134. Luz

Una mujer ya deja su último toque de polvo en la mejilla roja que le ha costado ocultar en Altagracia. Ha pasado desde que empezó el amanecer de éste tedioso día sentada mientras es atendida por éstas mujeres, tratando de buscar alguna señal del fiscal Omar.

La única salida para esto se le fue arrebatado de las manos de una manera tan bestial que sólo pensar en ese horror la tiene delirando.

Ignacio se marchó de la finca. Lo hizo. La arrastró a la camioneta con los ojos tapados con una tela. Sin saber cuantas horas pasaron desde que se fueron de la finca, Altagracia tampoco pudo gritar por la cinta que usaron como mordaza. Estaba petrificada, creyendo que acabarían con su vida. Pero cuando le quitaron la capucha, el nuevo lugar era una simple casa.

Altagracia se negó a caminar, así que Ignacio la arrastró en silencio hacia el cuarto.

—Vístanla —les ordenó a unas cuantas mujeres que se quedaron inmóviles por las órdenes estrictas de Ignacio.

No quiso desayunar, tampoco probar ni agua.
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP