Capítulo77
El sudor, mezclado con sangre encostrada, fluía desde la cabeza hasta el cuello. En este clima tan gélido, el sudor se congelaba rápidamente, convirtiendo el calor corporal en un frío penetrante que calaba hasta los huesos.

—Isabelita… —Pan respiraba con dificultad, con escarcha de frio acumulada en sus pestañas. —¿De verdad… verdad no vamos a ayudarlos? ¿Solo nos quedaremos aquí a defender?

—Las órdenes son órdenes. Si nos mandan defender el almacén, lo defendemos —dijo Isabella, apoyada contra la pared.

A pesar de llevar la armadura puesta, tenía dos cortes en el brazo. No sangraban y no le dolían, pero la sensación pegajosa y el frío la hacían sentir dolor.

Miró a su alrededor; todos estaban heridos. Sus armaduras de bambú y hierro estaban destrozadas. Esa batalla había sido realmente desastrosa.

—¿Las heridas no son graves? —preguntó Isabella.

Estrella agitó la mano, sin fuerzas para hablar.

Miraron los cuerpos que yacían a su lado. Algunos eran enemigos; otros, sus propios compañ
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