Elisa se volteó mirando al tubo, afirmándose con una mano de él, mientras tomaba distancia para volver a menearse esta vez más marcado, bajando y subiendo con movimientos de sus caderas, cintura y piernas, mientras su otra mano peinaba su cabello desde su frente hasta atrás, volviendo a jugar en torno a su compañero de baile como si estuviera coqueteando con él. Cuando la música se puso más fuerte, con un solo brazo se afirmó del tubo para impulsarse y abrir sus piernas, paseándose de un lado a otro en el aire, dejando sus pies en el suelo para subirse por completo al fierro, esta vez enredando sus piernas para moverse a su antojo, usando sus manos para ir subiendo de a poco. Cuando llegó a la mitad, dejó de enredar sus piernas en el tubo para elevarlas y subir con ellas quedando de cabeza hacia abajo, volviendo su torso hacia arriba para que sus brazos fueran los que la llevaran hasta más arriba de la mitad para que sus piernas cruzadas la sostuvieran, echando hacia atrás su torso
Elisa se puso de pie, agitada. Respiraba profundamente mientras bajaba los escalones, sintiendo la mirada de muchos.Iba a necesitar un poco más de alcohol y tenía sed, así que fue hacia Igor primero para ir a beber lo que le quedaba de tequila margarita.—Estoy sin palabras… —comentó el rubio, mientras la veía dejar la copa sobre la barra.—Era la idea —le sonrió sin escatimar en ser coqueta, ya estaba en ese típico plan en el que se ponía cuando estaba on fire gracias al alcohol, el mismo estado que la llevó a convertirse en asesina. Se volteó para dirigirse hacia Andrei, tragaba saliva mientras se iba acercando, porque le temía a lo que había provocado en el castaño, pero la aceleraba y la ponía ansiosa. Además, ese último sorbo de su tequila le dio el valor que había perdido luego de bailar.El castaño la miraba acercarse, no importaba que estuviera con más personas alrededor y que todos quisieran saltar sobre ella, porque él era el único que podía ponerle las manos encima y todo
Elisa quería más de eso, quería que Andrei no se moviera de ahí.Él volvió a sonreír dentro de ese beso para abrir su boca y abarcar lo que podía, para cerrarla llevando consigo un poco de su piel para luego soltarla en forma de beso, haciendo ese sonido húmedo que logró que la excitación de Elisa se encendiera más. Ella apoyaba su cabeza en el sofá, abriendo sus piernas más relajadamente, una descansaba en la cima del mueble y la otra estaba recogida a la altura de la cabeza de Andrei, mientras seguía los movimientos del castaño allá abajo con sus ojos. Nunca pensó, ni en sus sueños más mojados, que el castaño le iba a dar sexo oral la primera vez. Se sentía tan bien, que ni siquiera podía hablar.¿Vergüenza? Jamás.Andrei llevó su lengua puntiaguda e intrusa a buscar el clítoris de la castaña, encontrándolo y oyendo un gemido ahogado de ella, imperceptible, pero pudiendo intuir la expresión de su rostro. Así que llevó uno de sus dedos para abrir los pliegues de su vulv’a y jugar
No estaba segura ni cómo ni cuándo se entregó a Andrei, no lo recordaba con exactitud, solamente recordaba que había bebido, que bailó y que posteriormente estaba en la gloria con el intimidante mafioso entre sus piernas, haciéndola sentir la mujer más deliciosa del planeta. Estaba ruborizada, y lo único que se repetía una y otra vez en su mente era que estaba intimando al fin, y que se sentía jodidamente estupendo.Él tomó sus manos y las llevó a su pantalón, quería que ella estuviera involucrada con él en el mismo espacio físico y que estuviera pensando lo mismo que él, no que se dejara comer por el nerviosismo. Elisa lo miró, él sonreía travieso y ella rió. Qué tonta era, no debía reír, debía lucir sexy.—Qué niña eres… —la regañó él con gracia.—Sí, no debería serlo —se puso seria, sacando sus manos del pantalón para acariciar su mejilla porque le gustaba hacerlo.Andrei la tomó de la cintura para incorporarla, sentándola sobre sus caderas mientras él descansaba su espalda en el
