Como toda madre, quisiera estar junto a su bebé y verlo crecer día a día, pero la venganza la ha segado por completo, solo vive para hacer pagar a Aarón por todo lo que le hizo en el pasado. Solo necesita una pequeña provocación para volarle la cabeza, aunque ahora que es líder de la mafia, le será imposible hacerlo, pero él no huirá de su ira, esta vez se enfrentará a su peor pesadilla.
*Al día siguiente*
—¿Me podrías encontrar un conjunto que sea blusa y pantalón? Solo llevaré mi arma pequeña. ¿Me guardas la navaja? Después de lo de aquel día no creo que se atreva a algo conmigo.
—Tenga mucho cuidado, aunque sepa defenderse, recuerde que es mujer, y las fuerzas de un hombre lo superan. Le recomiendo que nunca permanezca sola con ese tipo.
—No te preocupes, voy a cuidarme.
Después de que se vistió, Lucia le hizo una coleta alta y le maquillo de forma natural. Al verse al espejo, muchos pensamientos cruzaron por su mente. Uno de ellos es volverlo loco con el juego de la seducción. Ahora ella no es aquella chica ingenua que él se aprovechó.
—Lista, señora.
—Gracias, Lucia, que haría sin ti. No le abras a nadie y no des razón a nadie sobre nosotros.
—Despreocúpese, pediré servicio a la habitación.
—Disfruta de la suite, todo lo que hay aquí lo puedes usar a tu antojo, en la noche te llevaré algún sitio para que nos divirtamos.
—Gracias, señora.
Salió de la suite con su bolso de mano, hasta llegar al grupo de cabildeo donde Charlie la espera. Sonríen al mirarse. Ambos saben que la verdadera prueba está por comenzar. Sara tiene que jugársela para entrar en el negocio que gobierna su expareja.
—Estás lista, sobrina.
—Más que nunca, tío.
Charlie siempre camina con su gente de seguridad, que lo cuidan a la distancia, solamente dos caminan junto a él, al igual que Sara, ella solo tiene a uno, pero muy eficiente, dispuesto a todo por ella.
El hijo de Paolo, de dieciocho años, sufrió un accidente automovilístico, donde quedó grave, Sara al darse cuenta de lo que le pasaba, ya que lo miraba muy distraído, le dio licencia de ir hasta México y que se estuviera hasta que su hijo se recuperara, además le dio dinero para todos los gastos que su hijo tenía.
Él le juró lealtad a ella, es un experto en artes marciales del Ken-jitsu, y un francotirador, experto en armamento pesado. Él es la sombra de Sara, cuando ella está en la calle, las personas fieles a ellas se los ha ganado a pulso.
Ella suspiró al llegar al edificio en el que se encuentran los negocios de su verdugo, su tío le tomó del brazo para incitarla a caminar. Los hombres de Aarón vigilan el edificio de diferentes ángulos. Ella miró las cámaras de seguridad, se imaginó que él ya la vio entrar.
—Desde ahora cuida tus palabras, Aarón se rodea de gente peligrosa, enfócate en entrar al negocio. Él tiene ojos en todas partes.
—No te preocupes, lo tengo claro.
—Por aquí. —un hombre le salió al encuentro, llevándolos hasta un ascensor, al entrar digito unos números, y en eso la parte de atrás del ascensor se abren, asustándolos a ambos— Síganme.
Entraron en un pasillo que conducía a una doble puerta, que se abrió antes de que ellos llegaran a tocarla. Una enorme oficina moderna con muebles costosos y un minibar en una de las esquinas y un gran escritorio.
Sara se aferra a su tío al entrar a la lujosa oficina que tiene Aarón, mira cada detalle, pero su mirada se fue directa a la de él que la mira sin pestañear, una mirada asesina a la cual Sara no ha podido olvidar, aunque ahora le hace frente, haciéndose la indiferente y glamurosa.
—¿Qué hace esa mujer aquí? —Aarón golpea el escritorio, su ira lo supera.
—¡¡Cálmate!! Ella viene conmigo.
—Sé que viene contigo, pero qué demonios hace aquí, que se vaya de mi presencia.
—Ella es la otra socia de quien te hable.
—¿De qué demonios hablas?
—Ella es la Amazona, ¡me imagino que ya has oído hablar de ella!
—No quiero mujeres en mi negocio. No me interesa.
—Señor Palmer, va a tener que aguantarse, porque usted ya ha firmado nuestro acuerdo, y no creo que le convenga que se le conozca como un hombre de doble ánimo.
