Luego de unos días mucho más tranquilos, en donde Daryl se portó como ese príncipe azul que Zoe soñó, las cosas entre ellos van mucho más tranquilas. Por la mañana, Daryl se va un poco más temprano que de costumbre, porque debe pasar por la obra del hotel y reunirse con los accionistas del proyecto. Zoe se prepara para su día, colocándose un traje de pantalón y chaqueta, sobre estos se coloca un hermoso abrigo largo blanco y baja para su desayuno. En la cocina está Rita revolviendo huevos y a Zoe se le hace agua la boca. —Buenos días, señora —le dice la muchacha con una sonrisa y Zoe se la regresa. Pone frente a ella un plato de huevos con jamón, tomate y un par de tostadas, Zoe come en silencio, mientras revisa las noticias como cada mañana. Para cuando termina, le agradece a Rita y se prepara para ir a la oficina. En la entrada, Robert la espera con su impecable traje negó, para Zoe no le queda bien. Y no porque no se vea bien, sino porque no pareciera su estilo. Cada vez que Zo
Luego de dos días de observaciones en el hospital, el médico decide darle el alta a Zoe, con las indicaciones de reposo al menos por una semana. Carlo está allí, esperando a que Daryl y ella salgan de la habitación, pensando en que Zoe no lo ha tenido fácil el último tiempo. Mientras, dentro, la pareja está en silencio. Daryl la ayuda a vestirse con mucha delicadeza, pero a Zoe le entra la desesperación. —No me voy a romper —le dice cuando trata de meter el pantalón sin rozarla—. Además, las piernas están bien. —Pues… no es lo que dice ese moretón en la rodilla. —No me duele —Zoe toma el borde del pantalón, se lo sube y se calza los zapatos sin ningún cuidado, ganándose una mirada reprobatoria de Daryl—. No me mires así, ya quiero irme a casa, odio los hospitales, me traen malos recuerdos. —Pues vas a tener que aguantarte, porque resulta que aquí es donde descartaron que el accidente no tuvo secuelas graves. —¿Y tú crees que eso fue un accidente? —Daryl se tensa, pero Zoe no se
Es el último día que Zoe esperaba quedarse en casa, ya podrá volver a la empresa y eso la tiene de excelente ánimo, porque detesta estar allí. Aunque Daryl le había mandado parte del trabajo, no es lo mismo que estar en la empresa, porque si necesita algo, puede pedirlo enseguida. Está sentada en la sala, al lado de la chimenea agarrando calorcito y con una taza de té con leche entre las manos, pensando miles de cosas, todas buenas. Una de ellas es la manera en que su matrimonio poco a poco está tomando el rumbo que cualquier matrimonio por amor podría tomar. Desde fuera, por la ventana, Robert aparta la mirada de la laptop para observarla de vez en cuando, sintiendo que muere un poco cada día, pero al menos ella está viva, no como… Por la radio, le avisan que Daryl ha llegado, sacándolo de esos recuerdos dolorosos, así que decide ponerse de pie e irse a su departamento cerca de la entrada, porque puede que le guste ver a Zoe feliz con el amor de su vida, pero eso no lo vuelve un m
Se separan con algo de mala gana porque adoran darse amor a cada momento, él se ha vuelto un adicto a los besos de su esposa mientras que ella a todas esas muestras de amor, porque le dicen que de alguna manera está regresando ese chico dulce al que dejó de ver de manera tan abrupta.Se dedican a cenar y Daryl le dice todo lo que harán en París, como caminar por los lugares más tranquilos, visitar el Louvre o ir a la biblioteca nacional, también podrían ir a otra ciudad para sentir más la magia.—Tal vez podamos quedarnos un par de semanas para disfrutar sin problemas, quisiera mucho mostrarte lugares que para mí son especiales, en verdad me ilusiona compartirlos contigo.—Y a mí me ilusiona poder hacer esto contigo —le dice terminando de comerse el postre de Daryl, porque el suyo no fue suficiente—, siento que es una manera de conocernos más… de ser más felices —le acaricia el rostro a su esposo y él retira los platos de la cama.Vuelve a sentarse a su lado, pero esta vez para abraza