Comenzó a dominar ese beso y a incrementar el vaivén dentro de su preciado botín, comenzando a alejarse del hecho que podría dolerle, porque se sentía en la gloria al ser apretado con tanta vehemencia.Era un estímulo aún más grande viajar con sus manos a través de sus curvas y tocando sus atributos físicos; era simplemente perfecta y era suya. Iba a perderse en ella, iba a disfrutarla mucho e iba hacerla disfrutar a ella mucho más, porque solamente él iba a disfrutar de ella por completo.Aquel fuego que había sentido cuando la boca del líder mafioso le dio ese primer orgasmo maravilloso, volvió a tomar su cuerpo. Ahora sentía que podía satisfacer aquello que su cuerpo le pedía por primera vez, se sentía tan bien, que ella misma comenzó a moverse en sentido contrario a Andrei.Le arañaba la espalda para descargarse y abría su otra pierna, sintiendo incluso más las penetraciones de Andrei, y él le ayudaba también. Se sentía completamente expuesta, y estaba sintiéndolo incluso más ad
Elisa se sentía estúpida y boba. ¿Cómo rayos se había permitido sentirse enamorada hace apenas unos segundos, de una persona que era obvio que no sentía más que desprecio por ella? Era una idiota sin límite… Al cerrar la puerta, se cubrió la boca con una mano y corrió hacia la salida, no quería que nadie la viera, porque eso iba a hacerla sentir más humillada de lo que ya se sentía. Quería escapar, irse de allí y le importaba un cuerno si alguien del clan de Andrei la encontraba y le daba muerte, de hecho, era lo mejor que podía pasarle.Elisa corrió y corrió, a su alrededor no había más que gente vulgar y peligrosa, pero eso a ella poco le importó. Llegó a una esquina con un par de prostitutas a la espera de su próximo cliente y se sentó en la vereda de la calle, mirándose la cara interna de sus muslos, que tenían unas manchas descuidadas de sangre.Allí fue cuando lloró más fuerte, cubriéndose el rostro, porque eso era lo que el hombre que ella quería le hizo; le quitó lo único
Elisa sonrió apenas, mirando al suelo.—Perdón… —dijo entonces ella con voz apagada, volviendo a arrojar lágrimas. El chico rubio dejó de sostener su brazo para llevarlas hacia su rostro, había sangre en él y su estado era evidente. Había salido del club para obtener una mala ventura y conseguir solamente más dolor. —Juré en vano, hice algo estúpido de todas maneras…Igor frunció sus labios, se sentía incómodo y tenía rabia. Debió alcanzarla antes, no debió dejarla salir en cuanto la vio correr hacia la salida. No debió… No quería que hiciera algo estúpido, pero no quería tener que entregarla a Andrei y muchos menos ocultarle algo al hombre que más admiraba por una chiquilla. Pero estaba avergonzado de sí mismo, ella confiaba en él y le estaba pidiendo perdón, mientras él la había dejado a la deriva, a sabiendas que los alrededores de ese club no eran para una chica como ella.—Está bien —su voz quería sosegarla—. No pasa nada… Se alejó para ver el resto de su cuerpo, y fue ahí c
—¿Es Andrei? —preguntó ella en cuanto notó la silueta negra a unos pasos de ellos. El chico rubio asintió y ella aferró sus brazos al cuello de él para que no la soltara.Igor dio los últimos pasos hasta quedar a un lado de su líder, dándole la única seguridad que podía darle a Elisa: sostenerla aún en sus brazos. Ella, por su parte, mantuvo su rostro descansando en el hombro de quien hasta ahora, era su único héroe, tratando de enfocar su visión en el rostro de Andrei para saber qué le decían sus ojos, pero no podía. Se estaba asustando, ella quería ver pero no podía. ¿Por qué?Andrei miraba a Elisa, podía ver su intento por mirarlo, pero sus ojos estaban en otra órbita. Sus deliciosos labios estaban rotos, su nariz pequeña y respingada tenía sangre, sus brazos estaban maltratados y sus piernas también.¿Qué mierda le había pasado? Un golpe parecido a la angustia le atacó el pecho.—¿Qué es esto? —le preguntó a Igor, seriamente.—Huí porque no quería que me vieran llorar, llegué a