29

Eros y su grupo de gammas llegaban a las inmediaciones de la mansión real y se adentraron al salón de reuniones. Mientras el ambiente se llenaba con discusiones y propuestas para salvaguardar la región, un silencio reverencial se apoderó de la sala cuando la puerta se abrió con suavidad y la reina hizo su entrada. Los murmullos cesaron y uno a uno, todos los presentes, se pusieron de pie, rindiéndole el respeto que merecía. La reina, con una sonrisa cálida en los labios, correspondió los saludos de los gammas.

Eros colocó una silla a su lado y con una sonrisa dibujada en su rostro expresó.

—Mi reina, por favor siéntese aquí —con voz ronca y varonil. Danna tragó saliva y se sintió medio avergonzada por esa muestra de afecto hacia ella delante de los demás guerreros. Hasta le dieron ganas de abrazarlo. Tomó aire y caminó hacia el asiento que le ofrecía.

Los gammas, por otro lado, estaban felices de ver la interacción de ambos. Se veía que eran una pareja destinada y que no mintieron en
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