La Venganza en Talla S
La Venganza en Talla S
Por: Nelpin
PREFACIO

Después de abandonar una relación amorosa turbulenta, ella se ha esforzado mucho, no ha dejado de hacer ejercicios desde que nació su hijo. Durante un tiempo ha ocultado su cuerpo con ropa holgada, no se ha dejado ver por nadie, de no ser por su nana, su entrenador personal y su tío. Su entrenador le ha impuesto una dieta estricta para que ayude a los ejercicios. Ella ha logrado adelgazar, pero con resultados nada agradables.

— Tú puedes Sara, ten ánimo, solo recuerda que después de tu embarazo quedaste pesando trescientas libras, toda esa grasa se ha extinguido, ahora solo pesas ciento cincuenta libras, es un gran avance. Solo un esfuerzo más y llegarás a tu meta.

—¡Voy a lograrlo, voy a ser fuerte! Este sacrificio no es inútil, he llegado lejos, no puedo retroceder. 

—Concéntrate en aquello que te motiva y lo lograrás.

Tras los meses de arduo esfuerzo, únicamente reinaba un pensamiento y era ser otra, una mujer que Aarón no quebrante, una que sepa defenderse de sus humillaciones y amenazas, aunque su alma se pierda en el intento, en su mente solamente tiene un nombre y un rostro que quiere destruirla. Al subir a la balanza cerro sus ojos, un temor la invadió, deseo con todo su corazón que su peso fuera el ideal.

—¡Enhorabuena! ¡Mira lo que has conseguido! Adelgazaste mucho. 

Sara está nerviosa, quiere que su sueño de adelgazar se cumpla, abrió sus ojos cuando vio ciento veinticinco libras, sus ojos se cristalizaron de la emoción, por fin lo ha logrado. Al verse en el espejo no era lo que esperaba. Al quitarse la ropa, vio que tenía mucha piel colgando. Eso no lo esperaba. Se reprochó a sí misma por qué la vida se ensañaba con ella.

Charlie llegó a España, quiere ver los logros de su sobrina, al entrar fue informado de que su sobrina había alcanzado su meta, así de paso se daría un poco de espacio con lo que siente por Fabricio. Quien no tomó bien el beso que él le dio, ese jovencito se le ha metido en su cabeza, que cada día lejos de él es una tortura, desea saber qué hace a cada instante. Se apresuró para poder viajar y por llegar a la mansión y ver a sobrina, fue recibido por Francisca, que al instante le cuenta que está preocupada, ya que Sara tiene varios días encierro. Charlie se apresura a tocar la puerta del dormitorio de la joven.

—Sara, abre la puerta, tenemos que hablar, soy tu tío. —grito en varias ocasiones.

—No me siento bien, tío, ven más tarde, estoy acostada. Saludos. —su voz está aturdida.

—¡Que pasa contigo, déjame verte y ver cuál es el problema! Todo tiene solución, no te frustres tu sola, ahora tienes familia.

Sara abrió la puerta, su tío entra, el dormitorio está en total oscuridad, Charlie a tientas entra en la habitación, ella está envuelta en una sabana, no le gusta que nadie mire su cuerpo con poca ropa, él avanzó hasta llegar a la lámpara de mesa la cual encendió.

—Tío no me mires ¡Por favor! Me da vergüenza, estoy horrible.

—¿Qué tienes? Estoy preocupado por ti, el entrenador me dijo que llegaste al peso deseado, y mírate encerrada sin querer ver a nadie.

—Es que no especule con que quedaría de esta manera. —ella llora— No es lo que quería, estoy horrible, no puedo salir así.

Ella se dirigió al interruptor de la luz y la encendió, Charlie de inmediato nota el problema y de porque ella se siente avergonzada. Se puso de pie y la abraza, Sara lloraba en su hombro como una niña quebrantada. Lo necesitaba con urgencia, desahogarse, porque sentía que se ahogaba reteniendo esas ganas de llorar.

—No te preocupes, contrataré a los mejores cirujanos, que arreglen este desastre, aunque me gaste hasta el último euro. Cuenta conmigo, lo debo a tu madre, nunca vuelvas a llorar ni a sentirte menospreciada por nadie.

—Gracias, tío, no sabes todo lo que he sufrido.