Regresa del viaje a ese sueño con una sonrisa leve. Antes de sacar la pastilla de su compartimento, busca por internet si el medicamento es dañino para el bebé. Cuando se asegura que no, le coloca la pastilla en la boca y la ayuda a beber agua fresca. —Pelo… trenza —insiste ella. —¿Quieres que te trence el pelo? —Sí… calor. —¿Y yo cómo hago esto? —dice enterrando el rostro en la cama con frustración. Otra vez, recurre a internet y busca una trenza sencilla, toma el cepillo del tocador y comienza a peinarla con mucho cuidado de no tirarle el cabello. Le hace una trenza a cada lado y se sentiría orgulloso de su trabajo si no fuera por el estado de su esposa. Le retira los paños, los enfría nuevamente y se los coloca. Le acerca un vaso con agua y la invita a beber. —Amor, tienes que tomar otro poco. —No vayas… —le dice ella a la nada—. Daryl, no quiero… quedarme sola… ¡Déjenlo, no! —lanza un manotazo al aire que casi tira el vaso y él lo deja a un lado. —Amor, estoy aquí, no me
Con el corazón apretado los dos se despiden, esta vez Zoe desde la cama, porque Daryl insiste en que hace mucho frío y ella está débil.—Te llamaré cuando esté en el avión, cuando aterrice, cuando llegue a la empresa y todas las veces que sean necesarias, mi vida.—No exageres… —se ríe Zoe, deja otro beso en sus labios y suspira—. Pero sé que eso me encantará.Finalmente se separan y Daryl sale de allí con la intención de volver lo antes posible, porque no quería estar lejos mucho tiempo de ella.Zoe se queda pensando en que el mejor remedio para pasar esos días de soledad es con trabajo, después de todo ese siempre ha sido un buen refugio.Los días pasan y ellos se mantienen comunicados, pero la necesidad de verse se vuelve cada vez más grande. Por esa razón, Zoe está pensando seriamente en ir a Francia sin avisarle a su esposo y así poder darle una sorpresa.Está pensando en eso, cuando aparece el nombre de su esposo en la pantalla. Le responde feliz, porque esa debe ser una de sus
«Su esposa está embarazada.»Aquellas palabras rebotan en su cabeza una y otra vez.Tal vez un puñetazo de Robert lo habría impactado menos, tal vez caerse por las escaleras o el haberse lanzado desde la azotea habría sido menos doloroso que aquellas palabras.Zoe estaba embarazada.Zoe estaba embarazada y enferma, y todo era por su culpa.—¿Embarazada? —pregunta para asegurarse de que oyó bien y el doctor asiente, sin dejar de mirarlo extraño.—Sí, de cuántas semanas no lo sabemos. Eso es algo que tenemos que corroborar, y esa información podemos obtenerla solo con ella, pero es un hecho que ella está esperando un bebé. ¿No lo sabía?—Ya le dije, no he estado en la ciudad… ella… —mira a Zoe sin dejar de sentir esa punzada de dolor en el pecho—, ella no me dijo nada.—Puede ser que tampoco lo supiera —trata de justificarla el doctor, porque no puede quitarse de la cabeza que ellos no están en los mejores términos—, de otra manera dudo que no se alimentara. Cuando despierte, avísenme d
Cuando Zoe corta la llamada con Carlo se siente mucho más animada. Puede que las cosas con Daryl estén malas y raras, pero al menos tiene el apoyo de su primo, que después de todo es lo único cercano a una familia que le va quedando. Cierra los ojos, coloca sus manos sobre el vientre y se deja llevar a esa cárcel eterna en que se ha convertido la mansión Marchetti. Aunque para ser honesta, esos días en el hospital Daryl se comportó bastante bien. No la dejó sola ni un solo momento, la alimentó y atendió como un esposo enamorado, dedicado, considerado, nada parecido a lo que había sido las semanas anteriores. Pero eso no puede evitar que todo el trayecto a la mansión sea en silencio, Daryl no deja de mirar a Zoe, pero ella no le presta ni la más mínima atención porque está por completo retraída en sus pensamientos, por supuesto sin apartar sus manos del vientre, porque ahora no puede pensar solo en ella. Al llegar a casa Zoe no puede evitar emitir un suspiro de resignación, el auto