—¿No le has enseñado modales a tu sobrina?, tiene una lengua muy afilada, que en cualquier momento me encantará cortarla.
Sara iba a contestarle cuando Charlie le apretó la mano para detenerla, ella está cayendo en el juego de Aarón, y eso le puede costar que él la expulse del negocio o la mate. Charlie se sentó junto a Sara en el mueble que está frente a un molesto Aarón.
—Ella es buena en los negocios, tiene el negocio de armas y sabe las mejores rutas en España, deja tu ego a un lado, y mira la prosperidad del negocio, esta mujer te conviene.
—Ella me desespera, su arrogancia me supera. —Sara está por decirle un montón de cosas cuando la mirada de su tío la calla de inmediato.
—Bueno, pero si no quieres trabajar con ella, entonces paga el monto que se estableció en el contrato, y ella se regresa a España y que se una a otra organización, a la del turco, por ejemplo, quien me envió una propuesta para ella muy buena. Como verás a ella le sobran ofertas.
Aarón sabe que el turco tiene buenos negocios, se quedó viendo a Sara, la que cruzo su pierna y lo miro con una sonrisa burlesca, le encanta sacarlo de sus casillas, un silencio incómodo invadió la oficina, él se sirvió una copa de vino, analizando la situación, la mujer lo desespera, pero no debe mezclar, el trabajo con lo personal.
—Se queda, pero con una condición.
—¿Qué condición? —dijo a secas, ella.
—Que harás todo lo que yo diga, sin queja alguna, no quiero que pienses, sino que obedezcas. —Sara se puso de pie, muy molesta.
—Estáis demente, soy una persona racional, no un títere tuyo.
—Aarón, eso es descabellado, ni yo estoy de acuerdo con eso. Mi sobrina es demasiado inteligente para ser tu sumisa.
—Lo toma o lo deja. —él se lleva la copa de vino a su boca y bebe. Se sirvió un poco de vino más, esperando la reacción de ella, Sara quería ahorcarlo en ese instante.
—En el trabajo acataré tus órdenes— si quiere entrar no le toca de otra— No hay ningún problema, pero fuera del trabajo no te meterás en nada de lo que yo haga, si quiero coger con cualquier hombre, espero no tener problemas de ningún tipo.
—Acaso eres una prostituta, que coges con cualquiera, solo eso me faltaba. —Sara quiso volarle la cabeza en ese instante, pero también se dio cuenta de que el hombre tuvo un arranque de celos— Por mí puedes revolcarte con quien quieras, no es de mi incumbencia.
—Perfecto, entonces tenemos un trato. —Sara se puso de pie, sonrió de manera pícara y tomo del brazo a su tío, se despidieron para salir de ahí, cuando Aarón los detuvo ya para llegar a la puerta.
—Tú te quedas, amazona. —ambos lo voltearon a ver— Te puedes ir Charlie, ella que se queda un rato más, necesito ponerla al corriente de los planes que tenemos.
—Entonces me quedo también. —insistió Charlie, Sara le apretaba el brazo, para que se quedara—Quiero conocer los nuevos planes, soy uno de los socios mayoritarios de tus negocios.
—Desde luego, no hay, problema. Quiero que mires el nuevo cargamento y me des tu punto de vista. —Aarón tomo el teléfono y marco un número— Te quiero en mi oficina. ¡Por favor, Siéntese, señora amazona!
Sara ignoró su sarcasmo y no se movió de donde estaba, junto a su tío, en eso entra Fabricio, quien al ver a Charlie un nerviosismo tomo control de su cuerpo, su rostro se puso rojo, que no se atrevió a verlo.
—¿Qué paso, hermano?
—Enséñale a Charlie el nuevo cargamento, sé que se enamorara de las armas que nos acaba de llegar. —Aarón lo dijo con segunda intención.
—Pero… estoy ocupado en otra cosa.
—Me encantaría ver ese cargamento, soy todo tuyo Fabricio. —rápidamente, dijo Charlie, interrumpiendo al joven.
Fabricio no le dio el rostro en ningún instante, Aarón noto el interés de Charlie y el nerviosismo de su hermano, lo observo para ver si su hermano tiene interés en él, al ver su rostro sus dudas se despejan.
—Tío… —Sara no podía creer que su tío cayera tan fácil en las artimañas de su expareja.
—Estarás bien sobrina, si este sinvergüenza se quiere pasar de vivo, Paolo está cerca. —Charlie le guiño un ojo y se marchó tras su presa.
