Capítulo75
En el campamento militar del Rey Benito, ubicado en las afueras de Torres, el rey apoyó ambas manos en la mesa y, con su alta figura inclinada hacia adelante, sus ojos bajo la luz de las velas, brillaban como las estrellas del cielo en galaxias lejanas.

—Pasen de inmediato la orden: atacaremos al amanecer. ¡Si tomamos Pueblo Tejón hoy, mañana habrá comida en abundancia, carne en cantidad, abrigos, mantas y todo lo necesario. Ellos han traído convoyes llenos de buenas provisiones a los Llanos Fronterizos del Sur.

Al oír que habría buena carne para comer, todos los soldados abrieron los ojos con emoción. El ejército de Benito había soportado mucho tiempo de privaciones, y estaban ansiosos por devorar a bocados todo lo que pudieran.

Desplegó el mapa y, señalando un pequeño círculo en el Pueblo Tejón, llamó a Isabella para que se acercara.

—Isabella, después de romper las defensas del lugar, llevarás tres mil soldados directamente a Villa Peregrina. Es allí donde almacenan sus provisiones.
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