Sara experimentó muchos cambios debido al excesivo peso que de manera abigarrada obtuvo, ahora todo su cuerpo tiene piel extra que le cuelga por todos lados, en sus brazos, sus piernas y abdomen, papada y cuello. Todo eso la tiene al borde de la depresión. Ella pensó que, al bajar de peso, tendría el cuerpo perfecto que todo hombre desea, pero el resultado fue muy diferente.

Charlie se ocupó de contratar a un cirujano plástico y, de manera incógnita, se preguntó para qué le practicará la abdominoplastia. Pagó un buen billete para que hiciera un trabajo profesional y con buenos resultados. Quería que ella se amara así misma y que luchara por su hijo, ya que se dio cuenta de que su marido la está buscando y esta vez está más cerca de lo que se imagina.

Le practicó también una operación gástrica para reducirle el estómago y así ella pueda comer menos y mantener el peso. Fue largo los meses de recuperación y de cirugías, en las cuales llegó un momento en que quería renunciar a todo, pero su hijo le daba las fuerzas para seguir adelante. No podía darse por vencida, su hijo la necesita. Charlie le dijo que uno de los hombres que había contratado Aarón estaba a punto de dar con ella, y trató de despistarlo, pero no podrá ocultarla por siempre. Ahora su prioridad es proteger a su hijo, que es lo que más le importa.

Mientras se recupera de las cirugías, sus lágrimas se han secado, su manera de pensar es otra, su tío le ha ayudado a tener temple ante otras personas, no dejándose intimidar. Practica su nuevo acento español y su voz ahora es más firme y segura, que cuando habla su autoridad se transmita por la potencia que tenga al hablar. Le costó al principio, pero después de unos meses logro perfeccionarlo. Su cabello castaño claro y sus ojos de color azul con los lentes de contacto.

El cirujano le quitó las vendas y la revelación por fin llegó. Charlie y la nana la esperan en la sala para ser los primeros en ver la nueva y mejorada Sara. Ambos están nerviosos y emocionados de ver todo el esfuerzo que han hecho para que ella se sienta bien consigo misma. Charlie sabe que si ella logra amarse podrá llevar a cabo todos sus objetivos.

Sara es una mujer segura de sí misma que tiene una respuesta para cualquier pregunta que le hagan, no importando el tema y lo mejor que sabe defenderse muy bien. Mientras le arreglan el cabello, ella practica su tono de voz, su nuevo cuerpo, luce una provocadora minifalda con un top que cubre sus gemelas, dejando ver su vientre plano, también deja ver unas torneadas piernas que nunca en su vida pensó lucir. Se mira una y otra vez al espejo cuando la maquillista termina de darle una apariencia fresca en su rostro.

—Señora, se ve hermosa. Su cuerpo luce fantástico.

—Gracias, tu trabajo en el maquillaje es impecable, solo espero que sigas a mi lado por más tiempo.

—Siempre le estaré agradecido, señora, por lo que hizo por mi madre.

—No quiero que me pagues nada, siempre te lo he dicho y no tienes ninguna deuda conmigo.

—Le agradezco mucho, señora. Está a punto de revelarse, la audiencia la espera.

Sara sonrió y, con pasos seguros, salió de la habitación, sin hacer sonar sus tacones altos, la joven la considera una heroína, a pesar de ser una mujer de carácter fuerte, tiene un gran corazón.

Bajando los escalones con gran elegancia, mostrando casi todo su cuerpo, en la mayoría reconstruido por uno de los mejores cirujanos, también se sometió a una rinoplastia, porque su nariz era pequeña y tenía problemas de respiración, dándole la forma de la nariz griega, su tabique completamente recto. Su nariz no tiene curvas ni baches y generalmente tiene fosas nasales, lo suficiente anchas para respirar. Dándole a su rostro una belleza diferente a la que poseía antes.

—¡Muy bien que les parezco! —dando la vuelta de cuerpo completo, para que aprecien cada parte de él.

—¡Guau! Sobrina, eres una diosa, estás bellísima e irreconocible, ¡Te juro que si te miro en la calle no te conozco!

—Mi niña, estás hermosa ni yo te reconocería.  ¿Estás segura de que esto es lo que quieres?

—Si, nana, no hay vuelta atrás, ya hice muchos sacrificios, y la venganza ha consumido mis huesos, ¡El momento de estar frente a él, llego! Volveré a ese pasado que me hizo tanto daño, solamente que ahora soy otra persona, más fuerte y con más carácter, una mujer que no le agacha la cabeza a nadie y menos a él.

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