—Por fin solos. —dijo Aarón, caminando hacia la puerta, colocándole el seguro, Sara noto lo que él hizo, si él intenta algo no dudará en usar su arma— Ahora, ¿Me puedes decir quién demonios eres? Tengo una especie de familiaridad contigo.
Charlie le había hablado de la amazona, sin embargo, le oculto que era su propia sobrina, Aarón sentía que esa mujer era como un carbón encendido en su trasero. No la soporto en la fiesta, mucho menos teniéndola a su lado en todo momento, a menos que le diera lección que la sometiera.—¡Tu nueva socia! —Sara lo analiza, su cerebro trabaja rápidamente.—Deja de pendejadas, sé que me conoces de antes, ¿acaso me has investigado? —ella se burla.—Tan importante te consideras, no te equivoques, mi tiempo es oro para perderlo en cosas de poco interés. —ella sabe darle donde más le duele. Su ego.Aarón tenía ganas de írsele encima, esa mujer necesita una buena lección, dijo entre sí, sabe que ella está armada, la mujer es peligrosa, pero la tentación es más fuerte, él se dirige a la barra y sirve dos copas, en una de las copas, hecho un polvo sin que ella lo notara.Sara siempre va a un paso delante de él. Sabe que él planea algo, así que no baja la guardia en ningún momento, al verlo venir c
Charlie no podía imaginarse como fue que ella terminó en la clínica, se imaginaba el peor de los escenarios, maquinaba que si Aarón la lastimó de nuevo no se lo perdonaría. —Aquí es. —dijo Fabricio al estar cerca del hospital privado. —¡Vamos a ver qué barbaridad hizo tu hermano! Entraron al hospital buscando información en recepción, le indicaron que esperaran en la sala de espera hasta recibir información por el médico que la atiende, en eso Aarón los vio y se les unió. —¿Qué demonios, pasó? —indaga Charlie, molesto. —Tu sobrina tuvo una convulsión. —¿Por qué? —Charlie está a punto de irse a los golpes. —Por culpa de una droga. —Qué carajos estás diciendo, ella no es ninguna drogadicta. —Le di ketamina. —se rasca la cabeza. —Pedazo de basura, como te atreviste. —Fabricio lo retiene para que no golpee a su hermano. —Ella me retó, es una malcriada, crees que me voy a dejar insultar por una mujer y que no reciba su merecido. —Imbécil. —Charlie le dio un izquierdazo que aven
Al llegar al club exclusivo, Charlie se sentó en la barra y pidió un trago, mientras degustaba su vino mirando fijamente el cristal de la copa, él no se sacaba de la cabeza a Fabricio, toma de un sorbo el contenido de la copa, cuando alguien se le sienta a la par. —Me costó dar contigo. —Charlie queda helado al oír esa voz, era tan familiar. —¿Qué quieres? —A ti. —¡Lárgate! Antes de que mis hombres te den un tiro en la cabeza. —Dame una oportunidad de explicarte. Te juro que si me escuchas… —¡¡Explicar qué!! Que te desapareciste con casi todo mi dinero, estás loca con presentarte ante mí. —No tuve opción. —Charlie golpea la barra llamando la atención de los que los rodean, mira a todos lados, tira el dinero sobre la barra y se marcha, la mujer que se ha presentado ante él es nada más que su amante por cinco años. Quien un día sin decir nada tomo su dinero de la caja fuerte, quien ella le robó la clave y se marchó desapareciendo. —Charlie, por favor, escúchame, solo eso te pido,
Aarón está ansioso para verle la cara de la amazona, para él esa mujer es todo un enigma, no la investiga porque es familia de Charlie y por código no es bueno meterse a problemas con la familia de algún socio, pero esa mujer saca lo peor de él. La ve a través de las cámaras de seguridad que está entrando en el edificio completamente sola, eso lo ve raro, pensó que Charlie le montaría todo un show reclamándole y todo eso, pero en vez de eso ella entra sola a su edificio. —Hermano, la sobrina del señor Charlie, ya llego. —Que entre, déjame a solas con ella. —Hermano, no vayas a hacer ninguna tontería. —No lo haré, solamente quiero hablar con ella. Fabricio solo hizo un ademán con la cabeza negativamente, abrió la puerta y Sara está parada del otro lado, ella le sonrió al verlo, a lo que él le devolvió el gesto, se hizo a un lado para cederle el paso. —¡Buenos, días, señorita! —Hola, Fabricio. —¿El señor Charlie no la acompaño? —Hoy no, tuvo una emergencia personal. —¿Él está
Una semana ha pasado desde que Fabricio vio por última vez a Charlie y su supuesta familia, desde ese día no se deja ver y cuando por casualidad se encuentran, él solamente lo saluda con respeto sin darle oportunidad de hablar a solas, quiere olvidarse de todo y tratarlo como un socio más de su hermano. Aarón se ha portado cordial con Sara, ahora que ella se está metiendo en lleno al negocio es más participativa, y al parecer las opiniones de ella tienen peso entre los demás, lo único que no le gusta es el acercamiento del alemán hacia ella. —Me enoja ver a ese alemán que parece perro detrás de ella. —¿De quiénes hablas, hermano? —Fabricio está con Aarón en la oficina, Charlie y Sara se acaban de ir. —De la amazona. —Ah, Christine, desde cuando tú la tratas como si fuera una desconocida y porque te interesa su relación, es una mujer atractiva, tiene derecho a dejarse cortejar. —Esa mujer me tiene intrigado, hay algo en ella que me es familiar, no sé qué, pero juro que lo voy a av
De inmediato él obedeció sin decir nada, Fabricio bajo las escaleras y se asomó por uno de los ventanales, Sara se mantuvo en el segundo piso, resguardada por Paolo. —¿Qué está pasando? —Paolo se comunica vía comunicadores. —Nos están disparando de diferentes direcciones, aún no sabemos quién. —Sara escuchó, no puede ser Aarón pensó. —Son los hombres de Albert, no supuse que la atacaría tan pronto, la vio vulnerable. —Fabricio subió hasta donde está ella, de inmediato le envió un mensaje a Aarón, mientras que Sara le notificó a su tío— Esta casa tiene alguna salida trasera. —Si la hay. —Paolo de inmediato les mostró el camino— Les haré tiempo para que se alejen, trataré de resistir hasta que vengan los refuerzos. —¡¡No, tú vienes conmigo!! —Señora, el joven Fabricio la ayudará, si nos vamos todos nos alcanzarán más rápido, mientras que si ellos creen que aún estamos en la casa los retrasaré un poco y eso les dará ventaja, joven Fabricio proteja a la señora. —No te preocupes, con
Robert arribó a su hogar de seguridad en el área de la playa, en un monumento de rocas, cuyo trayecto es sumamente difícil de alcanzar, a pesar de que posean conocimiento de las cuevas ocultas para alcanzar una rápida y sin estar escalando entre rocas filosas. El individuo hizo que las mujeres que atienden su hogar se trasladaron a su habitación a Lucía, quien no dejó de llorar en ningún momento. Ella optó por establecer una conversación con las damas que la acompañaban, sin embargo, no tenían la habilidad de hablar su idioma. La hicieron que se quitara la camisa que llevaba, para meterla en el jacuzzi. Lucía miraba a todos lados queriendo ver algo con que defenderse, porque ese baño sabe a dónde la va a llevar. Las chicas la empiezan a enjabonar y usar fragancias relajantes. Por un momento, olvidó su situación al oler y sentir lo tibia que está el agua. —¡¡Por favor ayúdenme a salir de aquí!! —las chicas sonreían y asentaban con la cabeza— ¿No me entienden? —No entendemos lo que e
Sara y Aarón llegan a la mansión, ella se baja apresuradamente. Era una tortura venir junto a él y no golpearlo. Su mirada lascivia la molestaba, pero lo que más le preocupa es la situación de Fabricio y Paolo. Casi al mismo tiempo llega el auto de Charlie, quien mostraba una expresión de inquietud. —¿Dónde están? ¿Tú estás bien? ¿Cómo fue que paso ese ataque? —Charlie revisa Sara. —¡Ella está bien, no exageres! —Aarón pasa en medio de ellos, separándolos, con un poco de molestia. —¡Tú siempre con tu mal humor! ¿Dónde está Fabricio? —Ha de estar siendo atendido por el médico, aún no sé su estado. —Él miró a Sara para que avanzara, ella solo le da una mirada asesina, no se va a doblegar con él. —Vamos tío, quiero ver a Paolo, para que me cuente qué le pasó a Lucía. Ellos entraron a la mansión, Aarón solamente volteo los ojos, y los siguió, enseguida buscaron a los heridos, uno de los trabajadores les indico la habitación de cada uno, Sara le dijo a Charlie que iría primero con Pao